El sexteto Aguafuertes nació de la mano de Francisco Huici a la cabeza. El proyecto incluye poesía, canciones, proyecciones, películas, música original: una instalación sonora  que trata de mostrar las voces del sonido porteño, con todas sus mezclas entrelazadas. Una idea que surgió allá por 2012 cuando Huici tocaba en varias bandas de música latina (sobre todo peruana y caribeña) y a su vez era parte del grupo tanguero Falopa. Ese recorrido que término formando un sexteto de jazz,  que condenso todo lo que Huici quería transmitir en un primer disco: Aguafuertes del Abasto.

“Desde que era chico y salíamos con mis primos a caminar por el barrio buscando aventuras. El Abasto es como un lugar mágico, que luego me llevó a explorar la música que por ahí sonaba: tango, salsa, folklore y boleros, todo en las mismas cuadras donde iba a visitar a mis abuelos”, comenta el músico. De conocer las salas y sótanos del Abasto, nació la inspiración. Para mostrar esa nueva música porteña quería entremezclar percusiones afroperuanas, tangos, milongas y demás música criolla, pasada por el tamiz jazzístico para poder unirlas. Sintió que era lo más autentico que podía hacer. 

“Entonces cree esta obra que muestra las distintas dimensiones que hay en estas mismas calles. Como hay personajes que se repiten y algunos que dan colores, pero que hablando la lengua universal de lo sonoro, son similares. Todos aportan su sabor: peruanos, venezolanos, senegaleses, colombianos, paraguayos, chinos, judíos, coreanos. Hice una cruza sonora, de cajones con bandoneón, de guitarra y tambores, que quise acompañar con poetas  y con imágenes audiovisuales que junte en una serie de cortos que subimos a las redes, aprovechando las capacidades expresivas de la modernidad”, comenta el creador.

En el disco se puede escuchar la voz de Juan Palomino, dando un cariz más teatral a lo interpretado, y músicos de  distintos géneros, dando la sensación de ser una explosión sonora. “Nuestra  idea es que nunca suene igual, que cada versión y cada tema tengan cada vez que los toquemos un sonido distinto, dependiendo quien este en escena, porque eso es lo que te encontras en las calles de Buenos Aires, pasas mil veces por un lugar pero nunca es igual”, destaca.

Partiendo del  Bar Roma, unos de los notables de la ciudad, ubicado en la esquina de San Luis y Anchorena,  Huici se dedico a hacer una especie de videoclip  para cada uno de los 10 temas (siete originales y  tres covers de canciones clásicas, como «Mañana en el Abasto» de Sumo, por nombrar una) que conforman el álbum.

“Mi papa había filmado en súper 8 procesiones en la década del ’70 entonces aproveche eso y le sume algo de las actualidad, de todo lo que te podes cruzar hoy en día por acá. Bares, mercados y todo los lugares donde la cultura está en ebullición”, destaca.

Su idea es armar para las futuras presentaciones en vivo –la fecha la dictará el devenir de la pandemia– una instalación sonora, con ambientación 360. “Queremos  lograr una versión expandida de Aguafuertes con una big band y un cuarteto de cuerdas, para dejar el Abasto y tomar otro vuelo. Queremos ser embajadores de los barrios y la fiesta popular, filmando y tocando en todos los lugares que sean emblemáticos: desde una peluquería, hasta una plaza o un cafetín. Porque amamos lo que pasa cuando se mezclan músicas y culturas distintas, esa riqueza es algo digno de festejar”, afirma Huici.

El músico también cree que la música es un gran vector social: “Nada aglutina más que una canción que hable de lo que nos pasa, que nos mueva el cuerpo y el alma. Tuve suerte de juntarme con músicos de formación académica, pero también con músicos callejeros, y ambos forjaron mis ganas de que ambas cosas dialoguen  en lo que hacemos. En el CCK puedo ir con una banda que toque en procesiones o en boliches para mostrar que es parte de nosotros. El arte es una gran herramienta de integración», concluye.


-El grupo Aguafuertes lanzó el disco Aguafuertes del Abasto.