La gestión de residuos en la Ciudad es tan cara que Buenos Aires gastará más dinero en servicios de higiene en 2018 que en la construcción del Paseo del Bajo, la obra más importante del distrito capitalino en las últimas décadas.

Los 16.428 millones de pesos equivalen a 800 millones de dólares y la plata destinada a recolectar, tratar, reciclar y controlar la basura que generan los porteños se llevará el 7% del gasto total de la CABA de este año.

En otros años ese porcentaje fue mayor, pero desde que la Ciudad tiene a su cargo la Policía, el número cayó entre el 1% y el 3% respecto de los últimos diez años. La cifra duplica el presupuesto total anual del municipio de La Matanza, que gobierna Verónica Magario, que tiene una mayor superficie.En la Ciudad esos montos millonarios se dividen entre las cinco empresas que realizan la recolección de residuos en la mayor parte de las comunas porteñas y el Ente de Higiene Urbana, que brinda el servicio en parte del sur capitalino. Se trata de la Zona 5, también denominada zona testigo.

La gestión de la basura en Villa Riachuelo, Liniers, Villa Lugano y parte de Villa Soldati aporta datos sorprendentes, ya que la limpieza de esos barrios le cuesta al Estado una tercera parte de lo que cobran los privados.Pero los residuos fueron noticia esta semana por otros motivos: la Legislatura votará en la última semana de abril modificaciones a la Ley de Basura Cero. Los cambios serán tres, pero uno de ellos se llevó todas las miradas.

«Artículo 7°.- Queda prohibido, desde la publicación de la presente, la combustión de residuos sólidos urbanos sin recuperación de energía», reza el texto que fue discutido el pasado lunes en la Comisión de Planeamiento del parlamento porteño.Como informó este diario en su edición del 11 de marzo, la nueva normativa cambiará la matriz del negocio de la basura en la Ciudad: dentro de poco tiempo el Estado nacional pagará millones de dólares por la energía que se genere a partir de la incineración de residuos. La decisión de Horacio Rodríguez Larreta puso en alerta a organizaciones ecologistas, pero también a las sociales. Los residuos que generan mayor cantidad de energía son los derivados de la madera, aquellos que constituyen el principal sustento de los cartoneros. «Los porteños pagamos carísimo un servicio ineficiente, que sólo es buen negocio para las empresas contratistas, a las que el Estado controla poco y mal», se quejó la titular de la Auditoría porteña, Cecilia Segura. «