En estas (hoy, domingo, en mi caso: 223) jornadas que llevamos en aislamiento consentido no debe haber otra frase que se haya dicho y deseado más genuinamente que “Cuando esto pase”. Se la pronunció, más que nada, con esperanza y con ilusión, pero también con ánimo y desánimo, con expectativa y con desazón, con calma y con ira, con cariño y con rasguños, con propósito de augurio o de maldición, mañana, tarde y noche. Todos dijimos, o pensamos, en algún momento “Cuando esto pase”. La manipularon los que nos mintieron afirmando que no era más que una gripecita hasta los que más temprano que tarde entendimos que algo muy indeseable había llegado a desparramar los planes mediatos e inmediatos y, lo peor, a liquidar irremplazables vidas humanas. La lista de promesas, de tan extensa, parece inacabable, desde aflojar con el zoom que llegó a mimetizarse en zoompleaños hasta la ansiada posibilidad de volver a andar de la mano por la calle con quien uno ama; desde trabajar y estudiar en los lugares en donde eso debe ocurrir a despreocuparnos del alcohol en gel.

En estos días le pedí a una cantidad de familiares, amigas y amigos que contaran qué tenían en sus cabezas para “cuando esto pasé”. Recibí más respuestas de las que una columna como esta admite. Como ejemplo daba lo que tengo yo en mis planes: ir a abrazar a mis nietos y correr con ellos, alrededor de su casa, como si diéramos una vuelta olímpica festejando un campeonato. Sin fecha establecida a la vista para cumplir con esa ceremonia, comparto algunas de las contestaciones que recibí.

“Cuando esto pase voy a salir a la calle a abrazar a todo el mundo, los conozca o no” (Liliana, 74).

“Cuando esto pase, lo primero que me viene a la cabeza es viajar. Agarrar el auto, perderme en una ruta, parar a comer en una parrilla sin pretensiones ni barbijos y después tirarme a dormir una siesta. Si sobran unos mangos, viajar, más lejos, libremente, a algún lugar con frío en donde no tenga que pensar en el bicho” (Eduardo, 64)

“Cuando esto pase, todos estaremos menos solos, menos temerosos y, seguro, más gordos” (Lucía, 29).

“Cuando esto pase, iré a mis lugares de trabajo; veré una obra de teatro a las 20.30 y una película a las 22.30. Cenaré en el auto entre una cosa y la otra. Y diré, gracias por permitir que la vida sea como era entonces “(Víctor Hugo).

“Cuando esto pase será el momento de vivir distinto, como aprendimos a hacerlo en estos meses en que nos movimos solo lo necesario y hasta redujimos al máximo nuestros consumos” (Inés, 43).

“Cuando esto pase, lo primero que deseo es abrazar a mis hermanas y a mis sobrinos nietos a los que no veo desde febrero. Y también correré a mis librerías adoradas de la calle Corrientes a buscar muchos libros. Durante la pandemia, los libros fueron mis grandes aliados” (Ana, 67).

“Cuando esto pase, lo primero que haré es tener sexo en sinfín con cualquiera que no sea yo mismo. Previo abrazo a familiares y amigos, claro” (Néstor,72).

“Cuando esto pase quiero ir al teatro, pero sin que antes de entrar alguien me tome la temperatura, porque para eso mejor voy al médico” (Mariano, 53).

“Cuando esto pase queremos agarrar el auto y tomar hacia cualquier punto cardinal: Cacheuta, Cafayate, coronel Pringles. Que lo único importante sea el camino y parar en la ruta a comer algo” (Julieta y Germán, 53).

“Cuando esto pase quiero volver a ir a la escuela y también juntarme con mis amigas para ir al cine” (Carmela, 11).

“” Cuando esto pase quiero volver a abrazarme en la tribuna de Rácing, con mi viejo y con mis amigos, pero también con desconocidos” (Humphrey,41).

