Parece que (Juan José) Panno fue mutando de periodista a hincha. En el gol de Messi a México el protocolo de la imparcialidad quedó abollado por un interminable abrazo con un desconocido, mientras gritaba goooool.

–Por eso nos gustan los mundiales. Porque nos dan la posibilidad de ser otros. Un espacio de tiempo donde dejamos de ser los de siempre. Porque sabemos que es cada cuatro años. Y que, como un cumpleaños o un viaje, en un momento se termina.


El diálogo entre el periodista Daniel Miguez y el humorista, guionista y escritor Pedro Saborido forma parte del prólogo conversado al libro Qatar, volver a vivir que acaba de publicar Juan José Panno. Diario de un viaje alucinante es el subtítulo porque las historias que ahí se cuentan van mucho más allá de un recorrido futbolero. Son pinturas del primer Mundial árabe en el que la Argentina ganó su tercera estrella. Panno, que cubrió nueve copas desde 1974, va de las calles a los estadios, del lujo qatarí en la isla de La Perla al barrio de los trabajadores migrantes.

Qatar, volver a vivir fue uno de los títulos mundialistas que se presentaron en la Feria del Libro que cierra mañana. Ahí estuvimos también junto a Gastón Edul, con quien escribimos La Tercera durante larguísimas y urgentes jornadas de diciembre y enero. Bajo la conducción de Juan Pablo Varsky, la sala José Hernández volvió a gritar los goles y a aplaudir a Messi incluso con su «andá payá, bobo». Los libros sobre Qatar 2022 ya superan la decena cuando todavía no se cumplieron cinco meses de la final contra Francia. No debe haber otro mundial en la historia que haya parido tantos libros en tan poco tiempo.

Hay de todo, incluso la historia de un momento, la atajada de ciencia ficción con la que Emiliano «Dibu» Martínez desactivó el disparo de Kolo Muani. El libro se llama, por supuesto, La atajada, y lo escribió Gastón Quagliarello. El prólogo es el relato de Víctor Hugo Morales: «El ‘Dibu’ Martínez –dice en ese mismo instante– ha hecho una atajada a la que decirle épica es menospreciarla».

«La subtitulamos ‘La jugada que cambió la historia’ –dice Quagliarello– porque no se reduce a los 20 segundos en los que sucedió. La atajada tuvo una trascendencia cultural, histórica, que no sólo permitió ir a la tanda de los penales, sostener viva la esperanza y el sueño de ganar la copa del mundo pero también ganar un montón de facetas de la vida humana, de la vida social argentina que eran necesarias. De no haber existido esa atajada se hubiera convertido todo en algo muy doloroso».

Dibu Martínez tiene su propio libro, Pasión por el fútbol, con ilustraciones de Leo Bolzicco, que apunta a los lectores más chicos. Lo mismo ocurre con la bellísima novela gráfica Quiero ser campeón mundial que publicó por estos días Ovnipress con la intervención de 39 historietistas. El libro se convierte, además, en un souvenir. Igual que El libro de oro del Mundial, de Aníbal Litvin, que mezcla datos curiosos, anécdotas, récords, cantitos, cábalas y frases.

En el territorio de las crónicas, Editorial Marea publicó La fiesta más grande del mundo. Cecilia González fue la compiladora dentro de la colección Ficciones Reales que dirige Cristian Alarcón. Ahí están, entre otros, los textos Leila Guerriero, Juan José Becerra, Roberto Parrottino, Victoria de Masi, Pablo Perantuono, Alejandro Seselovsky, Camila Fabbri, Sonia Budassi, Maia Debowicz y Damián Huergo. «Estas crónicas saborean la victoria, el sufrimiento, los goles», escribe Alarcón.

Dedicado a la tercera, además, es el tercer libro de Lástima a nadie, maestro, un proyecto periodístico autogestivo. Se llama Ilusión eterna: historias de amor, locura y mundial, editado por Milena Caserola. «Hay crónicas de lo que pasó adentro de la cancha, pero también de lo que nos pasó a más de 13 mil kilómetros. Cábalas, supersticiones, remeras que evitan goles, abuelas que salen a festejar, niños y niñas festejando hasta las lágrimas, besos arriba de los semáforos y celebraciones interminables», dice el prólogo.

En el recorrido también aparece Libro Fútbol, la editorial especializada que desbordó de títulos su stand en la Feria. La última semana presentó dos mundialistas. Pablo Vignone escribió Messi campeón y todo el fútbol que vimos en Qatar 2022 con análisis táctico y reseñas técnicas de futbolistas. El mismo autor, pero en dúo con Adrián de Benedictis, también publicó La final de todos los tiempos, una crónica situada el 18 de diciembre que explica, además, por qué Argentina-Francia puede ser considerada la mejor final. 

Estos son algunos de los libros que dejó Qatar. Por supuesto, Lionel Messi tiene su biblioteca aparte (Messianico, de Sebastián Fest y Alexandre Juillard, Messi crack, para niños, de Simon Mugford y Dan Green, y El Rey Leo, de Florent Torchut, son algunas de las novedades). Debe haber más y habrá más. El próximo mes, Andrés Burgo publicará Nuestro mundial, una historia íntima de cómo nos volvimos a enamorar de la selección argentina. Se trata de eso que describe como «un instante personal, interior aunque nos rodearan multitudes, de ésos en los que el presente se congela y nos fotografiamos a nosotros sin cámaras ni celulares» porque «Qatar 2022 provocó eso, la suspensión del tiempo, un bloque arrancado al contexto de la vida». Un Mundial que no se puede dejar de contar. «