Raquel Vivanco preside el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven y referente de Marea, definido como un Movimiento Feminista, Popular y Disidente. El jueves pasado, bajo la consigna «Paren de Matarnos» y «El Estado es responsable», encabezó una intervención frente a la Casa Rosada que incluyó a mujeres cubiertas con bolsas de basura, imitando la forma en que los femicidas descartan los cuerpos de sus víctimas, para visibilizar la violencia machista y denunciar la falta de políticas públicas.

Según el Registro Nacional de Femicidios elaborado por el Observatorio, hasta el 21 de enero de este año ya se registraron 18 casos (incluido un femicidio vinculado donde también resultó muerto quien fuera pareja de la víctima). Dicho de otra manera: un hombre asesina a una mujer cada 28 horas.

Esta estadística funesta se agrega a la lista demencialmente grande de los últimos tiempos. Solo en los tres primeros años del gobierno de Cambiemos se contabilizaron 895 femicidios, de los cuales el  27% fueron cometidos contra jóvenes de entre 15 y 25 años.  “Durante el año 2018 relevamos 260 femicidios. El 18% de las víctimas había realizado denuncias previas contra su agresor, y el 13% tenía medidas de protección dictadas por la justicia, pero hoy ya no están”, remarca Vivanco.

–Se habla mucho, y con razón, de la responsabilidad que le cabe al Estado, pero ¿qué se puede hacer cuando los asesinos son parejas o ex parejas de las víctimas? ¿Cómo se cambia la cabeza de los hombres?

–Ambas cosas van de la mano. Según los relevamientos que hacemos, cerca del 85% de los victimarios son parejas, ex parejas, amigos o conocidos de las víctimas. Esto quiere decir que las mujeres mueren a manos de hombres que ellas conocen. La mayor violencia está en nuestros hogares, pero eso no quiere decir que se trate de un problema del ámbito privado. Es un problema social y político, independiente del lugar donde ocurran los asesinatos. No importa que sea en la casa; el Estado tiene que intervenir, tiene que realizar campañas de sensibilización, aplicar leyes como la de educación sexual integral, tiene que formar a los funcionarios públicos en perspectiva de género, y todo eso va a acelerar el cambio cultural para construir el trato igualitario entre hombres y mujeres. Para que lleguemos a un femicidio, debemos atravesar otras circunstancias de violencia, aceptadas naturalmente: por ejemplo, limitar a las mujeres a las tareas del hogar, o que perciban menos salario por igual trabajo, cuestiones que colaboran para perpetuar la violencia contra las mujeres. Hoy necesitamos rever la masculinidad tal como está concebida en la sociedad.

En este contexto, la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) lanzó en todo el país una campaña para exigir la declaración de Emergencia Nacional de marzo de 2019 a marzo de 2021, que incorpore, entre otras propuestas, la aplicación urgente de dispositivos electrónicos para agresores sexuales o que incumplan medidas judiciales; la asignación de un 10% del presupuesto de cada ministerio a políticas hacia la igualdad de oportunidades y derechos entre varones, mujeres e identidades disidentes; la creación en todo el territorio nacional de juzgados y fiscalías especializadas en violencias de género; la implementación de la “Ley Micaela ” de formación obligatoria con perspectiva de género para funcionarios judiciales, de salud, educación y seguridad; y campañas masivas en medios de comunicación sobre leyes vigentes y dispositivos de atención a mujeres víctimas de violencias. Otra de las exigencias principales tiene que ver con el monitoreo del plan de desarme de los integrantes de fuerzas de seguridad con antecedentes en violencia de género.

–¿Cómo se explica que entre los femicidas haya tantos policías?

–Por la misma lógica machista que está instalada en la sociedad, aunque se vuelve más riesgoso en el caso de un hombre que porta un arma. Hay un dato, que es de 2016, que dice que cerca del 8% de los femicidas pertenecen a una fuerza de seguridad, y eso tiene que ver con cómo el machismo está arraigado en todos los ámbitos de la sociedad. Mientras todas las profesiones no aborden los temas con perspectivas de género, las muertes no se van a detener.

–¿Qué lectura hace sobre los femicidas que luego se suicidan?

–Que son conscientes del hecho aberrante que cometieron. El suicidio es una forma de desentenderse de la responsabilidad grave de haber cometido un femicidio. «