La falta de evidencia científica sobre la contaminación por el uso de agroquímicos en Lobos ya no podrá ser usada como argumento por autoridades y ruralistas para justificar la falta de medidas de cuidado. Un informe impulsado y solventado por ambientalistas y vecinos y elaborado con el apoyo del Laboratorio de Plaguicidas del INTA Balcarce demostró que esas sustancias ya están en el suelo y el agua de esa ciudad. Incluso en pleno centro urbano, como en la plaza principal.

“Muchos de los valores detectados superan hasta siete veces los recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Lobos es una ciudad con mucha actividad agrícola, 40% ganadera y 40% agricultura. Ya veníamos viendo los daños en el arbolado público y demás. Y encontramos agroquímicos hasta en el suelo de la plaza principal, frente al palacio municipal. En el agua corriente, en el agua de arroyo, en la laguna”, enumeró Cielo Campos, de Fuerza Ecológica.

“Este tema se disparó en octubre cuando entró (al Concejo Deliberante) un proyecto de ordenanza de agroquímicos del Círculo de Ingenieros Agrónomos que proponía 50 metros de distancia entre aplicaciones y personas. La Sociedad Rural presentó otro de cero metros de distancia, porque sostienen que no hay ningún tipo de peligro”, contó Campos. La comunidad pidió tener participación y que se abriera el debate, pero solo hubo una “puesta en escena” que no convenció a nadie. Como el principal argumento para seguir usando agroquímicos sin límite era la falta de evidencia sobre su contaminación, vecinas y vecinos decidieron ir en busca de esa evidencia.

“Nadie se imaginó que un par de vecinos iba a juntar la plata para hacerlo. Aunque ahora nos van a pedir que llevemos al niño muerto de cáncer”, ironizó Campos, ante la falta de respuesta de las autoridades locales. Organizaciones y vecinos organizaron un bingo y otras actividades pada reunir los 160 mil pesos necesarios inicialmente para costear el estudio, que probó lo que temían.

Se halló contaminación por plaguicidas en toda la zona urbana y rural de Lobos, en el agua corriente, en el suelo de jardines y plazas, en el aire, en el agua de lluvia y en cursos de agua. El informe registró 11 plaguicidas en aguas subterráneas a diferentes profundidades, incluso las utilizadas por las estaciones de bombeo municipales (a 50 metros de profundidad). Las muestras tomadas en árboles cercanos reflejaron presencia de seis plaguicidas, más de lo que se estimaba.

“No esperábamos agroquímicos en una bomba a 50 metros de profundidad que abastece a la red de agua del pueblo. Ese resultado nos sorprendió”, contó a Tiempo Paula Rabinovich, bióloga y miembro del Colectivo por la Agroecología y Soberanía Alimentaria. “La muestra que tomamos de la bomba 19 del partido tiene una concentración de herbicida 24D que es 45 veces por encima de lo aceptado por la Unión Europea. Una concentración muy superior a lo esperado. Este pozo va a un tanque y de ahí lleva a la mayoría de la población”, alertó.

Las muestras tomadas en la Escuela N 3 de Chacras y en la plaza 1810 también contenían plaguicidas, y debajo de los juegos de la Escuela N°3 se detectaron importantes cantidades de glifosato y también en la plaza principal de Lobos, así como en la famosa laguna: en los arroyos y canales que conducen a ella aparecieron 12 plaguicidas y en los sedimentos, principalmente glifosato, 24D y clorpirifos.

“Se analizaron 13 muestras de diferentes zonas. Pozos particulares, la bomba número 19 del partido de Lobos, de agua corriente. Una muestra de agua de lluvia donde se encontraron 10 plaguicidas. Hay presencias que quizás no son cuantificables pero no deberían estar y están, en zonas donde uno no concibe que estén: en los suelos de la plaza del centro de Lobos por ejemplo. Y está bastante alejado de la producción del campo, unos 7 kilómetros desde las zonas donde se cultiva”, detalló Rabinovich.

“Mínimamente nuestra intensión era tener datos oficiales y que el Concejo a la hora de tener que votar no pueda hacerse el desentendido. Hasta el momento está costando un montón que lo tomen en cuenta, seguramente lo van a descalificar. Pero ya no pueden sostener lo que venían diciendo: que en Lobos no había evidencia”, remarcó Campos.

“Esta fue una iniciativa que surgió de un grupo de vecinos y ambientalistas que estamos muy preocupados por el uso intensivo de agrotóxicos en la zona y por episodios de salud en vecinos con problemas de tiroides, por ejemplo. Sabiendo que nos están fumigando al lado, decidimos organizarnos además de peticionar a las autoridades”, dijo Pablo Fazio, vecino de la zona rural de Lobos. “Vivo en el campo y tengo a 50 metros unos tipos que me están fumigando”, contó.  “Lobos tiene muchos casos de tiroides este último tiempo. Mucha muerte por cáncer. El hospital es chico y precario para la atención de enfermedades crónicas o complejas. Entonces mucha gente se atiende afuera y no se nota tanto”, señaló Campos.

“Con esta información, hecha en el INTA de Balcarce, queremos sentarnos con autoridades locales y decir cómo van a hacer para cuidarnos. No solo a la población rural sino a todo el pueblo, porque las muestras extraídas en zonas urbanas muestran el mismo problema”, advirtió Fazio. Y agregó: “Esta situación es de Lobos y de un montón de otros pueblos: Pergamino y todo el corazón agrícola de la Argentina. Nos están matando”.

“No hay una entidad que controle en el momento de la aplicación cómo se usa una sustancia insecticida, un veneno que mata yuyos, venenos u hongos. Somos seres vivos; un herbicida no me va a matar inmediatamente, pero ante efectos crónicos tienen efectos nocivos en la salud. Hay muchos estudios que comprueban que generan daño genético”, planteó Rabinovich y señaló que “lo que se tiene que abordar ahora es cómo se puede producir de una manera que dañe menos la salud humana, de los niños, de los recursos naturales, del ambiente”.

La bióloga destacó que “hay pueblos vecinos que están también con estas inquietudes. A veces no se entienden las enfermedades recurrentes en una población y la causa. Por eso la idea fue confeccionar un protocolo y dejar todo registrado para que si quieren realizar esto mismo lo puedan hacer en otros pueblos y sea un instructivo de cómo proceder. Este estudio abre un poco los ojos”.