Con las puertas cerradas y sin presencia de prensa en la sala de audiencia, comenzó esta mañana un nuevo juicio a Milagro Sala por supuestas amenazas a una oficial de policía en un caso que se conoce como “la causa de las bombachas”, iniciada por la denuncia de la uniformada con el patrocinio del hijo el gobernador Gerardo Morales. Al iniciar el debate, la líder de la Tupac Amaru le pidió a los jueces del Tribunal en lo Criminal N°2 de Jujuy que le evite molestias a las partes y que directamente le digan la condena: “Esto es una payasada”, dijo. La única testigo que concurrió a la audiencia, no recordó nada.

El juicio comenzó esta mañana y se desarrolla en el contexto de la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que se conoció el martes y que ordenó al Estado Argentino que envíe en prisión domiciliaria en su casa a la líder de la Tupac Amaru, para resguardar su integridad física y psicológica, porque consideró que se encuentra en una “situación de extrema gravedad y urgencia”.

La intención del tribunal fue aislar a la diputada del Parlasur y lo que ocurra de la opinión pública. Pero apenas Milagro puso un pie en la sala, único momento permitido para la presencia de la prensa, comenzó a hablar: “No a la reforma laboral y previsional, peleen por sus derechos”, dijo desde la puerta, aún rodeada por uniformadas del Servicio Penitenciario jujeño.

Y en sus primeras palabras, negó las acusaciones y denunció la absoluta falta de independencia de los jueces Antonio Llermanos, Luis Kamada y Mario Puig y del fiscal Darío Osinaga Gallager.

“Les pido a los jueces y los fiscales que hoy dicten sentencia y dejemonós de estas payasadas”, disparó la diputada del Parlasur apenas se sentó junto a sus abogados, Elizabeth Gómez Alcorta, Paloma Álvarez Carreras y Luis Paz. “Es una payasada lo que están haciendo conmigo. Acá hay jueces y fiscales que son víctimas del poder de Gerardo Morales y están obligados a dictarme una sentencia”, disparó.

Enérgica, Sala negó las acusaciones: “Yo nunca amenacé a nadie con una bomba, como dicen. Ese no es mi léxico. Los periodistas me conocen, todos saben que putear, puteo; todos saben que cuando me tuve que agarrar a piñas, me agarré a piñas. Pero nunca amenacé con una bomba. Eso es una mentira”.

Por eso pidió mirar el origen de la causa. Recordó que los primeros abogados que patrocinaron a la denunciante Ángela Silvina Cabero, titular de la Comisaría Seccional N°56 de Alto Comedero, fueron Gastón Morales, hijo del gobernador y funcionario, y su socio Luciano Ribas, actual Ministro de Gobierno provincial. “Entonces qué me vienen a decir que la justicia tiene independencia”, dijo Sala.

-Tranquilicese, por favor-, pidió Llermanos.
-Me voy a tranquilizar cuando la justicia sea independiente.- respondió Sala.
-Tenga la seguridad de que está actuando, este tribunal y las partes, con absoluta independencia.
-No es así doctor. Ustedes son víctimas del poder político de Gerardo Morales.

Milagro Sala está acusada en el juicio de amenazas. Según la acusación, el 13 de octubre de 2014 la líder de la Tupac Amaru habría amenazado por teléfono con “volar a la mierda” a la seccional, a dos efectivos de la Policía provincial de la Comisaría N°56 del barrio de Alto Comedero: el oficial principal Rubén Vázquez y la comisario Cabero.

La causa de las bombachas comenzó cuando la hija de una integrante de la Tupac Amaru advirtió en una feria callejera que unas prendas femeninas que estaban a la venta eran las que le habían robado a su mamá. La mujer llamó a la policía y todos fueron a la comisaría, pero mientras que la acusada de robo salió en libertad, la denunciante quedó retenida por la burocracia policial. Al día siguiente, los dos policías denunciaron amenazas, y un año más tarde la comisario se presentó como querellante patrocinada por el hijo de Morales y su socio y actual funcionario de gobierno.

“Ni bien ingresaron los testigos, pudimos evidenciar que lo que decía Milagro era absolutamente cierto”, sintetizó la abogada Álvarez Carrera en declaraciones a la emisora local, El Submarino Radio. La abogada detalló que la única testigo que presentó la querella es una mujer discapacitada por un ACV sufrido hace 14 años que en la audiencia dijo que no recordaba nada.

En el debate los jueces y el fiscal intentaron que la mujer reconozca como propias palabras una declaración brindada en sede policial, pero no pudo hacerlo: no recordaba nada. Pese a que la declaración en una comisaría no es válida en juicio según el Código Procesal, porque se hace sin la presencia de las partes, el fiscal Osinaga Gallager, pidió citar a los policías que la tomaron, para que ejerzan una suerte de rol de escribanos.

“La intención de incorporar esas declaraciones es para insistir sobre una prueba que además no puede justificar nada, porque va a ser nula”, reumió Álvarez Carrera.

Puertas cerradas

“Nosotros queremos un juicio a puertas abiertas porque tenemos la verdad. Los jueces quieren un juicio a puertas cerradas”, dijo Gómez Alcorta a la prensa antes de la audiencia. “En ningún lugar, salvo en Jujuy, es posible que una causa tan ridícula llegue a Juicio. No esperamos justicia, porque lo que quieren es una ficción, una farsa que es lo que va a ocurrir acá”, resumió la abogada de Milagro Sala.