“Cuando esto pase quiero abrazar y besar a mi mamá, a mis hermanos, toda la familia, mis amigues; volver a las reuniones sociales, las sobremesas largas. Poder salir a la ruta, con libertad para circular y planificar encuentros y viajes. ¡¡¡y dejar de usar barbijo!!!(Diego, 49).

“Cuando esto pase, luego de efusivos abrazos y besos entre quiénes nos queremos, iré a la biblioteca a buscar el libro Las uvas de la ira, de John Steinbeck, escrito en 1939. En estos días he pensado mucho en él y quiénes lo hayan leído se imaginarán por qué. En nombre de la resistencia: hay una película de 1940 sobre el libro, dirigida por John Ford” (Gabriela, 85, desde Barcelona)

“Cuando esto pase lo que me da más ganas es juntarme con hijas y amigos en una marcha multitudinaria y celebrar y abrazarnos en la calle. Nunca lo necesité tanto. No la pasé mal este año. Soy dibujante, que es un trabajo de encierro, parecido a como fue la primera parte de la cuarentena” (Augusto,50).

“Cuando esto pase quiero ir al cine a la primera sección del domingo. Y compartir un asado con familia o amigos” (Silvia, 50)

“Cuando esto pase quiero que me reconozcan como veterano del Covid. Si es cierto que el coronavirus nos metió en una guerra y si Dios quiere que salga ileso, sería razonable porque pasé meses de estrés, temores y depresión encubierta” (Gustavo,46).

“Cuando esto pase quiero subirme al auto, con familia, mate y música de fondo, agarrar una ruta sin rumbo definido, sintiendo que dejamos atrás este tiempo sin tiempo” (Emanuel, 42).

“Cuando esto pase necesito ir a la cancha, para volver a sentir el olorcito del choripán, la música de cumbia y para abrazarme con el que tenga más cerca cuando hagamos un gol” (Micaela, 41)

“Cuando esto pase tendremos que agradecer a los que nos cuidaron pensando en nosotros y seguir repudiando a los que únicamente pensaron en ellos. Lo primero que voy a hacer es volver a salir al balcón a las 9 de la noche y aplaudir a los médicos y enfermeros” (Martín, 38).

“Cuando esto pase lo que más quiero es volver a juntarme con mis amigos” (Bruno, 14).

“Cuando esto pase tendremos que barajar y dar de nuevo y retomar muchos temas y conversaciones allí donde los habíamos interrumpido. Pero también me pregunto si nos vamos a acordar de qué estábamos hablando AdP (Antes de Pandemia). A mí me va a costar un poco” (Isabel 45).

“Cuando esto pase, tendremos que poner manos a la obra para la reconstrucción” (Diego, 51)

“Cuando esto pase quiero juntarme con todos los amigos a los que este año no pude ver personalmente y abrazarlos. Extraño mucho abrazar” (Soledad, 40).

“Cuando esto pase me sentiré orgulloso por haber superado la barrera del contacto más temido: encontrarme conmigo mismo durante tantos meses seguidos” (Lisandro, 27).

Todavía no pasó

Las respuestas fueron tantas que podríamos seguir con ellas hasta el domingo que viene. Pero las publicadas hasta aquí son lo suficientemente demostrativas de los sentimientos y deseos más fuertes. Mientras cada uno seguirá planeando en su cabeza su escenario ideal para cuando esto pase, cualquier lector podrá elaborar su propia respuesta y manifestarlo en la página web de este diario.

“Cuando esto pase”, quiere significar que, inevitablemente, todos tendremos que incorporar como propias cuestiones como la pobreza y la desigualdad, a las que el virus elevó en proporciones dramáticas. Cuanto más pateemos para adelante estos temas centrales evidenciará que no pudimos aprender una de tantas lecciones posibles del encierro y que no terminamos de entender que de la excepcionalidad del confinamiento y de sus consecuencias nadie se salva solo. “Cuando esto pase” habrá una ola de alivio y el mundo será otro. Hagamos todo lo necesario para que sea mejor que este. Y para que la vacuna – la rusa o cualquiera que haga bien – haga realidad a todas estas aspiraciones tan emocionantes.