En el Congreso, la Cancillería argentina fijo su postura de rechazo al decreto 95 firmado el viernes pasado por el gobierno chileno relativo a espacios marítimos. En la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el canciller Felipe Solá denunció que Chile se quiere apropiar de la plataforma continental argentina hasta el sur del Mar de Drake y el Cabo de Hornos.

Solá mandó un mensaje directo a la oposición, específicamente al PRO, tras un comunicado firmado por Patricia Bullrich donde pedían diálogo y moderación. En ese sentido manifestó: «Vamos a aclarar los tantos, de manera que mostremos que estamos todos del mismo lado». Y pidió: “A los que no comparten nuestra idea política,  no me aconsejen lo que tengo que hacer, les pido que digan quién tiene razón de los dos. Lo que está en juego son 5 mil kilómetros cuadrados de plataforma argentina incuestionables y Chile se lo quiere apropiar. Digan qué piensan del fondo de la cuestión más allá del consejo sabio de que negociemos”.

El canciller expuso de manera remota acompañado por el Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, en la Comisión convocada de manera urgente por el puntano Adolfo Rodríguez Saa. Filmus, expresó: “El Senado muestra unanimidad cuando se trata de temas de soberanía nacional. Hemos visto los proyectos que se han presentado y quiero manifestar que estamos de acuerdo con todos. Confiamos en la capacidad de síntesis para poder tener un gran proyecto”.

Luego de la visita de los funcionarios nacionales, los senadores firmaron un proyecto de resolución de rechazo por unanimidad que se tratará en el recinto en la próxima sesión. Pese a estar atravesados por el último tramo de la campaña electoral, todas las fuerzas coincidieron en marcar el rechazo a la política exterior del país trasandino. El salteño Juan Carlos Romero (Parlamentario Federal) resaltó: “Este es un tema que va más allá de las diferencias políticas. Yo tengo grandes diferencias con el Gobierno, pero esto no es un tema del Gobierno, no es un tema de política, no es un tema electoral. Es absolutamente un tema de soberanía nacional y si algo debe hacer Argentina es mostrar una posición común. Creo que no debemos apartarnos demasiado de las declaraciones de Cancillería”.

Por su parte, el radical Julio Cobos sostuvo que “es inentendible la postura de Chile” por “todo lo que costó llegar a este acuerdo en 1984. Estuvimos a punto de una guerra”.

Mientras que desde el oficialismo, Juliana Di Tullio destacó: “No estamos para nada felices con esta controversia que el presidente Piñera ha planteado con Argentina con respecto a sus límites geográficos”.

En sintonía con la denuncia de la Cancillería, el senador neuquino, Oscar Parrilli pidió la palabra para dirigir su discurso al presidente chileno, que finaliza su mandato en el mes de marzo. “Esta actitud tiene una connotación política muy clara porque en realidad quiere tener algo con lo cual irse de su gobierno, además del repudio masivo y muy generalizado de que tiene su gestión”.

“No se trata de una disputa entre el pueblo argentino y el chileno sino de un manotazo de ahogado de un presidente que no sabe a qué recurrir. Es el interés político y partidario de Piñera y la derecha chilena al final de su mandato”, agregó.

El documento oficial de Cancillería

Sin fecha confirmada de reunión con autoridades del gobierno chileno,  Solá leyó a los senadores el documento oficial sobre la postura del gobierno que se está compartiendo con distintos organismos internacionales. Allí, Argentina señala enfáticamente evitar cualquier vinculación, procesal o sustantiva, entre esta controversia y la que potencialmente pudiera surgir del proceso acordado para la demarcación del límite en el área de los hielos continentales.

Remarca además que la aspiración de Chile es extemporánea y contradice la letra y el espíritu del Tratado de Paz y Amistad de 1984, manifestando una vocación expansiva que la Argentina rechaza.

En particular, la citada pretensión chilena resulta contraria al artículo 7 del Tratado de Paz y Amistad de 1984 que establece que “al sur del punto final del límite (punto F), la Zona Económica Exclusiva de la República de Chile se prolongará hasta la distancia permitida por el derecho internacional, al occidente del meridiano 67°16′,0 de longitud oeste, deslindando al oriente con el alta mar”. Por lo tanto, la zona económica exclusiva de Chile no puede extenderse más allá del límite allí acordado.

Al respecto, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), la zona económica exclusiva abarca tanto la columna de agua, como el lecho y el subsuelo marino. En efecto, el- Artículo 56, párrafo 1, inciso a de la CONVEMAR establece que el Estado ribereño, en la zona económica exclusiva, tiene “derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo  del  mar”.

Por lo tanto, Chile no puede pretender proyectar su soberanía en ninguno de esos ámbitos marítimos (aguas, lecho y subsuelo) más allá de los límites acordados en el artículo 7 del Tratado de Paz y Amistad de 1984. Finalmente indica que en ningún momento desde la celebración del referido Tratado, hasta mayo de 2020, Chile hizo planteo alguno que siquiera se parezca al actual.