El ventanal ocupa toda la pared y permite ver completo el edificio histórico del Congreso Nacional, las columnas romanas, la cúpula, las estatuas en los extremos. Por algún lugar se cuela un hilo de viento frío que aumenta el aprecio por la taza de café caliente que convida la diputada socialista Alicia Ciciliani, miembro del interbloque Progresistas, que también  integran Libres del Sur y el GEN de Margarita Stobizer.

La intensidad de la actividad parlamentaria de la semana que termina no deja espacio para demasiada exploración. Impone las preguntas por su propio peso, al igual que la multitudinaria marcha que las centrales sindicales realizaron el pasado 29 de abril. El desempleo vuelve  al centro de la agenda.

–¿Cuál es la posición de su partido y su interbloque acerca de la Ley Antidespidos que comenzó a debatirse en comisión?
-Queremos instalar en la opinión pública que el despido es un tema social y no económico. No puede ser que cada vez que haya que ordenar la macroenomía sean los trabajadores los que deban pagar el costo. Los empresarios alegan que sus compañías no tienen ganancias. Esto puede ser así, pero estoy seguro que ellos personalmente no tienen problemas económico-financieros. Por lo tanto, de lo que se trata esta ley es de que el poder económico acompañe y colabore con el ordenamiento macroeconómico. Es un tema ético, filosófico y económico. Si crece el desempleo, degradamos la mano de obra calificada de la Argentina y eso es un costo.

-¿Existe la posibilidad de un consenso con el bloque oficialista para aprobar esta ley, a pesar de que el presidente se expresó en contra?
-Aspiro a que el Congreso ocupe su rol en el Estado. Espero que el bloque de Cambiemos tenga una visión positiva de eso, que tenga la inteligencia económica de entender lo costoso de los despidos, más allá de las declaraciones de (Mauricio) Macri. Yo no vi a un presidente en esas declaraciones. Vi a un empresario resguardando intereses. Ojalá pueda reflexionar y cambiar de postura.

-¿Cree que el gobierno no prioriza el interés general y que mira sobre todo las necesidades de ciertos sectores económicos?
-Ya perdieron cinco meses clave para un gobierno. De todos modos, todavía hay una mayoría de la sociedad que tiene expectativas. El oficialismo debería explicar hacia dónde quiere ir. Se habla de hacer un sacrificio presente para crecer después y no está claro hacia dónde se va. El aumento de la nafta, por ejemplo, se hizo al día siguiente del 1 de Mayo, en medio de las paritarias, con el petróleo bajando de precio. No está claro qué es lo que pretende fomentar el gobierno con esto. A lo mejor es crear un fondo para invertir en otras energías, aunque no parece. Están centrados en cortar el déficit fiscal y nada más. Dicen que el segundo semestre todo mejorará…

-Hay que pasar el invierno…
(Risas)
-El invierno, la primavera y el verano. El Banco Central paga 38% de utilidad. Es un estímulo para especular. Están perdiendo la oportunidad de mostrar un modelo de país. Yo, como socialista, creía que iba a ser un gobierno de derecha con un proyecto, con el que seguramente tendríamos grandes diferencias. Pero realmente no hemos podido ver hacia dónde quieren ir.

-¿Es que no tienen un proyecto o que se aplica un plan de ajuste clásico?
-La campaña ya había sido pobre en ideas. Se basó en cuestiones emocionales y de expectativas. Algunos pensamos que cuando llegaran al poder tomarían decisiones como convocar al Consejo Económico y Social, que iban a abrir el diálogo en el Congreso. El único debate político consistente que se propuso fue el acuerdo con los fondos buitre.

-Para usted no hay un plan de largo plazo…
 -No. Es puro corto plazo. Es errático. Siguen a los acontecimientos. Ahora los sindicatos y la oposición pusieron el tema de los despidos y el gobierno entonces habla del mundo del trabajo. Estamos discutiendo el acceso a la información pública y no tenemos datos de la AFIP. Debatimos una ley ideal, pero cuando pedimos los datos de AFIP no los brindan.

-¿Qué percepción tiene del humor social actual?
-El que llegó a sentirse de clase media en los últimos años, por los bienes y servicios que logró, está atemorizado. Se le está pidiendo que retroceda. Mucha gente dejó de ir al cine, al teatro, a comer en restaurants. Los alquileres de los comercios aumentaron mucho. Todo eso se percibe en la calle. Por eso la reacción de los dirigentes sindicales, que tienen una gran experiencia y contacto directo con la realidad. Estamos siendo gobernados por un grupo de élite que nunca vivió estas situaciones de las que hablamos.

-¿Cree que influye eso en un gobernante?¿Las vivencias personales?
-Totalmente. No te podés poner en los zapatos del otro. Cuando alguien dice que hay que esperar seis meses para la reactivación y mientras tanto aceptar el desempleo, parte de la base de que todo el mundo tiene ahorros para resistir. Alguien que nunca vivió una situación de desempleo no puede entender estas cosas. Una de las declaraciones más dolorosas del presidente de los últimos días fue cuando hablo de empleos inútiles. (NdR: fue el 1 de Mayo, en una sede del sindicato gastronómico y refiriéndose a empleados públicos). Me resultó terrible. Inútiles para quién. Ahí se ve una visión de empresario, más que de jefe de Estado. Si esos trabajadores están mejor o peor aprovechados es una responsabilidad del empleador, en este caso el sector público.