Desde hace algunos años, los fiscales y organismos de Chaco y Corrientes reúnen pruebas sobre personas arrojadas al río Paraná como método de desaparición durante la dictadura cívico-militar. Tomaron testimonios, revisaron viejos expedientes y, sobre todo, lograron identificar los restos de tres detenidos que habían sido enterrados como NN. Se sabe que fueron muchos más, decenas, por lo que hicieron una convocatoria pública para quienes puedan aportar información sobre restos vistos en el río o de sepulturas en cementerios.

Hasta el momento fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) Rómulo Artieda (2007), Carlos Tereszcuk (2014) y Julio “Bocha” Pereyra (2018). Los tres fueron hallados enterrados como NN en el cementerio de Empedrado, unos 50 kilómetros río abajo de las dos capitales.

Artieda fue visto por última vez en el Centro Clandestino RI 9 Corrientes. Tereszcuk fue visto con vida en la Jefatura de Resistencia de la Policía del Chaco a fines de 1976 y Pereyra fue desaparecido en la Masacre Margarita Belén, el 13 de diciembre de 1976, también en Chaco.

“Esa reconstrucción se fue consolidando con las identificaciones. No puede ser casualidad, porque fueron desaparecidos de tres lugares distintos y en momentos distintos”, explica el fiscal Diego Vigay, de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Chaco. “Creemos que fueron muchos más los cuerpos arrojados y puede ser la sistemática de todos los desaparecidos del nordeste. Tenemos la expectativa y la esperanza de que alguno de esos cuerpos pueda haber sido rescatado en otros lugares de la costa del río Paraná”, agrega.

Las ciudades de Resistencia y de Corrientes están separadas por un puente. El río Paraná limita y une a las dos capitales provinciales del nordeste argentino. Cincuenta kilómetros río abajo está la localidad balnearia de Empedrado, con barrancas altas y una corriente que empuja hacia la costa. Allí aparecieron los cuerpos entre fines de 1976 y mediados de 1977. Los encontraron pescadores de la zona y luego fueron enterrados en el cementerio local sin identificación.

“Empedrado es la llave a todo esto. Ahí empezamos a ver la metodología del agua, del río, que también está asociado a los ‘vuelos de la muerte’, a la búsqueda en el delta del Paraná y otros lugares”, cuenta Marisa Sanauria, integrante de la Comisión de Derechos Humanos de Corrientes y familiar de Rómulo Artieda.

De probarse la sistematicidad de la práctica –que se sospecha que incluía el traslado en barcazas hasta el centro del río para arrojar los cuerpos–, se estaría ante lo que algunos se animan a llamar el caso «embarcaciones de la muerte».

El testimonio de los pescadores de la zona fue clave para entender el alcance. Luego de avisar a la Prefectura, los pescadores fueron inmediatamente amedrentados para que no intervinieran más y que dejaran seguir a los cuerpos en el curso en el río. “Ellos hablaron de decenas de cuerpos que bajaban por el río y cuando levantaron los primeros fueron hostigados y amenazados por Prefectura”, destacó Vigay.

Si bien estos hechos habían sido denunciados en la vuelta de la democracia, nunca se habían investigado. Recién 30 años después, en 2005, la Comisión Provincial de Derechos Humanos y la fiscalía de Corrientes pudieron dar con los restos. Rastrearon publicaciones en la prensa, registros judiciales y encontraron las partidas de defunción que se hicieron en la época. Un año después, el EAAF realizó la exhumación y comenzó el proceso de identificación.

La ciudad de Lavalle está a 150 kilómetros río abajo de Empedrado. Durante la dictadura también apareció allí el cuerpo de una mujer. Si bien se encontró el rastro judicial, nunca pudieron hallar los restos y sospechan que puede haber terminado en un osario común en la ciudad de Goya. A partir del examen médico que se le hizo en ese momento, se dieron cuenta de que tenía las mismas características que el resto de los cuerpos. “Todos tenían la misma característica cuando los encontraron, un patrón común, las marcas”, explica Sanauria, quien también integra la Unidad Fiscal de DD HH de Corrientes.

A través del testimonio de un perito policial de Empedrado que examinó los cuerpos en plena dictadura y de expedientes judiciales en el caso de Lavalle, se encontró que tenían rastros de disparos, estaban desnudos y con signos de ataduras y de haber sido torturados. A todos les habían hecho un corte profundo en el abdomen, supuestamente para que no flotaran, y a algunos les habían quitado las yemas de los dedos para evitar su identificación. Aún queda uno de los cuerpos por identificar en Empedrado y la expectativa es que a partir de nuevos testimonios se hallen otros en islas y ciudades costeras del Paraná. Ya se realizaron relevamientos de actas de defunción, de los libros de cementerios, registros aéreos, incluso relevamientos tumba por tumba. “Ese trabajo de campo da una orientación, pero se necesitan los testimonios”, explica Sanauria y ejemplifica con lo que ocurrió en 2006 en el cementerio de Empedrado: “Ya habíamos visto las primeras tumbas, donde habíamos encontrado tres cuerpos. Nos estábamos por ir cuando el empleado del cementerio nos pregunta si no íbamos a ver el otro. Entonces nos muestra la tumba solita, que tenía una construcción de mampostería donde se le pone una vela. Estaba revestida con azulejos. Nos llamó la atención porque era un NN. Nos contó que había una señora que la mandó a revestir y le ponía velas. Ella le había dicho que era una persona que no tenía familia ni se sabía quién era. Y así llegamos al cuarto cuerpo, que terminó siendo uno de los identificados”.

Para aportar información están disponibles las unidades fiscales de DD HH de Chaco y de Corrientes o las fiscalías de Reconquista y Goya.

Unidad de
DD HH Corrientes: 3794330375 o MSanauria
@mpf.gov.ar.
Unidad de DD HH Resistencia-Chaco: 3794252793 o [email protected] o vigaydiegojesus
@yahoo.com.ar
Fiscalía Federal de Reconquista-Santa Fe: 03482 422522 [email protected]
Fiscalía Federal de Goya-Corrientes: 03777-475794 o fisfed-goy
@mpf.gov.ar