Este domingo se llevó a cabo el tercer debate presidencial de 2023 en la Facultad de Derecho de la UBA, en el que Javier Milei y Sergio Massa se vieron por última vez las caras antes de la definición electoral del próximo domingo una elección crucial. En un formato que expuso como nunca la preparación gestual y discursiva ante la audiencia, el ministro de Economía pareció beneficiarse de extensos momentos dubitativos del libertario.

Massa llegó al evento acompañado por su círculo íntimo de colaboradores. La titular de Aysa Malena Galmarini, el ministro del interior Eduardo Wado de Pedro, el vicejefe de gabinete Juan Manuel Olmos y el consultor Antonio Gutiérrez Rubí rodearon al ministro desde las primeras horas de la tarde en las oficinas que el Frente Renovador tiene en la Avenida Libertador para terminar de cerrar los últimos detalles de su performance.

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Javier Milei, por su parte, fue recibido por una minúscula horda de seguidores, quienes envalentonados en la idea de agitar el reclamo de fraude en la próxima elección se amontonaron en las vallas de seguridad que rodeaban la institución educativa al grito de “la casta tiene miedo”. El legislador y ex candidato a jefe de gobierno, Ramiro Marra, estuvo presente en la improvisada movilización y arengó a los militantes libertarios antes de ingresar al recinto.

Un debate con Milei en el ojo de la tormenta

El debate inició puntual a las 21. Tras el minuto de presentación que tuvieron ambos aspirantes presidenciales, Milei dio por iniciado el bloque de Economía, en el que advirtió que cuenta con las cualidades para “hacer crecer la economía, crear puestos de trabajo, terminar con la pobreza y la indigencia pero sobre todo exterminar el cáncer de la inflación. Con mi compañera Victoria Villarruel somos la fórmula perfecta”, sostuvo.

Presionado por un afilado Sergio Massa que se avocó a cuestionarle sus declaraciones más polémicas, el libertario sostuvo que no eliminará los subsidios, no venderá Vaca Muerta porque “es competencia de las provincias”, y que no cambiará el índice de tarifas hasta tanto “se ordene la economía”, contradiciéndose en todo lo expuesto en su propia plataforma electoral.

También, y desoyendo por completo las exigencias de su nuevo socio político, Mauricio Macri -quien le pidió mayor moderación en este punto- el diputado confirmó que eliminará el Banco Central y dolarizará la economía en caso de llegar a la presidencia.

Cuando tuvo la respuesta deseada, el ex intendente de Tigre se preparó para retrucar y, antes de explicar qué significan las medidas propuestas por el líder de la Libertad Avanza, le recomendó que no se ponga agresivo. «No mientas, no te agredí, expreso con pasión la indignación que me provoca todo», respondió el diputado con un notable nerviosismo que le duró toda la jornada.

Durante todo ese pasaje del intercambio, la “jefe” de campaña libertaria, Karina Milei, y la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, desde la tribuna ubicada detrás de cámara confluyeron en un gesto unificado de terror: ambas escuchaban a la principal figura de su partido agarrándose las cabezas.

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A pesar de lanzar algunas chicanas de bajo calibre, el libertario no se refirió al índice inflacionario, el ancla más grande con la que carga el tigrense en su campaña, lo que le podría haber garantizado la posibilidad de rescatar un bloque en el que sólo se dedicó a exponer tecnicismos de escasa profundidad.

Lo que no se vio

El eje de Relaciones internacionales de Argentina inició con la explicación de Massa sobre la importancia en el comercio global que puede ofrecer el país en un planeta “convulsionado”. Mientras el ministro-candidato cuestionaba a su contrincante por la propuesta de rompimiento comercial con China y Brasil y la propuesta de Alberto Benegas Lynch de romper lazos con el Vaticano, la lengua de Javier Milei recorría sin fin la dentadura del libertario dejando a la vista su incomodidad.

En un acto de simbiosis, su hermana se encorvaba cada vez más en su asiento mientras miraba atónita el espectáculo de los incisivos comentarios del tigrense respecto al reclamo de soberanía de las Islas Malvinas y la idolatría confesa del libertario por Margaret Thatcher.

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La campana salvó al libertario. Los seis minutos de intercambio marcaron el inicio de la primera tanda publicitaria y el primer encuentro de los candidatos con sus colaboradores desde el inicio del debate. Al terminar el primer bloque, Milei celebró con su puño antes de retirarse del escenario. El diputado se sentía ganador a pesar de las caras de sus colaboradores que advertían todo lo contrario.

