Las definiciones de Ricardo Alfonsín transitan por una delgada línea. Es la que debe caminar un dirigente que se opuso a la decisión política de su partido de aliarse con Mauricio Macri, pero que al mismo tiempo optó por ser orgánico. El diputado nacional aceptó la posición que se impuso en la UCR el 14 de marzo de 2015. Ese día Ernesto Sanz logró convencer a la mayoría de los convencionales radicales reunidos en Gualeguaychú, Entre Ríos, y ganó la pulseada para impulsar el acuerdo con el PRO.

«Si la gente percibe que la concepción del gobierno es que la mano invisible del mercado resuelve los problemas, los sectores de la sociedad que tienen esperanzas depositadas en Cambiemos se pueden desilusionar», dispara el diputado nacional, que recibe a Tiempo en su despacho del Congreso Nacional, sentado en uno de los sillones de cuero del pequeño living que tiene en la oficina. A cada rato entra alguno de sus colaboradores a comentarle diversos temas al oído.

-Hay dirigentes de distintas fuerzas de la oposición que ya definen a la gestión de Macri como neoliberal. ¿Comparte esta lectura? 

-No creo que sea justo caracterizarlo así, por ahora. Me parece que es un poco apresurado. Por otra parte, Cambiemos no está compuesto sólo por el PRO. También están la UCR y la Coalición Cívica. Y, al menos por lo que respecta a nosotros, vamos a tratar de influir para que eso no ocurra.

-¿Qué debería hacer el gobierno para evitar esa caracterización?

-Me parece que el esfuerzo que se le ha pedido a los ciudadanos para intentar acomodar ciertos aspectos de la macroeconomía no se le ha exigido igual al sector empresario. Hay que procurar que ese sector sea solidario por ejemplo con los precios y que no apelen a los despidos si tiene alguna dificultad. Creo que el Ejecutivo debería convocar a una mesa en la que se sienten empresarios, sindicatos y el Estado, para distribuir de modo más justo los esfuerzos que haya que hacer. 

-¿Cree posible que el ejecutivo haga esa convocatoria? 

-Es absolutamente necesario. Hay una porción importante de la sociedad que está dispuesta a esperar y que tiene esperanzas con el nuevo gobierno. Pero esta buena predisposición se basa en dos ideas. Una es que el esfuerzo va a ser equitativo, es decir, que los sectores del poder económico también harán un sacrificio. La otra idea es que detrás de esta primera etapa hay un horizonte compensador. Si las señales del Ejecutivo son que todo se resolverá con la mano invisible del mercado o con el derrame de la copa de los ricos la predisposición de la sociedad se puede modificar. La gente ya sabe que las concepciones neoliberales no traen un horizonte compensador.

-Usted se opuso al acuerdo con el PRO cuando se debatió en el radicalismo. Los que defendían la alianza sostenían que no había un «riesgo ideológico» porque la UCR tendría un bloque de diputados importante y el gobierno estaría obligado a negociar las políticas para poder aprobarlas. ¿Se ha cumplido esta premisa? ¿El ejecutivo consensúa con la UCR sus decisiones?

-Nosotros los radicales tenemos que tener presente esto. En Gualeguaychú se reconoció que Cambiemos era un frente que reunía fuerzas políticas de tradiciones diferentes. Esto implica que frente a determinados problemas podemos plantear soluciones distintas. Nosotros somos el ala progresista de Cambiemos. Por eso sería necesario generar un espacio dentro de la coalición para que se escuche la opinión de todos los que la componen. Ese espacio institucionalizado no existe. Cuando se lo hemos reclamado al oficialismo nos han dicho que lo piensan generar. Esperemos que sea así. Eso no debería ser un problema, ya que esta coalición dijo desde un principio que sus diferencias eran un activo. 

-Entonces hay sectores del radicalismo que tienen diferencias con el gobierno…

-Hubo algunas diferencias muy claras. En materia institucional fue público que varios dirigentes del partido se opusieron a la designación de jueces de la Corte Suprema por decreto. Esos cuestionamientos, me parece, hicieron que el ejecutivo repensara su decisión. Hay que destacar también el hecho de que haya reconocido el error y cambiado. Respecto de la quita de retenciones a las mineras también se observaron diferencias. Yo mismo lo he cuestionado. Me parece que no era necesario. Las empresas mineras ya tenían un tratamiento fiscal privilegiado por la ley de inversiones para el sector sancionada en la década del 90. Son planteos con objetivos constructivos, al igual que el pedido de sancionar la ley de glaciares. Por eso es necesario que se genere el espacio de diálogo dentro del frente. 

-Las medidas socialmente más duras fueron los aumentos de tarifas.

-Cualquiera sea la valoración que alguien tenga sobre el ciclo kirchnerista, hay una realidad incontrastable: el Estado tenía un déficit muy grande el 10 de diciembre. Además había atraso cambiario y pocas reservas, lo que complica a la industria que tiene que importar insumos. La situación macroeconómica era complicada. Frente a esto había varios caminos: seguir haciendo lo mismo que se venía haciendo, que podría haber terminado en una gran crisis, o producir algunos cambios para intentar ordenar la macroeconomía. Creo que cualquiera que hubiera ganado las elecciones hubiese intentado ordenar la macroeconomía. Lo que sí me parece es que debería haber sido gradual. Se debería haber convocado a audiencias públicas y, de nuevo, las empresas tienen que hacer un esfuerzo mayor.

-El propio presidente le ha «pedido» esto a los empresarios. El gobierno, ¿no debería actuar y no sólo declamar?

-La política no es sólo imposición. También es posible apelar a la cooperación. De todos modos, si ese camino no funciona hay que tomar otras decisiones. Me parece que en el tema de los precios el Estado debe tener una presencia más firme. Los empresarios han remarcado de modo abusivo. El gobierno pecó de ingenuidad. La lógica del empresariado es muy distinta a la del sector público.

-¿Fue ingenuo o es lo que piensa?

-Creo que tomaron conciencia después de que hay que exigir e intervenir en la economía en el marco del Estado de derecho.

-¿Qué rescata de estos cuatro meses de Macri?

-Se han tomado medidas que intentan ordenar la macroeconomía, en un escenario en el que el margen de maniobra no es grande. Se modificó el mínimo no imponible. Por supuesto es insuficiente, pero va en una senda. Me parece importante que se estén respetando las paritarias, que se debata en el Congreso la devolución del IVA en los insumos básicos para la gente con menores ingresos, la universalización de la AUH. El gobierno ha hecho cosas que, con matices, hubieran hecho también los candidatos que perdieron. Creo que ahora se verá realmente el rumbo que quiere tomar y los márgenes de discrepancia pueden ser mayores dentro de Cambiemos.