Una fiesta feminista se apropió de las calles de Resistencia, Chaco, con columnas y columnas de mujeres, lesbianas, travas y trans que atravesó 40 cuadras desde la sede la Universidad Nacional del Nordeste, en Las Heras y Castelli, hasta el Parque Centenario.

A pesar de que la marcha oficial no pasó por la Catedral, algunas pocas columnas se desviaron dos cuadras para pasar frente a la Iglesia ubicada en la calle Mitre, frente a la Plaza principal de Resistencia, que estaba completamente vallada pero sin presencia policial. Hubo cánticos contra la Iglesia y a favor de la legalización del aborto, pero pasadas las 21, cuando la marcha ya había terminado y algunas pocas mujeres circulaban por el lugar, un grupo de hombres comenzó a tirar piedras e inmediatamente después se desplegaron varias columnas de la Policía montada y de policías mujeres que avanzaron hasta la plaza. Pero no hubo represión.

«¡Las mujeres queremos decidir y las iglesias se tienen que ir!», «¡olé olé, olé olá, aborto libre y legal ya, y que los curas se vayan a laburar!», «yo sabía, yo sabía que a la iglesia la cuida la policía», fueron algunos de los cánticos de la marea feminista.

La gran marcha de este encuentro único en el mundo coincidió en esta oportunidad con el día de la madre, una fecha que está plagada de mensajes sexistas y comerciales, pero que esta vez, en Resistencia, encontró a cientos de madres compartiendo con sus propias hijas, y en algunos cosos con sus bebés a upa o en cochecitos. «Para mí fue un día increíble», dijo a Tiempo Carla, una joven de 25 años que llevaba en coche a su hijo Eluen de 2 años y medio. A su lado otras cinco mamás marchaban también con sus niños en coche. Las seis viajaron al encuentro desde Córdoba y dicen que son amigas y compañeras en la crianza de sus hijos.

Gabriela Ríos tiene 36 años. Marcha desde hace años al encuentro de mujeres, pero dice que este es el primer día de la madre que está lejos de sus hijos. «Valió la pena», dijo mientras reía junto a sus compañeras de la Universidad Antonio Jauretche. «Para mí este encuentro es reivindicar que las mujeres no sólo somos madres, también somos mujeres», agregó.

«No es no», «Ni una menos», «saquen sus rosarios de nuestros ovarios», «igual trabajo, igual salario». Las pintadas, carteles y remeras con consignas feministas poblaron la marcha llena de tetas sin corpiño, de mujeres vestidas de brujas, de pañuelos verdes, de pelucas violetas y fervor. De fondo, el alarido de goce y placer de una horda de mujeres felices y organizadas, en una columna gigantesca que estuvo encabezada por la Comisión organizadora y las mujeres indígenas del Chaco.

Al finalizar la marcha, el Parque Centenario se convirtió en una gran peña de celebración y cierre de un encuentro de mujeres más. Mañana será el turno de la lectura de las conclusiones y de la elección de la la nueva sede del ENM.