Este 24 de noviembre podrá tomarse como el día en que el proyecto de la reforma electoral, que implicaba la implementación de la Boleta Única Electoral (BUE), quedó desactivado por lo que resta del año y, por ende, no se aplicará en los comicios de 2017. La decisión la tomó el bloque de senadores del PJ-Frente para la Victoria (FPV) durante la reunión que sus miembros mantuvieron con gobernadores peronistas. La conclusión del encuentro se tradujo en un comunicado que señala que “la alta vulnerabilidad de algunos de los métodos electrónicos propuestos determina la imposibilidad del apoyo al proyecto tal cual fue aprobado por Diputados”.

La reunión fue convocada por el presidente del bloque, Miguel Pichetto, en un intento por frenar el descontento que crecía dentro de la bancada por la presión que ejercían el propio rionegrino y funcionarios del gobierno nacional para que se apruebe el proyecto tal como había salido de la Cámara baja. Pero el tiro salió por la culata.

Cerca del mediodía comenzaron a llegar al bloque los gobernadores de Formosa, Gildo Insfrán; La Pampa, Carlos Verna; Tierra del Fuego, Roxana Bertone; Entre Ríos, Gustavo Bordet; San Juan, Sergio Uñac y de La Rioja, Sergio Casas. La catamarqueña, Lucía Corpacci, llegó un poco más tarde. También estuvieron presentes los vicegobernadores de Santa Cruz, Pablo González, y de Santiago del Estero, José Neder, el secretario de la gobernación de Chaco, Héctor Horacio Rey y el presidente del partido Justicialista, el diputado José Luis Gioja.

Algunos de los mandatarios ingresaron molestos al Senado y se lo hicieron saber a Pichetto antes y durante el encuentro. Es que el jefe de los senadores del PJ-FPV había anunciado la convocatoria sin haberlos consultado. Verna fue el más enojado. Entre los senadores también había un número importante de disgustados por la conducta del jefe de bloque que, afirman, acuerda con el oficialismo sin consultarlos.

En ese marco, la charla comenzó tensa, la temperatura de las exposiciones subió y solo la decisión mayoritaria de los gobernadores de postergar cualquier tratamiento de este proyecto de ley permitió que no tuviera un final abrupto y disruptivo. Pero las críticas de los mandatarios provinciales no se centraron en la reforma electoral sino más bien en las prioridades que debe tener el bloque frente a la situación política, social y económica que vive la Argentina: “¿Viven en una burbuja? ¿No saben lo que pasa en el país? ¿No saben que en la calle no hay dinero que alcance? En lo que menos piensa la gente es en la boleta electrónica sino en tener trabajo”, los amonestó Insfrán. Los dardos del formoseño no estuvieron dirigidos a la totalidad de los legisladores. Pichetto supo que hablaba de él y de por lo menos dos senadores más que apostaban a aprobar la ley, el salteño Rodolfo Urtubey y el bonaerense Juan Manuel Abal Medina.

El primero se retiró rápido y no escucho mucho más. El segundo recibió la crítica porque los mandatarios y algunos de los senadores del bloque entendían que su propuesta alternativa del proyecto oficial sólo iba a lograr, en caso de que hubiese habido sesión, dividir el voto, porque las reformas que se podrían haber incorporado hubiesen permitido la insistencia de los diputados y permitirle al gobierno contar con una herramienta electoral novedosa y confusa para el votante promedio.

Entre los mandatarios provinciales sólo Bertone y el entrerriano Bordet se expresaron a favor del proyecto oficialista. La fueguina porque ya está usando el sistema y el entrerriano porque, dijo, tenía pensado aplicarlo aunque en el fondo no conoce muy bien el sistema. El representante chaqueño, que implementó el sistema en algunas ciudades de su provincia, relató las penurias vividas como en la localidad de Las Lomitas donde en cada mesa electoral había una diferencia de siete votos entre los que arrojaban las máquinas y el conteo manual de las boletas emitidas. A esa altura ya estaba prácticamente desvanecida la esperanza de Pichetto de poder conseguir el aval a la iniciativa macrista.

Luego de las opiniones de los gobernadores los senadores fueron uno a uno expresándose en contra del proyecto. Algunos con más vehemencias que otros pero la unanimidad desembocó en el comunicado. La redacción fue realizada con mucho cuidado. Nadie quería expresiones triunfalistas sino que prefirieron darle un barniz institucional. Por eso se sostuvo que “el bloque de senadores del PJ-FPV seguirá analizando herramientas que permitan mejorar el sistema electoral, garantizando plena confiabilidad de resultados y facilitando la competencia política de todas las fuerzas democráticas que participan en la política argentina”.

La primera consecuencia de esa decisión se expresó también a través de otro comunicado. En esta oportunidad fue el presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales, Marcelo Fuentes (FPV-Neuquén), quien anunció la suspensión hasta nuevo aviso de las reuniones donde se debatía el proyecto.