«Si Argentina sigue por este camino, le ganará la batalla a la inflación», aseguró el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. «Creemos que la inflación va a seguir bajando los próximos meses» y que «las fuerzas económicas que reducen la inflación ya están en marcha», lo siguió el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, tras conocerse que los precios al consumidor subieron un 3,4% en abril. Sin embargo, el optimismo oficial choca de frente con la realidad macroeconómica.

El dólar es el gran cuco del optimismo inflacionario que maneja el gobierno. No sólo por las posibles devaluaciones del peso en el futuro, que parecen inevitables, sino por los resabios de las devaluaciones pasadas. Victoria Giarrizzo, economista y directora del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX), aseguró a Tiempo: «Las empresas siguen sin poder trasladar a precios todo el aumento de costo que tuvieron en las devaluaciones anteriores. Por lo cual, la inflación subirá aun con un dólar estable. Así, la inflación será como mínimo del 45%. Si el dólar supera el umbral de los $ 51, se va a disparar muy por encima de ese 45 por ciento».

Claudio Lozano, economista y dirigente nacional del partido Unidad Popular, explicó a este medio: «El gobierno apuesta a tener una inflación a la baja hasta julio, a partir de la contención del tipo de cambio y del congelamiento de tarifas. Esto significa frenar los saltos cambiarios de manera artificial, sobre la base del acuerdo con el FMI que les permite rifar los pocos dólares de los que disponemos para contener el tipo de cambio».

«Independientemente de la cuestión electoral, hay cosas que se van a resolver sobre la base de un nuevo salto cambiario: la más importante es la bomba de las Leliq, que implicar licuar la deuda del Banco Central con los bancos y para eso el dólar debe subir», analizó Lozano. Con todo, «es muy difícil pensar en una inflación por debajo del 40 o 45%, como piso». El optimismo oficial «no tiene ningún fundamento en materia económica. Es mero maquillaje electoral de un gobierno que se ha derrumbado económica y políticamente», afirmó Lozano.

Hernán Letcher, economista y director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), habló en el mismo sentido: «El gobierno va a intentar apreciar el tipo de cambio como sea. Utilizará las reservas que sean necesarias, los adelantos del FMI, etc., para tratar de sostener el tipo de cambio. Si lo logra, la tendencia inflacionaria puede ceder durante un tiempo. A pesar de esto, tarde o temprano el dólar se va a disparar».

Letcher también alertó sobre la postura optimista del gobierno: «Es el anticipo de lo que van a decir de ahora en más, recostándose en lo que se llama ventaja estadística: los guarismos interanuales se ven positivos porque se comparan contra un año muy malo. Van a plantear que es un resultado de la política de Sandleris y van seguir el mismo rumbo».

Giarrizo agregó otro factor que pone en jaque a la inflación: el ajuste de sectores que no aumentaron mucho el año pasado. «En indumentaria se ve muy claro. Fue uno de los sectores que menos subió los precios en 2018 y todo indica que este año harán un traslado mayor: el mes pasado fue uno de los ítems que empujó a la inflación».

Otro factor es el traslado de precios mayoristas al consumidor. Lozano opinó: «La diferencia entre el nivel general de inflación (56%) y el mayorista (68%) habla de una inflación reprimida porque aún no se han trasladado precios, debido a la recesión vigente en el mercado interno. Hay una parte que se va a seguir trasladando gradualmente».

Para Giarrizzo, las tasas de referencia son otro problema: «Siguen por las nubes. Los costos financieros son altos y las expectativas son altas. Hay una demanda latente de dólares, se arma una pelota de pesos que emite el Central para pagar intereses y esos pesos se van a demanda de dólares porque caen en manos de especuladores». Finalmente apuntó: «La inestabilidad e incertidumbre cambiaria también lleva a los movimientos especulativos. Estos actores no se mueven por la inflación pasada, sino por la expectativa de la inflación futura. Después, tenés los sectores que abusan. Por ejemplo, en las grandes cadenas de supermercados, que remarcan precios porque tienen una posición dominante». «