El jueves por la noche, en el salón Jorge Luis Borges de la Feria del Libro, se reactualizó una vieja máxima del razonamiento inductivo. Aquella de «la parte por el todo». Dicho de otro modo, la posibilidad de llegar a una conclusión general a partir de un indicio o experiencia singular. En este caso lo individual fue la presencia en la sala del empresario Daniel Vila, uno de los propietarios del Grupo América, licenciatario de las señales televisivas América 2 y América 24. Quizá porque se sintió obligado a dar explicaciones, acaso porque simplemente aceptó conceder una entrevista, el propio Vila contó luego por qué asistió a la presentación del libro de Cristina Fernández: «Fui porque me invitaron». No debería sorprender algo tan sencillo, pero lo cierto es que la presencia de Vila en La Rural pareció molestar a quienes pretenden congelar la relación entre el kirchnerismo y el mundo empresario –sobre todo la gran burguesía industrial y agropecuaria– en las tensiones que acompañaron al último tramo del segundo mandato de CFK. Pero eso es pasado.

Lo de «la parte por el todo» viene a cuento porque Vila no es un caso excepcional. Así como el empresario de medios se sentó en primera fila y luego contó que había disfrutado con su presencia en la charla de la expresidenta, algo parecido sucede con otros hombres de negocios. Gestos similares –de paulatino acercamiento– proliferan entre representantes del sector industrial. También entre ciertos rubros del conglomerado agropecuario. Sobre todo entre los fabricantes de maquinaria agrícola, cuyas ventas se desplomaron en los últimos años, casi en la misma proporción que la mayor parte de lo que se denomina economía real, y quienes requieren insumos importados para llevar adelante su actividad.

Por ahora la preocupación por establecer puentes para volver a escucharse sin prejuicios se concreta lejos de los flashes. La prioridad para todos estos empresarios es informarse de primera mano sobre cuáles serían las decisiones de CFK en el caso de regresar a la Presidencia.

Uno de los canales más fluidos para la tarea de responder preguntas, acopiar información y conocer de primera mano las preocupaciones de los empresarios, es el diputado nacional Axel Kicillof. El exministro de Economía está por estos días de viaje en EE UU y México. Sus recorridas por la provincia de Buenos Aires lo convirtieron en el oído privilegiado –no el único, por supuesto– de las preocupaciones que transmiten desde productores rurales hasta los devastados dueños de pymes industriales. Cristina, sin embargo, no necesita intermediarios. Como adelantó Tiempo hace 40 días, nombres emblemáticos de la gran burguesía local ya tuvieron contactos con la expresidenta. Hubo, incluso, reuniones reservadas. En la lista de interlocutores de la senadora hay que incluir a Paolo Rocca, de la corporación Techint; Alejandro Bulgheroni, del grupo Bridas, y Luis Pagani, de Arcor.


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(Foto: Télam)


Los tres nombres mencionados, que representan a los sectores siderúrgico, energético y alimenticio, se han visto afectados por las decisiones políticas de Cambiemos. Si en la interna del frente empresario los ganadores han sido los bancos extranjeros (cogestores del megaendeudamiento) y las empresas energéticas, Rocca, Bulgheroni y Pagani representan al capital nacional que ha visto desvalorizarse sus activos y siente en algún caso la respiración en la nuca de la amenaza de una compra hostil. Algunos de estos hombres de negocios tienen un ojo puesto en lo que haga Roberto Lavagna pero, en simultáneo, cuidan sus canales de diálogo con la senadora. A la que descuentan candidata. Por otro lado, la intención de tener información de primera mano de lo que imagina el peronismo kirchnerista para el caso de volver a la Casa Rosada es un objetivo que trasciende las fronteras. El miércoles pasado, por caso, los representantes de la Cámara de Comercio Española en la Argentina, con sede en la avenida Belgrano, compartieron un almuerzo con comensales que –notoriamente– formaron y forman parte del kirchnerismo. Como se sabe, Teléfonica es una de las empresas más grandes de España, que acaba de ratificar en el Ejecutivo al socialista Pedro Sánchez. Los representantes de la patronal ibérica buscaron, como han hecho otros, tender puentes y acumular información. Estar preparados para un gobierno argentino de otro signo.

Esa preocupación, la de saber adaptarse a un eventual giro en la política argentina, tiene sus cultores en otras delegaciones extranjeras. Más allá de que el objetivo primario de la administración de Donald Trump sea sostener a Macri en la Casa Rosada, los funcionarios de la Embajada de EE UU pretenden enterarse con anticipación de cualquier movimiento importante que preparen el peronismo oficial y el kirchnerismo. No faltaron desde pedidos de reuniones con dirigentes con experiencia en el ejercicio de gobierno hasta una insistente búsqueda de información cuando empezó a circular el dato –luego desmentido– de que se preparaba un gran acto en el estadio de Racing.  Para la representación diplomática de la avenida Colombia, la baraja del futuro de la Argentina incluye por lo visto una carta en la que Cristina es nuevamente presidenta. No es el futuro que desean, pero una de las funciones de la diplomacia es estar preparado para todo . «