Hay algo que parece caracterizar a los funcionarios macristas: no son hábiles declarantes. En el marco de la investigación judicial por el pago de coimas en Brasil, conocido como Lava Jato, apareció el nombre del actual jefe de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Gustavo Arribas, donde lo sindicaban como el receptor de 600 mil dólares. En su momentoel funcionario dijo que no había recibido coimas y que en su cuenta en Suiza sólo figuraban 70 mil dólares, parte la venta de un inmueble en Brasil.

Pero ante los legisladores de la Comisión Bicameral de Fiscalización y Seguimiento de Organismos y Actividades de Inteligencia dijo otra cosa. Arribas afirmó que esa suma corresponde a la venta de muebles y cuadros. De todas formas se comprometió a enviar toda la documentación.

El titular de la AFI llegó puntual al edificio anexo del Senado. Lo hizo acompañado de su segunda, Silvia Majdalani, que durante el encuentro de casi dos horas no abrió la boca.

Sin papeles ni carpetas el funcionario se sentó frente a los senadores y diputados que integran la Bicameral quienes le recordaron que estaba presente por una solicitud de la diputada del FPV e integrante de la comisión, Teresa García.

Cuando le tocó hablar dijo que no tenía nada que ver con las coimas que envuelven a funcionarios y empresarios brasileños. Aseguró que toda la documentación, que no mostró, la tiene la justicia argentina.

Pero de repente indicó que el único dinero que tiene en el CreditSuisse corresponde a la venta de muebles. La frase llamó la atención de los opositores. “¿Muebles?”, le preguntaron y él dijo que sí que son “muebles y algún cuadro”. Sin duda deben ser muebles antiguos y el cuadro de algún artista importante para sumar 70 mil dólares.

De todas maneras Arribas contó con la inestimable ayuda de los legisladores oficialistas. El titular de la comisión, el senador radical por La Pampa, Juan Carlos Marino, evitó que se profundizara el interrogatorio sobre este tema al ofrecerle la primera semana de marzo como fecha para que retorne y conteste todas las preguntas que le dejaron los opositores por escrito. Arribas aceptó el convite sin dudar.

La defensa del funcionario fue aplicada incluso al final del encuentro cuando el propio Marino insistió ante los periodistas que a Arribas “lo acusan de un hecho que ocurrió mucho antes de que fuera funcionario”. La prensa no pudo ingresar al encuentro por ser secreto y reservado a pesar de que el tema era referido a acusaciones que pesan sobre el funcionario y no sobre su actuación al frente de la AFI.

El funcionario llegó con cierto aire altanero. En su exposición hizo referencia a su condición de alguien que no proviene de la política y que, por lo tanto, no conoce “el juego” de la política. No avanzó mucho más en ese tema porque le recordaron que en la actualidad es un funcionario político y como tal debe comportarse.

Durante la reunión hubo tiempo para hablar del caso de la filtración de escuchas ilegales donde la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantiene un diálogo telefónico con el antecesor en la AFI, Oscar Parrilli. Sobre el particular, Arribas consideró que se trataba de “un hecho muy grave” pero evitó abundar en detalles ante la intención de los legisladores de saber cuál era la razón por la que una copia de esas escuchas estaban en mano de la AFI. Marino, una vez más, consiguió postergar las respuestas a estas dudas para el mes de marzo.

También quedó para marzo la respuesta al proyecto de ley que el propio Arribas reconoció reclamar y a través de la cual busca que los agentes de la AFI puedan detener a personas, una posibilidad que está prohibida por ley.

Si bien el senador radical indicó que la reunión había sido “excelente” lo cierto es que los pocos opositores que participaron, las diputadas García y Juliana Di Tullio, consideraron que el encuentro había sido tenso y poco fructífero. De todas formas y ante los periodistas Marino indicó además que “si la justicia determina que Arribas tiene responsabilidad en la causa por coimas seré el primero en pedir la renuncia”.