En medio de las medidas destinadas a la clase trabajadora que está motorizando el oficialismo, como la suba del piso del impuesto a las ganancias o la devolución del IVA, la reducción de la jornada laboral volvió a aparecer entre las demandas. Tres proyectos en Diputados y uno en el Senado otorgan la plataforma legislativa para llevar adelante esta iniciativa que, si bien es un reclamo que ya tiene sus años, tomó fuerza a partir del fenómeno del pluriempleo que se masificó tras la pandemia. Tiempo pudo saber que varias iniciativas estuvieron en estudio dentro del Ministerio de Trabajo durante la gestión de Claudio Moroni, pero nunca vieron la luz. Esta semana, la actual ministra Raquel Kelly Olmos fue la vocera de este reclamo. Sin embargo, las declaraciones de la ministra, que acompañó al candidato Sergio Massa en distintas iniciativas, por el momento no encontraron repercusión dentro del búnker de Unión por la Patria.

Esta semana ingresan al debate en comisión los proyectos enviados por Sergio Massa sobre la modificación del Impuesto a las Ganancias y la creación de empleo pyme. Pero por ahora, según pudo saber este medio, no se incluirán en el temario los tres proyectos que tienen estado parlamentario en Diputados ni el que está en el Senado. “No hay repercusión acá”, aseguraron voceros oficiales de la campaña tras los dichos de la ministra Olmos.

Una de las propuestas que suma mayor consenso es la que presentó el titular de la CTA y diputado Hugo Yasky, que establece la reducción de la jornada laboral de 48 horas del régimen actual a 40 horas semanales, con un máximo de 8 horas diarias y «sin reducción salarial». Otro de los proyectos es el de la diputada y dirigente gremial de La Bancaria, Claudia Ormaechea, que propone una reducción a 36 horas semanales. Por su parte, la izquierda a través de los diputados del FIT presentó una iniciativa propia. “La duración del trabajo no podrá exceder de seis (6) horas diarias y treinta (30) horas semanales”. En tanto, en el Senado Mariano Recalde presentó un proyecto de reducción de la jornada de 48 a 36 horas semanales, con el objetivo de promover la semana de cuatro días. A su vez, el proyecto busca reducir todos los máximos legales: régimen diurno, nocturno, trabajo insalubre y regímenes especiales.

Los números que tuvo Moroni en su mano para analizar y promover la reducción de la jornada laboral post pandemia se basaron en un informe de la Organización Mundial del Trabajo de 2018, presentado en Ginebra, llamado “Garantizar un tiempo de trabajo decente para el futuro” elaborado en base a la duración legal del trabajo semanal normal en el mundo en 2017. Ese texto recoge información de países seleccionados miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que da cuenta de que “existe en los países evaluados una elevada correlación entre la extensión de la jornada laboral y la productividad, a mayor productividad del país, menor extensión de la jornada laboral” y da cuenta de que la productividad laboral creció sensiblemente desde ese entonces.

Este informe que circuló en el Ministerio de Trabajo fue también elaborado con información pública de la propia cartera y de la Cepal, y da cuenta de que entre 1960 y 2022 en Argentina la productividad laboral creció un 52 por ciento. A su vez, muestra que la mayoría de los principales convenios colectivos de trabajo tienen una jornada laboral semanal máxima de 48 horas. Las excepciones son los convenios de Bancarios (37,5 horas), Camioneros (44 horas), Construcción (44 horas), Entidades deportivas y sociales (44 horas), entre otros.

Por lo pronto, el Convenio Nro. 47 de la OIT hace un llamado para que “los países adopten o faciliten las medidas para garantizar la jornada laboral de 40 horas”. En la actualidad son pocos los países del mundo que exhiben una jornada máxima legal de 48 horas semanales. Quedan con esta extensión de jornada laboral principalmente un conjunto de países de América Latina (entre los que se encuentra Argentina, México, Uruguay, Paraguay, Perú) y Asia.

Especialistas consultados por autoridades del Ministerio durante la gestión de Moroni señalaron que las experiencias recientes en materia de reducción de la jornada laboral no arrojaron resultados negativos sobre el empleo y la productividad y mostraron una mejora en la calidad de vida de los y las trabajadoras. Tampoco hay evidencia de que los países con menores jornadas laborales posean niveles de ingresos inferiores a los países con jornadas más extensas. Es más, se constata una relación negativa entre las horas trabajadas en promedio y el ingreso per cápita de cada país.