A menos de una semana de la elección que consagró como ganador a Sergio Massa con más del 36% de los votos, y después de que Mauricio Macri y Javier Milei sellaran su pacto en una trasnochada reunión en la paqueta casa que el expresidente tiene en la localidad de Acassuso, Juntos por el Cambio se reconfigura de cara al balotaje e intenta, hasta ahora sin éxito, encontrar el rumbo de la coalición que en términos numéricos tuvo la peor elección desde su creación en 2015.

Aunque apresurada, la alianza entre el fundador del PRO y el libertario se sostiene sobre un único objetivo, la transferencia inmediata de votos de la coalición amarilla a La Libertad Avanza. Dos días después de haber obtenido el tercer puesto, Patricia Bullrich se adjudicó los más de seis millones de votos que obtuvo JxC en las generales, un error conceptual que sus propios ¿ex? compañeros del radicalismo se encargaron de recalcar en más de una ocasión a lo largo de los días.

«Yo formo parte de esos millones y no estoy de acuerdo con esta alianza», dijo Gerardo Morales, titular del partido centenario, en un acto que podría empezar a replicarse en las bases de la coalición. Según el último sondeo hecho por la consultora Proyecciones sobre el  100% del 23% obtenido por la fórmula encabezada por la exministra de Seguridad y Luis Petri, sólo el 24% tiene decidido migrar a Javier Milei, un 14% a Sergio Massa y el 62% restante aún no tiene definido qué hará en esta elección.

Sobre este punto, el sociólogo y titular de la consultora, Manuel Zunino, hizo una radiografía del elector cambiemita y explicó: «El votante de JxC está muy desorientado. Esta alianza no generó más certeza sino todo lo contrario. Incluso no se descarta que haya generado cierto fastidio, puesto que el promedio de edad de quien apoya a esta coalición ronda los 55 años, en su mayoría son mujeres, sector que siente un especial rechazo por Milei y que, por su situación socioeconómica, no encuentra seguridad en un dirigente que propone romper todo con una motosierra».

Al evidente rechazo que genera dentro y fuera de la propia coalición opositora esta alianza, se suma la contradicción estratégica de adoptar los modos que impuso el expresidente. Dice Zunino: «Tomar el discurso de Patricia Bullrich, que no logró constituir mayorías y tampoco le funcionó a Horacio Rodríguez Larreta en su momento, lo único que puede darle a Milei es un piso de votantes, que ronda el 40%, movilizado por el antiperonismo histórico».

Es un índice que, de concretarse, lo dejaría muy lejos del 51% necesario para ganar la segunda vuelta el próximo 19 de noviembre.

Si bien la lógica dictaba la manifestación de un rechazo masivo por parte del votante férreo de Javier Milei, quien se embandera en la lucha contra la llamada «casta», el consultor y analista político, Carlos Fara, sostuvo que no se proyecta un escenario de voto castigo ni una fuga masiva. Fara explica que puede suceder que el votante «decida no asistir o hacerlo en blanco, una decisión que, por reglas electorales, beneficiaría al ganador, que en este caso es Sergio Massa».

Respecto a la caza de votos en el resto de los espacios, Fara prevé que tanto en los votantes de Juan Schiaretti, los moderados que responden a Horacio Rodríguez Larreta, como en los de Myriam Bregman se puede visualizar la potencial decisión de apostar por la opción «menos mala» y que se inclinen por Massa, quien, según los primeros sondeos que se visualizaron después de la elección del 22 de octubre, se posiciona como el candidato preferido de cara al balotaje.

El cuarto poder.

El discurso y la preferencia por el «mal menor» no es ajeno dentro del comando de campaña de Unión por la Patria, que decidió posicionarse como espectadores ante el conflicto que emergió en los otros dos tercios y optaron por bajar el perfil en una semana explosiva. «Es inteligente que Sergio Massa haya vuelto a la gestión, porque mientras la oposición discute entre ‘Milei sí o Milei no’, él está en el Ministerio de Economía trabajando», sostiene Carlos Fara.

El otro factor no menor es la utilización consciente de los medios de comunicación. El investigador del Conicet y profesor principal de la Universidad de San Andrés, Diego Reynoso, reconoce la estrategia oficialista y expone: «En este momento, emergen dos agendas muy diferentes. Quienes buscan relanzar la llamada ‘grieta’, capitalizada por Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, y quienes apuestan por la unidad nacional y la defensa de la democracia, sintetizada en Sergio Massa». Con esto, el analista sostiene que el resultado de la elección dependerá de cuál «prenda» más en el esquema mediático, factor fundamental de la construcción electoral. «Si bien es notorio que la conversación pública es dominada por la alianza opositora, hasta el momento recolectó más rechazos que adhesiones», reconoce.

En la misma línea, los tres consultores coinciden en que las últimas apariciones mediáticas de Milei, en donde se lo puede ver notablemente alterado y emocionalmente inestable, pueden beneficiar al candidato oficialista, dado que este representaría «la moderación y la experiencia» frente a la «insensatez «.

«El oficialismo debe lograr que la campaña de esta segunda vuelta no se convierta en un debate sobre cómo le va a Massa en la economía, sino que se base en los temores que se generan sobre la figura de Milei», sintetiza Fara.

Adelante, radicales

Aunque en el último tiempo su rol dentro del esquema político nacional se vio desdibujado, la decisión de la cúpula radical, expresada por Gerardo Morales, Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti, de despegarse de la alianza Macri-Bullrich-Milei, les dio un protagonismo que el partido centenario no tenía desde hace dos décadas. Este empoderamiento obligado, dice Zunino, les deja al alcance de la mano la posibilidad de “liberarse del PRO”.

Coincidiendo con su colega, Fara sostiene que la recuperación de gobernaciones y de intendencias puede convencerlos de potenciar tanto a Martín Lousteau como a Facundo Manes de cara al 2027.  «