En el primer corte, los trabajadores de limpieza y maestranza ingresaron a emprolijar los atriles para sostener la impoluta estética que se mantuvo durante todo el encuentro. Mientras que el atril de Sergio Massa solo fue repasado de manera sutil, el de Javier Milei debió ser intensamente cepillado. Al parecer, las manos del candidato quedaron muy marcadas.

Distendidos, todos los presentes se levantaron de sus asientos para concretar los primeros balances sobre el debate. Replicando el fenómeno que se sucede en redes, Carlos Maslatón fue el rockstar de la noche. El abogado liberal fue recibido con abrazos y apretones de manos por un corpulento grupo de funcionarios, quienes celebraban su presencia como quien se reencuentra contra un viejo amigo. El tuitero dio a conocer en la tarde del domingo que Massa lo invitó personalmente a que forme parte de las filas de sus invitados especiales, invitación que aceptó con “honor”.

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La bomba del Banco Central

El debate continuó con el eje de Educación y Salud. Durante su intervención, Milei negó querer privatizar ambas esferas, volviendo a contradecirse con su plataforma electoral oficial: «La salud y la educación van a seguir siendo públicas. Para nosotros son sumamente importantes, por eso revolucionamos la creación de un Ministerio de Desarrollo Humano, con cuatro secretarías», sostuvo.

Apostando a detonar la calma que el libertario intentaba impostar, Massa lanzó su principal misil para dejar expuesto a su contrincante. “Contale a la gente por qué te renovaron la pasantía en el Banco Central. Entiendo que estás enojado con el BCRA porque en algún momento te sentiste rechazado, pero no se trata de eso, se trata de ir al abrazo de lo que a uno lo rechaza», lanzó sin tapujos trayendo a la mesa el convenio que el libertario tuvo con la entidad bancaria a inicios de la década de 1990 y no fue renovada por su bajo desempeño.

Durante el eje de Producción y trabajo, Javier Milei rechazó la existencia de la brecha de género luego de que Massa prometiera combatirla en su eventual gobierno.»Si tuvieras razón, estarías lleno de mujeres», retrucó el candidato de La Libertad Avanza buscando complicidad entre sus acompañantes en la tribuna, quienes esquivaban la mirada con el diputado.

Al finalizar el segundo bloque, el micrófono de Milei quedó abierto. “No sabía cuánto duraba esto”, reconoció en voz alta, mientras era escuchado por las más de doscientas personas presentes en la sala.

Sin saludo final

El último eje fue el de Derechos Humanos y convivencia democrática. El titular de la cartera de Hacienda se encargó de recalcar la importancia de mantener vigente el reclamo de “Memoria, Verdad y Justicia”. Apostando a un discurso que no fue muy ahondado en su campaña, Massa advirtió que el “ambiente sano es uno de los nuevos derechos humanos” y prometió que, en caso de ser presidente, gestionará un “cambio de paradigma en delitos ambientales”.

En ese sentido, el ministro prometió que llevará de tres a ocho años de prisión a quienes destruyan humedales, talen árboles y contaminen ríos. Milei, por su parte, negó querer privatizar el territorio oceánico.

Llegando al final, los candidatos expusieron por qué quieren ser presidentes, cada uno fiel a su estilo. Sergio Massa abandonó el tono de alerta que mantuvo durante todo el debate y sostuvo que quiere ser presidente «sabiendo que algunos me votarán sin estar convencidos, sino como vehículo para no elegir un camino que es de violencia y daño».

Milei, por su parte, advirtió que “Nos encontramos ante la elección más importante de los últimos 100 años, muy especialmente de los últimos 40, y es importante si queremos seguir transitando por este sendero decadente”.

El debate finalizó con el saludo de los periodistas encargados de conducir el mismo interrumpido por los festejos de ambos lados del salón. Los candidatos no estrecharon manos. Abandonando la solemnidad obligada que mantuvieron durante todo el debate, el ala oficialista comenzó a cantar “Massa presidente”. Enfrente, un sentado público libertario se vio obligado contrarrestar cantando “la casta tiene miedo”.

En suma, el desempeño del líder de La Libertad Avanza dejó a más de un colaborador atado al deseo de que los recortes que circulen en las próximas horas no sean tan o más trágicos que el discurso del libertario.