Este martes se realizó una nueva audiencia del juicio Brigadas, en el que se juzgan crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús. Declararon el sobreviviente Eduardo Nieves y familiares de los detenidos-desaparecidos que sobrevivieron Néstor Barberan, Manuel y Marcelo Casco. En todos los casos, estuvieron detenidos en la Brigada de San Justo.

Néstor Barberan, hijo Rodolfo Atilio Barberan, fue el primer testigo de la audiencia. Contó que vio el secuestro de tres personas, entre ellas, su padre. “Fue impactante”, advirtió el hombre, quien precisó que por ese entonces tenía 10 u 11 años. Sucedió en el Complejo 17 de La Matanza.

Brindó detalles del secuestro de su papá. “Estábamos durmiendo, ya había un ambiente en el barrio que no era normal. Entraron rompiendo la puerta”, explicó ante el Tribunal. En el operativo, golpearon a su madre, a quien encontraron tendida en el piso y ensangrentada.

A su padre lo sacaron de la casa en ropa interior y lo metieron en un auto, al que identificó como un Falcon de color “cremita”. “No lo vimos más a papá hasta los dos o tres años apareció”, apuntó.

Luego, brindó detalles de los secuestros de Jorge Euman y Manuel Casco, también en el barrio. Fueron con poco tiempo de diferencia entre sí. En el caso de Casco, el modus operandi fue similar: los chuparon durante la madrugada y hubo disparos dentro y fuera de la casa, según recordó.

Respecto al secuestro del doctor Euman, explicó que fue durante el día porque ellos (él, Manuel y Marcelo Casco y otros dos chicos) estaban jugando a la pelota. “Cuando entraba un Ford Falcon en el barrio, todo el mundo ya sabía que había un problema por el ambiente hostil. Cuando lo vimos, nos quedamos para ver qué hacían y vimos cuando el doctor cruzó como un relámpago delante de nosotros y gritaba con miedo. Atrás de él, tres o cuatro tipos con armas en las manos y disparos también”, explicó.

Se mostró agradecido de “poder hablar con alguien que lo entiende”. “Toda mi vida tuve que estar cargando con estas imágenes. Hoy, papá está en casa y lo miro y pienso que loca que es la vida. Hay cosas que jamás vamos a poder reparar, porque yo pude haber tenido una vida normal y hubiese sido un gran profesional, una persona noble y justa. Pude haber tenido una familia diferente, no desarticulada”, reflexionó.

El segundo testimonio fue el de Manuel Casco hijo. “Vivía con mi papá, mi mamá y mis hermanos en el Complejo 17. Fue en el año 1978 cuando secuestraron a papá, era el vicepresidente de la comisión barrial. Al presidente (Aureliano Araujo) también lo secuestraron, a su hermana y su mujer. En esa comisión estaba Atilio Barberan y había doctores que asistían de forma gratuita”, contó, y mencionó que Euman era uno de ellos.

Durante la madrugada del 1 de mayo entraron a la casa tirando la puerta abajo. “Entraron policías y militares”, mencionó y brindó detalles de los uniformes, pero mencionó que también había personas vestidas de civil. “Hasta nos mataron a la perra, que quería defender a papá“, recordó. En el operativo, de acuerdo al relato, golpearon salvajemente a su padre y su madre, e incluso a él que era un nene de 10 /11 años.

Su padre estuvo detenido en la Brigada de San Justo y Puente 12, según le contó. Les contó, incluso, sobre las torturas a las que fue sometido, picana y quemaduras con cigarrillos en los brazos. Fue liberado, encapuchado, en Ciudad Evita. “Cuando éramos chicos nos evitó el dolor pero nos contó de grandes todo lo que le hicieron”, explicó, y rompió en llanto. Su padre tuvo la oportunidad de irse del país, pero no quiso pero se escondió en las provincias de Chaco, Neuquén y Mendoza. “Estuvo por todos lados sin poder volver a casa”, lamentó.

Finalmente, brindó algunos detalles de los secuestros de Atilio Barberan y Jorge Euman, que también pudo presenciar. “Me acuerdo como si hubiera sido ayer todo lo que pasó”, mencionó.

El tercer testigo fue el sobreviviente Eduardo Luis Nieves, debido a los problemas de conexión de Marcelo Casco. Se definió como militante de la Juventud Peronista de la zona de Lanús durante su juventud y explicó que se trasladó a otro domicilio por las desapariciones en la zona. El 29 de diciembre fue a visitar a un compañero y lo esperó porque no estaba en su casa. Cuando llegó, un grupo de tareas ingresó a la casa y se los llevó a todos: él, su pareja Norma, el amigo Jorge Garra y su compañera Nora. Los nenes de ambas parejas quedaron en la casa de un vecino.

“Nos esposaron, nos pusieron vendas en los ojos y nos trasladaron a un lugar que estaba a 45 minutos de viaje. Puede notar que había un portón y una lomada para ingresar”, precisó. Al cuarto día, los interrogaron y comenzaron las torturas con picana. Confirmó que estuvo detenido en la Brigada de San Justo, al igual que los testimonios que lo precedieron.

Marcelo Casco fue el último en declarar. Mencionó que pudo presenciar tres secuestros: Barberan, su padre y el médico. “Recuerdo que me levanto de la cama, voy al comedor y veo un montón de gente (militares, policías y gente de civil), mi papá forcejeaba y a mi mamá la golpearon mucho”, contó. Uno de los represores lo llevó a una habitación y desde allí “escuchaba los gritos del comedor”.

“Se escuchan un par de disparos y después de un tiempo, empiezo a escuchar los ruidos de afuera: ya se lo estaban llevando a mi papá”, recordó, al tiempo que precisó que lo primero que pudo hacer fue ayudar a su madre, que estaba en el piso golpeada. “Yo creía que se moría”, admitió el hombre que era un niño en ese entonces.

Mencionó, en sintonía con las expresiones de su hermano, que él y sus amigos les arrojaban piedras a los represores que secuestraron al doctor Euman, junto con los vecinos, para evitar que se lo lleven.