«Eso que llaman amor es trabajo no pago», es el lema convertido en bandera del feminismo desde hace varios años. Cuidar hijos, hermanos, abuelos, padres. Cocinar, lavar, planchar, limpiar. Ir a buscar a los chicos al colegio, ayudar con la tarea escolar y un sinfín de actividades diarias no se ven reflejadas en un salario y, mucho menos, en una jubilación.

Según un informe de la Universidad de Avellaneda (Undav), el 20% del PBI corresponde a trabajo doméstico y de cuidados no pago. Ese trabajo, cuyo aporte casi duplica a sectores como el comercio y la industria, tiene una participación femenina del 72 por ciento.

En este contexto, Anses ultima detalles para el lanzamiento del Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado, que por primera vez reconoce a las tareas domésticas y de cuidado como un trabajo, en lo que significa un precedente de suma importancia para nuevas iniciativas de la misma índole.

En términos de empleo, las mujeres están sobrerrepresentadas en todos los índices de manera negativa. Tienen menor tasa que los varones en los índices de actividad y de empleo, y mayor tasa en los de desocupación, subocupación y empleo no registrado. Al final de ese camino de precarización laboral, se encuentra una jubilación mínima, en el mejor de los casos, o una PUAM (Prestación Universal para el Adulto Mayor), cuyo monto es menor al haber mínimo y que para las mujeres significa, en los hechos, una suba en la edad jubilatoria. En el peor de los casos, el final es la desidia estatal.

Mercedes D’Alessandro, directora nacional de Economía, Igualdad y Género, explicó a Tiempo que buena parte de esta desigualdad es producida por la obligación cultural que tienen las mujeres con respecto a las tareas de cuidado. «Muchas mujeres se tienen que retirar del mercado laboral cuando son madres y eso las hace perder posibilidades de crecimiento y desarrollo en el terreno laboral».

En el mismo sentido, apuntó: «Esta iniciativa reconoce al trabajo doméstico como tal, que debe ser reconocido y no penalizado. Hoy en día, cuidar te penaliza en el mercado laboral».

Las desigualdades son infinitas. Según Undav, el ingreso de las mujeres es un 31% menor al de los varones. Dentro del 10% más pobre de la población, siete de cada diez personas son mujeres, fenómeno que se conoce como la feminización de la pobreza. Solo tres de cada diez cargos directivos o jefaturas son ocupados por mujeres. Durante la pandemia, las desigualdades se profundizaron.

«Se puso de manifiesto en la pandemia, con la sobrecarga de tareas de cuidados que hubo en los hogares. Con escuelas, clubes y distintas actividades cerradas, les niñes tuvieron que quedarse en casa. Con abuelas en grupo de riesgo, no hay quien ayude. Todo esto hizo que muchas mujeres tuvieran que salir del mercado laboral para poder abocarse a estas tareas», describió D’Alessandro y agregó: «Pero también nos hizo avanzar mucho en esos debates que ya venían de antes; hoy es más valorado socialmente este trabajo, por lo cual una iniciativa como la de Anses no va a generar gran oposición, ya que la problemática se entiende mucho mejor».

Un informe de la dirección que lidera D’Alessandro en conjunto con Unicef reveló que nueve de cada diez mujeres no llegan a tener 20 años de aportes cuando arriban a los 60 años, la edad jubilatoria. «Es un dato escandaloso. Esto hace que la mayor parte de las mujeres aplique a la moratoria. El final de todas las desigualdades en el terreno laboral es la jubilación», argumentó la funcionaria.

D’Alessandro advirtió también que el sector más castigado por la pandemia son los hogares monomarentales. Y apuntó que en los hogares con dos personas adultas, si alguien se tiene que abocarse al cuidado es la mujer, generalmente.

En concreto, Anses reconocería un año de aportes por cada hijo. En el caso de las titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH), se agregarían dos años más por cada uno. De esta forma, según el Anses, de las 300 mil mujeres en edad de jubilarse, 155 mil podrían hacerlo a partir de este programa.

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que estos números son anuales, con lo cual significaría un beneficio muy importante. El titular del CEPA, Hernán Letcher, comentó a este medio que, «de salir como se anunció, hay muchas mujeres que podrían jubilarse sin tener que justificar años de aportes». Y agregó: “Hoy, la moratoria te exige cinco años de aportes a partir de 2003. La AUH nació en 2009. Si tenés dos hijos con AUH, se te van a reconocer seis años y vas a poder acceder a la moratoria de manera directa”.

En esta lectura preliminar, supeditada a los detalles del anuncio oficial, se verían beneficiadas todas las mujeres que hayan tenido o adoptado hijos después de 2003, ya sea con uno, dos, cuatro o seis años de aportes. «