En Juntos por el Cambio se preparan para regresar al ritmo de la campaña cotidiana y ya comenzaron a reordenarse los equipos para la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Los principales candidatos a los dos lados del Riachuelo y la General Paz comenzarán a reaparecer en la agenda mediática con fuerza y con la apuesta de profundizar con matices la polarización con el oficialismo. Reafirmarán la unidad que exhibieron la semana pasada en la foto de familia que compartieron los aspirantes de todo el país, mientras los dos grandes electores que se disputan el liderazgo del PRO, como Horacio Rodriguez Larreta y Mauricio Macri, protagonizan sus minigiras por Estados Unidos antes del tramo caliente de las elecciones del 14 de noviembre.

Hasta entonces la unidad entre los tres socios de la alianza es una línea roja que todos se comprometieron a respetar. Quien la cruce y priorice sus ansias personales por encima de la necesidad estratégica de no perder un sólo voto sufrirá el escarnio interno. El pacto lo sellaron a propuesta de Macri durante la misma noche de la victoria de las PASO del 12 de septiembre.

Las diferencias van más allá de las aspiraciones presidenciales para el 2023 que evolucionarán solapadas en medio de la campaña y están en boca de todos los jugadores de la coalición opositora. También recrudeció en esta etapa el debate interno sobre la forma de contener la fuga de votos por derecha, a partir de la emergencia del economista ultraderechista Javier Milei, de «La Libertad Avanza», como principal riesgo para la lista que encabeza la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal junto al economista ultraliberal Martín Tetaz, impulsado por el radicalismo y el exministro de la Alianza, Ricardo López Murphy, de Republicanos Unidos.

Milei todavía está buscando su tono para edulcorar un discurso que hasta sus compeditores de JxC consideran de odio. Pasó de insultar públicamente a Rodríguez Larreta a elogiar a la titular del PRO, Patricia Bullrich, y hacer intentos para controlar su virulencia, pero también sus expresiones misóginas y la ventilación de sus coincidencias con la última dictadura militar, especialmente con el programa económico de José María Martínz de Hoz. Superó el 13% de los sufragios en las PASO acompañado por Victoria Villarruel, titular Centro de Estudios Legales del Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV), que defiende a militares condenados por delitos de lesa humanidad. La abogada que secunda a Milei casi no aparece en los medios y posiblemente sea parte de una estrategia que busca evitar que su reivindicación de los dinosaurios les quite votos jóvenes en la Ciudad. Su silencio también forma parte de la ofensiva que trabaja para ahondar la erosión por derecha de Vidal. La estrategia ahonda y prefigura la disputa que se viene después de las elecciones.

Tanto Bullrich como Macri consideran que es clave mantener el contacto con los votantes de Milei, y con él también, para sumarlos en una gran alianza antiperonista para 2023. Para ambos es la forma de evitar que se reedite la fuga que le ocasionó a Macri y a Miguel Pichetto una pérdida del caudal en las presidenciales de 2019. Para llegar a ese tejido primero hay que pasar por las próximas legislativas. En esa víspera surge una foto contradictoria en JxC: Milei es un adversario de peso para Vidal, pero al mismo tiempo es un potencial aliado de Bullrich y, en segundo plano de Macri. En rigor, la exministra de Seguridad impulsa acercamientos con el líder ultraderechista desde que planteaba medirse en internas con Vidal, es decir, antes del «renunciamiento» a su precandidatura en nombre de la unidad.

Ni Rodríguez Larreta ni Vidal dijeron una sola palabra sobre las lisonjas que se repartieron Milei, Bullrich y Macri. En su lugar reordenaron el equipo de campaña para la capital y sumaron como «asesor externo» al exjefe de gabinete Marcos Peña. El exfuncionario de Macri se sumó a un equipo que conduce el secretario General y de Asuntos Internacionales del gobierno porteño, Fernando Straface, en un equipo donde conviven exfuncionarios bonaerenses y la omnipresencia del exministro coordinador de Vidal, Federico Salvai.

La llegada de Peña desató distintas lecturas dentro del PRO porteño, pero la explicación que más retumbó es que llegó para ordenar la campaña ante la combinación del factor Milei como una eventual amenaza dentro y fuera de JxC. Otros consultados por Tiempo consideran que es parte de la revancha que experimentan los laderos de Macri luego de un operativo velado que impulsó el larretismo por jubilarlos dentro de la alianza opositora como parte de la ofensiva que le recomendó al alcalde el exfuncionario menemista, consultor y socio local de la cadena CNN, Guillermo Seita. Se trata de uno de los que más trabaja por pasar a un segundo plano a Macri con la misma vehemencia con la que le insiste a gobernadores peronistas, como el cordobés Juan Schiaretti y el santafesino Omar Perotti, que hagan lo mismo con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

Vidal y Salvai fueron dos de los críticos más duros de Peña durante su gestión como ministro coordinador de Macri. Ahora lo tendrán trabajando para una de las campañas más inusuales que los tocó vivir, aunque la decisión podría ser parte de un realineamiento que, más allá de las elecciones, podría disputar la orientación ideológica de JxC y del PRO entre una derecha liberal que ya gobernó el país entre 2015 y 2019 y una expresión de ultraderecha que aumenta su influencia al calor de las concesiones públicas que le ofrendan dirigentes como Bullrich y Macri.

En territorio bonaerense la fuga por derecha que lideran el economista ultraliberal José Luis Espert junto a la diputada provincial y exfuncionaria platense Carolina Píparo no tiene la dimensión porteña. Quedaron como cuarta fuerza provincial con chances de disputar concejalías y legisladores provinciales por un puñado de secciones electorales.

Para noviembre siguen siendo una competencia para el exvicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli y el médico neurólogo Facundo Manes, sostenido por la UCR, aunque la fórmula de Juntos está más concentrada en ordenar sus tropas internas y entusiasmar a sus electores con la posibilidad de restarle votos al peronismo.

Sus equipos de campaña definen durante esta semana la estrategia unificada que utilizarán desde ahora en adelante. Debatirán hasta dónde pueden tirar de la frazada de la polarización con el peronismo cuando trabajan sobre la hipótesis de que Santlli logró quedarse con una pequeña porción de votos del Frente de Todos en el interior y el conurbano bonaerense. Para un recién llegado a la provincia esa perspectiva empodera a su mentor, Rodríguez Larreta, y confirma su eficacia para llenar el hueco que dejó Vidal. Para la exgobernadora significa un atenuante ante su cambio de domicilio pero un interrogante inquietante sobre qué hubiera pasado si lo hubiera evitado. La necesidad de evitar otra derrota parece que pudo más.