El monumento «Del cielo los vieron llegar» fue incorporado a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que lo describió en como una manera de «homenajear a cada una de las 308 víctimas identificadas del bombardeo de Plaza de Mayo acontecido el 16 de junio de 1955, así como al número aún no precisado de víctimas no identificadas y a los más de 1200 heridos por el ataque», según se lee en la web del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH).

El monumento consiste en una construcción vertical tipo tótem formado por seis troncos de palma vitrificada de distintas alturas (entre seis y siete metros) unidos por una franja de acero inoxidable a la altura de la vista de los espectadores. Esta franja está sujetada por bulones y contiene grabada la leyenda «Homenaje a las víctimas del bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955. ‘Del cielo los vieron llegar'», junto a los nombres de todos los fallecidos en el bombardeo cuyas identidades se conocen hasta ahora, previendo con un espacio en blanco la incorporación de más nombres en el futuro.

El monumento está coronado por doce máscaras de bronce, en las que figuran tres rostros masculinos, tres femeninos y tres de niños/as carentes de expresión, y tres rostros que representan, en palabras de la autora Nora Patrich «el horror, con la boca abierta en un tremendo gemido desgarrante de espanto». Además, tres brazos de bronce con sus manos abiertas que apuntan con sus palmas al cielo «imploran o tratan de proteger, según el espectador».

El bombardeo a Plaza de Mayo

El 16 de junio de 1955, la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, encabezó un ataque que tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete para consumar así un golpe de Estado. La maniobra comprendía también la agresión contra civiles que pudieran alzarse en defensa del gobierno constitucional. El propósito ulterior del ataque era instaurar un triunvirato civil integrado por dirigentes de las fuerzas políticas opositoras al gobierno.

Los aviones que surcaron el cielo del centro de Buenos Aires lanzaron más de cien bombas con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos. La mayoría de ellas cayeron sobre las plazas de Mayo y Colón, y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército y la Casa de Gobierno hasta la Secretaría de Comunicaciones y el Ministerio de Marina, en el centro porteño. Doce de las más de trescientas víctimas mortales se encontraban dentro de la Casa de Gobierno, en la que impactaron veintinueve bombas, de las cuales seis no estallaron. El resto de las bombas y los proyectiles de grueso calibre disparados desde los aviones y también por los infantes de Marina que intentaron asaltar la Casa Rosada estuvieron dirigidos a la población civil transeúnte.

El ataque aéreo se realizó en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía, el edificio de la Confederación General del Trabajo y la residencia presidencial fueron los principales objetivos. Además de los más de trescientos muertos, el ataque dejó como saldo más de mil doscientos heridos. Tres centenares de civiles armados (llamados “comandos civiles”) intervinieron en acciones colaterales como la ocupación de los estudios de Radio Mitre, a través de la cual se lanzó una proclama que dio a Perón por muerto. El presidente se había retirado al Ministerio de Ejército, por lo cual no se encontraba en la casa de gobierno al comenzar los ataques.

El bombardeo a Plaza de Mayo fue el primer ataque aéreo contra objetivos terrestres efectuado por las fuerzas aéreas argentinas, tanto la Fuerza Aérea como la Aviación Naval, además de un antecedente directo de la autodenominada “Revolución Libertadora” (1955-1958), dictadura cívico-militar que llegó al poder tres meses después del ataque mediante el golpe de Estado que depuso a Perón de la presidencia. Algunos de los protagonistas del bombardeo, como los capitanes de fragata Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes, y varios de los pilotos y tripulantes de aviones que escaparon del país tras el ataque serían más tarde acusados por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).