El debate oral en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Banfield, Quilmes y Lanús durante la última dictadura cívico-militar, conocido como Juicio Brigadas, continuó este martes con la ampliación de la declaración indagatoria del represor Jorge Di Pasquale, único preso detenido en cárcel común de todos los imputados en este proceso. También declararon los testigos Mercedes Alvariño Blanco y Carolina Ghigliazza.

La semana pasada, los acusados se negaron a declarar pero Di Pasquale sí aceptó hacerlo en esta jornada y responder preguntas.

“Yo formé parte del Destacamento de Inteligencia 101 durante los años 1978 y 1979. Mi puesto dentro de la unidad fue el de jefe del grupo de actividades especiales”, explicó ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata. “Dejo expresamente aclarado que no conocí ni conozco, tampoco tuve contacto o vi documento alguno referido a las personas que aparecen en este tramo como víctimas. Asimismo digo que nunca estuve en las brigadas que se investigan en esta causa“.

Además, advirtió: “Ustedes no son mis jueces naturales”, al tiempo que consideró que “es un juicio anticonstitucional”. Y dejó en claro que es el único detenido en la causa. “Hace 13 años que estoy en prisión preventiva. Siempre he estado en cárceles del Servicio Penitenciario Federal como normalmente exigen los querellantes a los jueces”, planteó.

Leyó tramos de la acusación fiscal y sentenció que “no existió ningún plan sistemático de delitos de lesa humanidad ni tampoco de aniquilamiento y menos aún un plan sistemático de apropiación de niños y niñas”. “Acá no hubo ninguno de estos planes que indica el documento, acá se desarrolló una guerra revolucionaria“, replicó.

Al rechazar algunos apartados de la acusación, consideró que es “una avivada de los derechos humanos”. “Hay gente que vive de los derechos humanos como lo hacen los traficantes de armas durante una guerra convencional”, consideró. “Acá se necesitan pruebas concretas, no teorías”, apuntó el imputado. “Me considero un preso político, llevo 13 años de prisión preventiva y en ninguna de las causas que tengo han puesto una sola prueba”, amplió en la continuidad de su declaración.

El abogado Pablo Llonto y Esteban Rodríguez Egger, integrante del tribunal, realizaron preguntas. En primer lugar, sobre su paso por las brigadas y posteriormente fue consultado por los organigramas de la institución en la que se desempeñaba y los vínculos con distintas fuerzas. El magistrado consultó, también, sobre “detenciones ilegales”. “Recuerdo que eran pasados a la cárcel y pasados al Poder Ejecutivo Nacional. En ese momento, no era ilegal eso”, respondió.

Testigos

Luego declararon dos testigos. La primera fue la sobreviviente Mercedes Alvariño Blanco, quien fue secuestrada durante la madrugada del 19 de noviembre de 1975 en Ramos Mejía. Estaba en la casa de una prima lejana porque ya no vivía con sus padres en Lanús debido a un secuestro anterior, en 1974. Fue golpeada y torturada.

“Me tiran en una cama de metal, me atan de pies y manos, me tiran un baldazo de agua y empieza la picana. De ahí paso a un lugar abierto, donde me hacen un simulacro de fusilamiento“, recordó, aludiendo a su detención en Puente 12. También mencionó como método de tortura el “submarino seco“. Estuvo pocos días allí y luego, fue trasladada en un camión al centro conocido como El Infierno de Avellaneda. “Creo que estuve tres días en El Infierno”, mencionó.

Carolina Ghigliazza, hija de desaparecidos, fue la siguiente testigo. “El 19 de septiembre de 1975 fusilaron a mi padre y escondieron su cuerpo. Meses después secuestraron a mi madre de la escuela en la que trabajaba, delante de sus alumnos, niños y niñas de 6 años”, explicó ante el TOF y las partes.

“Nunca pudimos pronunciar las primeras palabras, mamá y papá, porque los habían desaparecido. Esas palabras, desaparecer, sabemos lo que significa en nuestra historia: secuestros, golpes, quemaduras, violaciones, torturas y asesinatos de las formas más crueles que uno no pude ni siquiera imaginar”, aseguró la mujer, quien al momento del secuestro tenía 1 año, mientras que su hermana tenía cinco meses de vida.

Ella es hija de Ricardo Mario Ghigliazza e Irma Noemí Tardivo. “Buscamos por todos lados, le preguntamos a militares, a policías, a curas, a gitanas, espiritistas, dónde están sus cuerpos. No sabemos todavía”, explicó. El cuerpo de su madre fue hallado enterrado como NN en el cementerio de Benavídez. Los restos de su padre aún no aparecen.

“Papá murió por todos los que sufren, por aquellos que no tienen derecho a vivir. Murió para que todos tuvieran la oportunidad de ser felices, por los pobres, porque queríamos otro mundo para ustedes y para todos los nenes”, mencionó que escribió su madre en un diario íntimo, y mencionó que lo tomaron como un legado.