Gran parte de la opinión pública aprueba el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional aunque se mantiene el pesimismo con respecto al futuro económico. Así lo indican varias encuestas en las que se percibe un alto acompañamiento al discurso del gobierno de Alberto Fernández sobre la necesidad de negociar con el organismo internacional a pesar de su mala imagen. El gobierno parece haber comunicado de manera eficaz su posición con respecto a este tema.

Según un relevamiento nacional hecho por Rouvier y Asociados a mediados de febrero, casi un 70% de las personas considera que es favorable para el país. Sin embargo, las expectativas económicas son negativas por la inflación. “Es un logro que se propuso el gobierno y lo consiguió, la mayoría de la opinión pública piensa que la deuda hay que pagarla. El gobierno queda bien parado y es mirado de forma positiva”, sostuvo a este diario Ricardo Rouvier, director de la agencia. Sin embargo, eso no disminuye el pesimismo. “Son cosas distintas. A la gente, cuando se le pregunta por el escenario económico, va a plantear un escenario negativo, sobre todo a partir de la inflación, eso influye directamente en el ánimo de la gente”, agregó.

El director del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), Roberto Bacman, consideró que “hay un reconocimiento al esfuerzo del gobierno que tiene que ver con encontrar elementos que le den mayor esperanza a la gente y acotar el nivel de incertidumbre”. Los números de su consultora indican que el 48,6% aprueba el acuerdo, mientras que el 33,4% lo rechaza. En este último grupo, la gran mayoría (sobre todo simpatizantes del PRO) considera que los términos deberían incluir reformas más estructurales, mientras que un 5% corresponde a los argumentos de izquierda de un rechazo total.

“El presidente explicó que este es un acuerdo que le permite al país mirar para adelante y preocuparse por la economía. La clave es que a la gente le preocupa lo que está cercano a su bolsillo. No hay duda de que los argentinos están esperando, pero las expectativas son muy bajas. Cuando preguntás por economía, solo el 32% dice que va por la dirección correcta y un 65%, por la incorrecta. Ese es el principal desafío para el gobierno, encaminar esa economía, no la macro”, explicó el sociólogo.

Con respecto a la comunicación, Bacman cree que en este caso específico el mensaje llegó correctamente. “En lo más manifiesto funcionó. Esta vez el gobierno estuvo rápido, lo dijo con claridad. Alberto dio la conferencia en Olivos y luego Manzur y Guzmán lo explicaron, y eso fue un éxito. Sin embargo, cuando le preguntás a la gente, te dice que está de acuerdo pero le quedan en la cabeza las mentiras que vienen del PRO sobre la deuda. En líneas generales, el gobierno está perdiendo la batalla comunicacional. Si uno ve la pregunta sobre quién endeudó el país con el FMI, ve que Macri tiene un 42,9% y entre Alberto y Cristina, un 38%. Hay que trabajar más la comunicación. El gobierno debería hacer un contramodelo para contestar al modelo del PRO”.

El politólogo y analista de Clivajes Consultores, Esteban Regueira, incluye la mala experiencia con el FMI durante la década de los ’90. “El 61% de los y las encuestadas está de acuerdo con que se arregle con el FMI. Eso no se traduce en una percepción de la gente sobre que a raíz de ese acuerdo, la situación económica mejora. Las expectativas positivas están arriba del 30%. Esa apatía se puede entender respecto a cómo viene la economía en general en Argentina, con una recesión que se arrastra desde hace varios años, teniendo en cuenta también el problema de la inflación. No deja de pesar la experiencia argentina con el FMI en la década del ’90 que toca fondo con la crisis de 2001. Son dos cuestiones que están muy metidas en el pensar de los argentinos y argentinas. Si bien ven que es necesario cerrar ese acuerdo, no lo ven como algo estrictamente positivo en el corto plazo”, indicó.

Regueira considera que la comunicación no fue efectiva porque se mantiene la incertidumbre con respecto a lo que vendrá. “El gobierno sigue con ese déficit en la comunicación porque la incertidumbre respecto del acuerdo la logró capitalizar mucho mejor la oposición, que es la que puso en tela de juicio que no se sabe qué es lo que se va a firmar, que habla de ajustes en las jubilaciones. Eso, sumado al problema de comunicación que tiene el gobierno desde sus primeros momentos, hace que la expectativa con respecto al acuerdo no sea la mejor. Se reconoce esa necesidad, ahí sí se expuso de manera correcta cuál era la situación, pero parece que falta un poquito más. Dan medio paso en lugar de dar uno, y ahí le dan espacio a la oposición”, explicó.

Con respecto a los argumentos en contra de la negociación, Rouvier los considera fundamentalmente ideológicos. “El FMI no es un organismo popular y tiene una oposición ideológica desde hace muchos años que se ubica en la centroizquierda o en la izquierda. En el caso del kirchnerismo se ve claramente, no hay aceptación. Inclusive en la dirigencia no hay demasiada fe en el acuerdo”, analiza. Para Regueira, hay un grupo que lo relaciona con lo sucedido 20 años atrás:  “Hay un núcleo duro de gente que está identificada con la izquierda y, después, hay gente que traspola su experiencia de la crisis del 2001 y esos años de acuerdo constante con el FMI. Eso queda presente entre los 40 y 50 años. Eso impacta de manera negativa”.

Si bien el acuerdo con el FMI tiene aceptación, las preocupaciones de la población van por otro lado. Las encuestas analizadas para esta nota indican que la inflación sigue siendo el mayor problema junto con el desempleo y la pobreza.  «