Con la industria en una pendiente sin retorno, la lógica del neoliberalismo indica que la capacitación que apunta a ese sector es descartable. Los Institutos de Formación Técnica Superior (IFTS) ofrecen carreras de tres años de duración en horario vespertino. Allí se forman profesionales en Telecomunicaciones e Informática pero también en Gestión Cultural o Ceremonial y Protocolo. Al igual que las escuelas nocturnas que el gobierno porteño intentó cerrar, los IFTS están adaptados a alumnos que trabajan y que sólo pueden cursar en el turno noche.

En octubre de 2018, Horacio Rodríguez Larreta y su ministra de Educación, Soledad Acuña, tomaron la decisión de fusionar cinco institutos: el N° 4, ubicado en Trelles 948, a metros de Plaza Irlanda; el N° 9, de Venezuela 771, en San Telmo; el N° 16, de Lascano 4044, en Monte Castro; el IFTS 22 de Los Patos 3080, barrio de Parque Patricios; y el N° 29, de Yerbal 25, en Caballito.

«No hace falta decir que si una persona estudia en un barrio, trasladarse a otro, muy lejano, le genera un problema», dice a Tiempo Soledad Rocha, alumna del IFTS 9. «Con esta decisión, la Ciudad pone en riesgo las matrículas de los institutos y los puestos de trabajo de docentes y administrativos, considerando que muchos de los ayudantes de trabajos prácticos o profesores son suplentes o interinos».

De llegar a concretarse la fusión de estos cinco ITFS, alrededor de 40 trabajadores y trabajadoras de la educación verían comprometidos sus puestos, y más de mil alumnas y alumnos, sus estudios.

Por parte de la cartera educativa porteña no hubo argumentos sólidos que justifiquen la fusión. Según explicó una fuente del Ministerio a este diario, la idea es concentrar a los IFTS 4 y 16 en lo que llaman el Polo Educativo Técnico, ubicado en Murguiondo 2105, Mataderos. Los otros tres institutos serían fusionados con otros establecimientos aún no definidos.

«Cuando nos enteramos del traslado hubo mucha desorganización y ningún comunicado oficial», aporta Gala Tarrats, alumna del IFTS 29, que hace pocos días fue fusionado con el N° 20. «La ‘nueva’ institución nos informó que se podía ingresar en el mismo horario que ya teníamos, a las 18:30, pero que existía una pre-hora por la que se podía optar para comenzar la clase antes, a las 18:05. Muchos alumnos tienen que viajar el doble, les queda más lejos. No tuvieron en cuenta nuestras necesidades y priorizaron un horario que no estaba estipulado dentro de las posibilidades».

Este cierre encubierto presenta un dato en común en los institutos: sus rectores se jubilaron y el Ministerio no autorizó concursos para nombrar nuevas autoridades. En el caso de los IFTS 4, 22 y 29, las resoluciones de traslado salieron sin ser publicadas en el Boletín Oficial. El N° 4 presentó un amparo que momentáneamente impide su traslado. Respecto al N° 22, el gobierno ya reubicó la carrera de Protocolo y Ceremonial en el IFTS 12.

Santiago Perrin, delegado de 3° año e integrante del centro de estudiantes del IFTS 16, asegura a Tiempo que su instituto «es el único de la zona que brinda la carrera de Analista en Sistemas y es uno de los institutos con más egresados por año. Los alumnos lo eligen por la cercanía». De ser trasladado a más de 7 kilómetros, a Mataderos, muchos alumnos advirtieron que no podrán continuar sus estudios. La desprolijidad con esta decisión es tal que el gobierno quiere fusionar los institutos en un edificio que aún no construyó. «La obra que están llevando a cabo en Mataderos no está finalizada, por lo tanto este año no podrán hacer la mudanza».

La comunidad educativa de las técnicas coincide en que varios rectores y rectoras de los IFTS no cumplen con su función y son directamente asesores de la dirección de Formación Superior del Ministerio. Muchos hostigan y aprietan a vicerrectores o les prometen cargos para que se acepten los traslados. «