La decisión de Elisa Carrió de postularse como candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires en 2021 adelantó parte de las definiciones electorales de los tres socios de Juntos por el Cambio. La fundadora de la Coalición Cívica no se cortó sola y había anticipado su candidatura al PRO y la UCR. Sin embargo, el anuncio de esta semana anticipa que la principal alianza opositora tendrá una variada interna en territorio bonaerense, el principal distrito electoral del país, que fue gobernado por María Eugenia Vidal hasta que el kirchnerista Axel Kicillof se lo arrebató. 

A un año de la derrota que obturó la continuidad del macrismo al frente de la Provincia no cesan las dudas sobre la capacidad opositora para revertir la pendiente declinante. En ese contexto emergen los primeros aspirantes para disputar la lista de candidatos bonaerenses de Cambiemos en las legislativas del año que viene. El calibre de los postulantes y la necesidad de remontar el revés de 2019 es una demostración práctica de la importancia que tendrá la utilización de las PASO para ordenar y definir sus liderazgos. De hecho, es Buenos Aires el mayor enigma sobre la viabilidad de suspender las primarias por razones sanitarias y económicas. En esa provincia también rige una norma local que adhiere a las PASO nacionales. Si son suprimidas por una nueva ley del Congreso, en tierra bonaerense su Legislatura debería hacer lo propio, pero el oficialismo requiere de un acuerdo con Juntos por el Cambio para obtener los números. 

Con esa acción de oro en el Senado provincial, la coalición opositora cierra filas para mantener las primarias y rechazar cualquier cambio. Su utilización será clave para la danza de candidatos que inauguró Carrió. Es una interna que los socios de la alianza imaginan con otros jugadores de peso que también asumen la necesidad de revertir la derrota sufrida en 2019, como una forma de frenar la pérdida de competitividad electoral. 

Tal misión no es ajena a Vidal. En su entorno se aferran a relativizar su candidatura para el año que viene, pero dentro del partido amarillo la dan por descontada. «No sabemos si lo hará en 2023, pero en 2021 será candidata», vaticinan dentro del PRO, a contrapelo de los mensajes cautelosos que ventila «el vidalismo». En su entorno consideran que si ella juega no habría primarias y si no lo hace será necesario ordenar las candidaturas, pero las dudas se disparan ante la posibilidad de una nueva derrota. 

Si la exgobernadora también busca encabezar la lista para diputados nacionales debería medirse con Carrió, por la Coalición Cívica, y con el neurólogo Facundo Manes, que es afiliado de la UCR y su perfil reaparece como una salida competitiva. 

Para que se defina el derrotero del médico radical falta que se defina la interna partidaria bonaerense y quién sucederá al exvicegobernador Daniel Salvador como presidente del Comité Provincial. La disputa fue postergada para febrero y es protagonizada por el jefe de la bancada de Cambiemos en la Legislatura bonaerense, Maximiliano Abad, que respalda a Manes, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. 

La pelea por el control de la conducción radical buscará definir un viejo objetivo del segundo socio de Cambiemos: pelear la provincia con una lista íntegramente radical para forzar la negociación con el PRO y contener al «huracán» Lilita», que regresa para reclamar más lugares en todas las listas. También para condicionar a otros jugadores clave del PRO, por fuera de «Mariu». 

Uno de ellos es el expresidente Mauricio Macri, cuya relación con «Lilita» pasa por un pésimo momento. La chaqueña sentenció hace un mes que «Macri ya fue», como una forma de condicionar las ambiciones del expresidente dentro de la alianza. El fundador del PRO pretende impulsar al exsenador Miguel Pichetto en las listas bonaerenses y a la jefa del partido, Patricia Bullrich, para volver a Diputados como aspirante por la capital. 

A ellos se suma el extitular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, uno de los principales destinatarios de las críticas de Carrió junto al exministro del Interior, Rogelio Frigerio. Los acusa de haber trabajado contra Vidal y a favor del peronismo para debilitar a Cambiemos.  Ambos referentes del «ala dialoguista» del PRO rechazan esos argumentos y repudian la actitud de Carrió. Monzó se prepara para medirse con Carrió. Ya se calza el traje de candidato para 2021, luego de haber acercado posiciones con Vidal, con quien estuvo distanciado durante los cuatro años de la presidencia de Macri. Durante ese tiempo la gobernadora le impidió al monzoísmo hacer política en su provincia. La vendetta entró en un paréntesis hace dos o tres meses. 

«Emilio va a jugar por dentro «, explicaron a Tiempo desde su entorno para confirmar que el año que viene irá con lista propia dentro de la alianza. El exdiputado y exministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli ya blanqueó que quiere pelear por la gobernación en 2023 y considera a 2021 como una inflexión clave en el armado opositor de la provincia. 

Cerca de Monzó no tienen dudas de que se postulará, pero mantienen los interrogantes sobre el futuro electoral de Vidal. «Si ella decide jugar se puede ordenar Cambiemos y no tendríamos primarias, pero si no juega, van a jugar todos, incluso (el intendente de Vicente López), Jorge Macri dentro de los aspirantes del PRO», confió una fuente de ese espacio. El primo del expresidente es titular del partido amarillo en la provincia y también anticipó su ambición de pelear por la sucesión de Kicillof en 2023. 

En esa disputa, con Vidal o sin ella, el monzoísmo también juega sus porotos en la interna del radicalismo. Si Posse se impone a Abad en la interna, podría respaldar la candidatura de Monzó, que también cuenta con el respaldo del espacio Evolución de la UCR, que conduce el senador nacional Martín Lousteau.