Este viernes a las 10.27 horas un temblor se sintió en la Ciudad y el Conurbano. Se trató de un sismo de 3.8 grados (sobre doce) con epicentro a 25 km de profundidad,  a 32 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, 50 kilómetros al oeste de La Plata y 140 kilómetros al este de Chivilcoy, según informó el Instituto Nacional De Prevención Sísmica (INPRES).

El tema inmediatamente tuvo repercusión en las redes sociales que fue el primer espacio donde los usuarios empezaron a comentar cómo se había “movido el piso” y buscaba confirmación que, finalmente, llegó por el INPRES que agregó que duró apenas 30 segundos y su epicentro corresponde a la localidad de Esteban Echeverría, en una zona de barrios cerrados, como La Horqueta. También fue reportado por habitantes de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, La Plata,Esteban Echeverría, Lomas de Zamora, San Isidro, Quilmes, Berazategui, Vicente López, entre otros partidos bonaerenses. 

Tiempo se comunicó con el geólogo Andrés Folguera (UBA-Conicet) quien explicó que el sismo está dentro de un conjunto de otros terremotos que se produjeron en los últimos 130 años aproximadamente en Buenos Aires. El más famoso es el de 1888 que tuvo epicentro en el Río de la Plata, pero hay otros registrados cerca del que se sintió este viernes, siempre de magnitud tres o cuatro.

La escala Mercalli Modificada que se utiliza en la medición posee doce niveles, mientras que el primero sólo es percibido por los equipos especializados, el cuarto se percibe en el interior de los edificios, y se lo reconoce como un sismo. Los objetos colgantes oscilan y las puertas y ventanas crujen. Se perciben vibraciones como las ocasionadas por el paso de un camión pesado.

“La fuerza del sismo o terremoto es una combinación de la energía o magnitud que posee y de la profundidad a la que ocurre”, explicó el experto. “Por las características de este sismo, para la provincia de Buenos Aires es particularmente grande, ya que no estamos acostumbrados  a estas magnitudes, ya que suelen estar alrededor del 1 o 2 y este casi llegó a 4. En la cordillera hay de magnitud ocho, en Chile, de nueve”, agregó.

Folguera explicó que no es habitual este tipo de eventos, “ocurren cada décadas, pero ocurren”, y no tienen que ver con el cambio  climático sino que son cuestiones tectónicas.  Además, precisó que si bien no hubo daños, porque ocurren en zonas de baja densidad poblacional. “Como ocurren cada decenas de años y en una zona no usual, no se los ha analizado como corresponde. Pero si ocurrieran en una zona más densamente poblada, como la CABA, no está medido el impacto que podrían tener. Y esto los hace relativamente peligrosos”, puntualizó.

En Estados Unidos, en la zona del Mississipi ocurre algo similar, comparó Folgera, pero suceden cada 500 años. «Ellos tienen estudiado cuáles son las áreas que podrían afectar porque cuando ocurran el daño social puede ser grande. Algo similar debería suceder en la cuenca del Río de la Plata, que concentra sismos esporádicos pero en una zona muy densamente poblada y no se lo analiza, porque se vive en la coyuntura”, subrayó.