La Corte Suprema de Justicia parece haber perdido el interés en difundir a través de sus sitios en Internet la evolución de las causas de presunta corrupción en las que aparecen investigados funcionarios de los distintos gobiernos.

Bajo la presidencia de Ricardo Lorenzetti, la Corte creó el Observatorio de la Corrupción. Corría 2016 y los funcionarios del gobierno 2003-2015 desfilaban a diario por Comodoro Py y con frecuencia terminaban en prisión. Interpretando (o creyendo que interpretaba) un clamor social de información sobre casos de corrupción, Lorenzetti tomó una decisión política: no impulsó la creación de un observatorio de casos de delitos sexuales, ni de menores de edad en conflicto con la ley, ni de quiebras fraudulentas. En un portal oficial, creó un Observatorio de casos de corrupción.

Los teóricos del lawfare nunca repararon en ese detalle.

El Observatorio aparecía claramente visible, sin esfuerzo alguno, cada vez que un cibernavegante ingresaba a la página del Centro de Información Judicial (CIJ). Pero desde fines de octubre de 2020, el link desapareció del destacado y visible lugar que tenía y ahora hay que buscarlo con esmero para encontrarlo, perdido, como un sub-ítem dentro de un pequeño vínculo de la Cámara Federal porteña.

¿Se trata sólo de un rediseño de la página web? Es imposible determinar la intencionalidad de quienes dispusieron ocultar el “Observatorio”. Pero lo concreto es que su funcionamiento y contenido, prolíficos y abundantes entre 2016 y 2019, se han visto sorpresiva e inesperadamente menguados en el último año.

En rigor, la actividad registrada en Comodoro Py 2002 desde el 10 de diciembre de 2019 hasta hoy se ha reducido sensiblemente. Y la pandemia es sólo una de las razones, porque a través de Internet, las plataformas de video en línea y compartido, y el trabajo a distancia; las causas siguieron tramitando. El Tribunal Oral Federal número 3, por ejemplo, terminó un juicio oral por narcotráfico con una treintena de imputados.

Una simple comparación numérica permite cuantificar el freno al ritmo otrora frenético de los tribunales de Retiro.

En 2017, por citar un año, la Oficina de Sorteos de la Cámara Federal registró 10.370 causas iniciadas por distintos mecanismos, el principal de ellos las denuncias presentadas por Mesa de Entradas del tribunal. En 2020, esa cifra se redujo a un tercio: 3843.

¿Efecto del Covid-19? Tal vez; pero entre el 1° de enero y el 19 de marzo de 2020 (es decir antes de la paralización por el coronavirus) ingresaron sólo 96 causas. En el mismo período, pero de 2017 fueron registrados 1748 expedientes.

En 2018, el Observatorio incorporó a su listado 84 causas; en 2020, apenas la mitad, 42.

El 28 de octubre de 2016, el CIJ –que depende de la Corte- anunció en su portal la creación del Observatorio. Lo hizo en el marco de la Séptima Conferencia Nacional de Jueces (otra recreación de Lorenzetti). La noticia fue ilustrada con una fotografía del entonces presidente de la Corte y el de la Cámara Federal, Martín Irurzun. El portal anunció con pompa: “La base incluye todos los datos de los expedientes y estado de las causas, con los enlaces a las diferentes resoluciones dictadas durante el proceso; cuenta con un buscador, que permite realizar diferentes consultas en función de los denunciados, denunciantes, los delitos investigados, estado de los procesos, entre otros”.

No es cierto. Nunca lo fue.

Cuando en el buscador de la Oficina de Sorteos de la Cámara Federal porteña se coloca, por ejemplo, el nombre del expresidente Mauricio Macri aparecen 173 causas en las que figura como denunciado. Pero cuando se busca el correlato de esas 173 causas en el Observatorio de la Corrupción, Macri aparece como “imputado, procesado, denunciado o sobreseído” en solo diez expedientes.

No ocurre solo con Macri. Cuando se ingresa en la lista de Sorteos el nombre de Cristina Fernández de Kirchner, la búsqueda devuelve 106 expedientes, de los cuales el Observatorio sólo registra 18.

¿Quién evalúa qué expediente merece ser considerado “corrupción” y cuál no?

Sobre las 173 causas de Macri, Tiempo escogió al azar diez: una de 2013, una de 2014, dos de 2015, dos de 2016, una de 2017, una de 2018, una de 2019 y la última, de 2020. ¿Cuántas figuran en el Observatorio? Ninguna.

Para acceder a ese devaluado “Observatorio”, un usuario común debe ingresar a la página del CIJ, ir hasta el final de la página donde, en un apartado grisado, bajo el título general de “Acceso”, y allí clickear en “Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal”. Allí se desplegará un menú de tres opciones, una de las cuales dice, lacónicamente, “Observatorio”.  Debe presionar allí, pero debe hacerlo rápidamente, porque a los cinco segundos el link desaparece y es necesario volver a activarlo.

El Observatorio tiene hoy 534 causas en trámite (cantidad relativamente constante desde su creación) y 908 terminadas. Pese a que los expedientes en curso actualizan a diario la “última actualización”, solo se cargan las resoluciones de Cámara, pero no las de primera instancia. Y hay expedientes que hace más de un lustro que no registran movimientos de relevancia.  «