A poco más de diez días del 123° aniversario de su nacimiento, que se conmemoró el 26 de abril, el escritor y periodista Roberto Arlt recibirá esta tarde un homenaje en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Se trata de la presentación del volumen Aguafuertes bonaerenses, una antología de las famosas crónicas publicadas entre 1927 y 1941, pero con un rasgo particular que permite leerlas bajo una identidad renovada. A diferencia de las Aguafuertes porteñas, nombre bajo el cual se publicaron aquellas columnas en el diario El Mundo, en las aquí reunidas el autor se dedica a retratar distintos parajes y paisajes de la provincia de Buenos Aires.

La presentación del libro, que reúne 42 textos y fue publicado por Ediciones Bonaerenses, se realizará este domingo en el stand de la Provincia de Buenos Aires, el 1801, ubicado en el Pabellón Amarillo de la Feria. Del encuentro , programado para las 17 horas, participarán Margarita Pierini, compiladora y prologuista de estas aguafuertes, y Laura Juárez, especialista en la obra y la figura de Arlt. La Feria del Libro se realiza como todos los años en La Rural de Palermo, Av. Santa Fe 4201.

No hay en la literatura argentina ningún escritor que haya sido tan discutido como Roberto Arlt. Y eso que en la literatura argentina los escritores discutidos no son pocos. Sobrecargado, lúcido, brutal y áspero pero también sentimental y sensible, tampoco hay nadie parecido a Roberto Arlt en la historia de las letras vernáculas. Solo Borges y su obra, con un estilo que se ubica en el otro extremo de la línea estética, cargan con un carácter tan único. Por supuesto, los textos reunidos en estas Aguafuertes bonaerenses no revelarán virtudes en la prosa de Arlt que ya no fueran sobradamente reconocidas a partir de su labor literaria y periodística.

Por el contrario, sí resulta novedoso lo que el corpus del libro propone. Esto es: encontrar reunidos en el mismo espacio a estos 42 artículos en los que el autor se aparta de su hábitat natural, la ciudad de Buenos Aires, en cuyo bullicio incesante tan cómodo se sentía. En lugar de eso, se permite avanzar por territorios extraños. En estas páginas Arlt oficia de observador virgen, un explorador que recorre la provincia con los ojos curiosos del visitante, bien lejos de su habitual papel de local.

Si bien la mayoría de los textos seleccionados por Pierini han sido reeditados en diversas publicaciones previas, dentro de estas Aguafuertes bonaerenses también hay lugar para la sorpresa y el descubrimiento. Incluso para aquellos lectores especialistas en la obra de Arlt. Es que el libro incluye tres textos que vuelven a ser publicados por primera vez desde su aparición original. Se trata de las aguafuertes “La tragedia de un padre que va a Mar del Plata” y “Música criolla”, que Arlt escribió para su columna del diario El Mundo, y del artículo “Entre los huelguistas de Avellaneda”, publicado en 1932 en la revista Actualidad.

aguafuertes

El carácter “novedoso” de estos tres textos viene a confirmar lo que ya se sabía: la potencia de la pluma de Arlt, la precisión de su mirada y, sobre todo, su asombrosa facilidad para el retrato social. Entre ellos, el más sorprendente resulta “Entre los huelguistas de Avellaneda”, escrito en 1932, a comienzos de lo que más tarde se empezaría a conocer como la Década Infame.

En primer lugar porque es el único que no pertenece a la serie de aguafuertes de El Mundo, pero también porque se aparta de dicho formato con claridad. En su lugar, Arlt ofrece una crónica periodística más cercana al reportaje, en la que entrevista en la isla Maciel a un grupo de trabajadores del frigorífico Anglo para dar a conocer sus míseras condiciones de trabajo y sus reclamos.

Con generosidad, Arlt les cede la palabra a los obreros, la mayoría inmigrantes lituanos, quienes exponen las condiciones de explotación en las que se desempeñan. Es imposible no recordar que casi 15 años después fueron esos mismos obreros de los frigoríficos ubicados en los suburbios al sur de la ciudad los que sostuvieron el surgimiento político de Perón. El retrato que pinta el autor describe muy bien sobre qué pilares de desigualdad se apoyaba aquella Argentina joven, pujante y rica que, según dicen algunos ahora, el peronismo se encargó de destruir.

Por supuesto que Arlt no podía saber nada de esto, pero su texto deja bien claro que el relato de aquel país como un paraíso perdido no es más que una construcción mítica con nada de inocente. Tal vez textos como este también permitan aventurar por qué su figura fue apartada del canon literario oficial durante tantos años.