A diez días del inicio de las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires, no sólo no volvieron “todos los chicos, todos los días, todas las horas”, como anunciaba el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, sino que además quienes están exceptuados de ir al aula por tener o convivir con personas con factores de riesgo en el marco de la pandemia de coronavirus no vieron garantizado su derecho a la educación. Con todas las fichas puestas en la presencialidad y presiones para que sea total, la gestión de la ministra Soledad Acuña no garantizó aún la alternativa virtual para quienes la necesiten.

Nenes y nenas de nivel inicial, así como de los primeros tres grados del primario y de modalidad especial y los primeros dos años del secundario ya completaron su segunda semana de clases. Mientras que estudiantes de los últimos cuatro grados del primario y de la modalidad especial están cerrando este viernes su primera semana del ciclo lectivo 2021. En estas primeras semanas, desde distintas escuelas, niveles y barrios de la Ciudad surgen reclamos por la inexistencia de propuesta virtual para quienes no están en condiciones de volver a las aulas.

“El director dijo que no estaba previsto ningún acompañamiento virtual porque no tienen docentes, están toda la jornada atendiendo las dos burbujas y no habría tiempo para sumar la virtualidad. Entonces muchos que dudaban si mandarlos o no los terminaron mandando a sus hijos porque tenían miedo que se atrasaran en contenidos”, contó a Tiempo Carolina, mamá de un nene que está empezando sexto grado y de una nena en jardín maternal. Por convivir con una persona mayor de 60 años, presentaron la declaración jurada para poder acceder a las clases no presenciales. Hasta ahora, fueron nulas.

“Armamos un grupo de Whatsapp donde otras madres comparten lo que van viendo los chicos que sí van a la escuela, siempre con la expectativa de que en algún momento nos den una respuesta”, relató la mujer. “Lo virtual se cortó y los contenidos que daban en 8 horas se redujeron a tres. Le pregunté al director y obviamente no van a ver la misma cantidad de contenidos. Me dijo que no hay complemento virtual porque los docentes están ahí todo el día. Así que ni siquiera los que van presencial van a ver todos los contenidos”, señaló Carolina, y concluyó: “Básicamente, mi hijo está desescolarizado”. Por el momento, decidió contratar a una maestra particular para que el nene pueda estudiar de alguna manera.

“Las escuelas deben garantizar la continuidad pedagógica. Está contemplado”, fue la respuesta del Ministerio de Educación ante la consulta de este diario. Sin embargo, tal como se hizo con el diseño de protocolos para el retorno a las aulas, el modo en que eso se implemente depende de cada escuela. Ante la no contratación de personal específico, una de las opciones disponibles es que se ocupen las y los docentes exceptuados de la presencialidad por tener factores de riesgo, pero cuántos y de qué especialidades se exceptúan en cada escuela es un factor azaroso que no garantiza la resolución del problema.

“Llamo a la escuela y me dicen que no tienen docentes exceptuados, que llame al distrito. Ahí me dicen que eso lo organiza la escuela. Lo último que me dijeron, como para sacarme de encima, es que empieza el primero de marzo lo virtual. Pero no hay nada seguro. La escuela dice que no tiene docentes exceptuados y tienen que buscar en el distrito a alguien”, dijo Mariana, mamá de un nene de segundo grado en una escuela pública porteña. “Estoy en contacto con la docente de mi hijo y de onda me está dando por mail las tareas, pero ella ya trabaja ocho horas por día en las aulas. La sensación es que no está pensada la virtualidad. Es mentira, no hay. Es lo que uno se va dando cuenta. Ni siquiera saben quién lo va a organizar”, definió la mujer, y remató: “No me la puedo agarrar con la escuela. Hay que agarrársela con Acuña. Es la que dijo que abran las escuelas pero no pensó nada”.

Desde el colectivo de Familias por un Retorno Seguro a las Escuelas, Valeria Añón señaló que “como todo en estos días de asistencia de los chicos a las escuelas, la propuesta virtual en estas semanas ha sido desorganizada, incoherente y escasa en buena parte de las escuelas de la ciudad. Depende en gran medida de la voluntad y recursos de cada escuela. Lo que se pide es presencialidad total y sabemos que hay una presión muy fuerte sobre directivos y supervisores para que esto se cumpla. Por lo tanto, no hay casi ninguna propuesta efectiva todavía para aquellos alumnos exceptuados por tener factor de riesgo o familiares en riesgo. Esto en muchos casos empuja a familias a una presencialidad no deseada por temor a que sus hijos pierdan ahora sí efectivamente la posibilidad de cursar o estudiar”.

Mientras las familias apuntan a Acuña por estas falencias y las y los docentes hacen malabares para organizarse entre grados, burbujas y protocolos, hay gran cantidad de cargos docentes vacantes y grados sin maestro o maestra asignada. “Hay un profundo problema y malestar con los cargos docentes. Se pasaron los actos públicos a la virtualidad. No se publicitan, no se conocen, en plataformas difíciles que exigen un montón de documentación escaneada. Los docentes no se enteran y no se pueden presentar. Hace 24 horas hubo uno y quedaron vacantes casi 250 cargos, mientras se exige presencialidad total en una enorme cantidad de grados a lo largo de toda la ciudad en grupos que ni siquiera tienen maestro a cargo”, advirtió Añón.

La Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), que ya venía reclamando por el acceso igualitario a la conectividad y los dispositivos tecnológicos de todas y todos los estudiantes porteños durante la pandemia, presentó un pedido previo al inicio del ciclo lectivo 2021 para que se garantizara la educación virtual de las y los exceptuados. “Todavía no se resolvió nuestro pedido de medida cautelar. El expediente está en vista en la fiscalía hace mas de 10 días”, respondieron desde ese espacio. Y agregaron: “Para nosotros es muy importante que esto se resuelva y se otorgue la medida ya que se trata de garantizar los derechos de niños y niñas. Además de su derecho de acceder a internet, en este contexto es clave que puedan acceder a la educación en igualdad de condiciones”.

Este es el panorama en la Ciudad, donde unas 88 burbujas ya fueron aisladas o quedaron sin actividad desde el inicio de clases presenciales, según datos del Ministerio de Educación consignados por la agencia estatal Télam. En tanto, en el último informe difundido del operativo en los centros de testeo a docentes y no docentes de escuelas públicas y privadas desde el 8 de febrero, fueron confirmados 304 casos positivos. Pese a estos indicadores, desde distintas escuelas dieron cuenta de presiones por parte de las autoridades educativas para ampliar la modalidad de clases presenciales. En colegios como el Mariano Acosta o la Escuela de Cerámica N°1, por caso, hubo presiones directas para redefinir e incrementar los esquemas de presencialidad, pese a que fue el propio ministerio de Educación el que puso en manos de las escuelas la organización de tales esquemas.

“Estamos exigiendo que se convoque a actos públicos para cubrir los cargos para todos los esquemas que se apliquen, tanto para aislamiento –docentes que cubren distintos grupos- como para virtualidad”, planteó Pablo Francisco, Secretario de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de la Unión de trabajadores de la Educación (UTE). “Es inaudito. Con tantos docentes sin trabajo están quedando muchos cargos sin cubrir por irregularidades en el sistema virtual de concursos. Hay escuelas con cuatro grados sin maestros. Hasta el miércoles habíamos contado en primarias públicas de la ciudad y de los registros que nos van llegando 30 grados sin cubrir”, añadió.

El menor presupuesto de la historia

La Ciudad de Buenos Aires dispuso para este ciclo lectivo el presupuesto más bajo de la última década. Factor que explica parte importante de las problemáticas denunciadas desde las comunidades educativas en plena pandemia. “La madre de todo esto es el tema presupuestario. El Gobierno no va a poner un mango más. Tenemos el problema de las dispensas, la excepción de compañeros. Dicen si no tienen quien les cuide a los pibes, no es problema de ellos. O los que conviven con familiares de riesgo: el niño que convive con un familiar de riesgo, como es peligroso, puede no venir, pero el adulto no. Hay una doble vara que se justifica por el tema presupuestario. En educación media dijeron que si un profesor se exceptúa no van a poner suplente. Garantizar la educación sigue siendo un verso”, definió Jorge Adaro, referente de Ademys.

En base a su experiencia como docente, contó: “Todavía no se armó lo virtual. Recién estamos viendo quiénes son los pibes que no van a tener presencialidad. Estimo que una compañera que está trabajando en la virtualidad puede ser una de las que se encargue, pero no hay nada concreto. Porque eso, como todo lo que plantea el protocolo, el Gobierno lo deja en manos de la conducción escolar. Después van a echar mano a la ley de emergencia y esencialidad para sacar docentes con otras funciones para que hagan eso, por ejemplo, un bibliotecario. Cualquier cosa que no implique poner plata”, consideró el delegado. Y señaló que, al mismo tiempo, “los actos públicos son un desastre; tardan en hacer las convocatorias. El dedo está funcionando como nunca para las designaciones. Esta semana teníamos 500 cargos sin cubrir para maestros de grado”. En paralelo, “a partir de las situaciones que el Gobierno no contempla como las dispensas, hay compañeras renunciando a sus trabajos. Sigue aumentando, aunque sea por goteo, la cantidad de puestos vacantes de docentes”.

No solo en CABA

En gran parte del país las clases presenciales retornarán el próximo primero de marzo. En muchas comunidades educativas, se avecina una problemática semejante a la que ya se da en CABA.

“Soy docente y mamá y estoy inmunodeprimida, por lo tanto voy a trabajar virtual y mi hija estudiará virtual. Cómo va a trabajar mi hija, aún no lo sabemos”, contó una madre desde San Luis, donde tampoco se especificó aún la propuesta pedagógica para las y los exceptuados. “Estoy casi segura que le sacarán foto a la carpeta de la maestra y me mandarán para hacer la tarea en casa”, dijo.

Noel, mamá de una nena de diez años con asma leve en Córdoba Capital, contó que cuando planteó a la escuela que no optaría por las clases presenciales “el colegio respondió que estamos prácticamente obligados a ir de forma presencial porque no hay otra opción, porque para ellos y para el Ministerio de Salud el asma leve no es una patología que la vaya a exceptuar. La doctora de mi hija me respondió lo mismo. Le pregunté si me asegura que mi hija con asma leve no se le va a complicar, si no se va a morir si se contagia coronavirus. Me respondió que obviamente no me lo podía asegurar. Que por lo general los niños con asma severa son los que se complican, pero nadie me puede asegurar que mi hija no la va a pasar mal”. La mujer contó que decidió “enviarla extremando todos los cuidados. Estoy súper dolida, me siento entre la espada y la pared”.