La supuesta confesión de un acusado por narcotráfico sobre su participación en un atentado contra el ex funcionario del área de Defensa del gobierno de Cambiemos José Luis Vila tiene un punto oscuro.  Es como si hubiera dos fotos de un mismo hecho, pero tomadas en momentos y con protagonistas distintos. El escenario de la colocación de una bomba casera a metros del Congreso tiene dos versiones judiciales. Y se contradicen.

Sergio Cristian Rodríguez, alias “Verdura” o “Tomate”, declaró dos veces en indagatoria ante el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena: el 27 de febrero y el 9 de marzo pasados.  Dijo que un agente de la AFI, el abogado Facundo Melo, le había presentado a otra persona, apodada “El Francés”, quien le encargó la colocación de la bomba en una casa en la que ya sabía que no vivía Vila. Su retribución iba a ser una credencial de la AFI que le simplificaría su expansión en la venta de drogas en el sur del Gran Buenos Aires.

El atentado, que más pareció una advertencia de contenido mafioso, ocurrió el 6 de julio de 2018 por la noche. “Verdura” afirmó que “el Francés” lo llevó en un automóvil hasta el objetivo. Y reconoció que fue él quien colocó la bomba, que sabía que no podía explotar. “Cuando estaba llegando me mostró una foto en el celular y me dijo: le tenemos que dar un vuelto a este”. Rodríguez vio en la foto de Vila a alguien parecido al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Pero en la declaración, a la que tuvo acceso Tiempo, hay un detalle significativo. Verdura Rodríguez expresó: “Yo estaba vestido con un jean, zapatillas y una remera. Yo no tenía gorra ni nada. Me acuerdo que no hacía frío”.

Nada de eso coincide con la investigación que llevó adelante el juez federal porteño Sebastián Ramos, con intervención del fiscal Guillermo Marijuán. 

En el marco de la investigación fueron obtenidas las imágenes de la cámara de seguridad del edificio de la Avenida Callao 1219, en cuya entrada fue colocado el explosivo. “El encargado del edificio aportó las cámaras de seguridad, donde se observa una persona que vestía campera oscura, pantalón claro y bufanda grande color clara que tapa su cara, que se aproxima caminando en sentido contrario al tráfico, coloca la caja y continúa su marcha”.

Esa descripción figura en un documento secuestrado en el teléfono celular del imputado Melo, titulado “susto”.  La confusa redacción de ese documento, que parece un parte policial, deja un margen para la duda sobre el momento real de colocación del artefacto. Por un lado, figura la hora 23.15 del 6 de julio. Pero el mismo texto explica que quien dio aviso sobre la aparición de un “paquete extraño” fue una adolescente de 14 años de edad, que llamó al teléfono de emergencias 911 “en la tarde del martes 7 de julio”.

Tampoco eso coincide con la realidad. El 7 de julio no fue martes sino sábado.  Pero el archivo histórico meteorológico indica que el 6 de julio la temperatura máxima fue de 11 grados, con una humedad del 93,5 por ciento, y el 7, 12 grados y ciento por ciento de humedad.