El sueño de los libertadores de América del Sur, que hace más de 200 años imaginaron una gran nación del subcontienente, sufrió un nuevo revés. La decisión de seis países, entre ellos los dos más grandes de la región, de abandonar el bloque político Unasur, es un retroceso en el proyecto de integración que había tomado fuerza durante el ciclo de gobiernos progresistas en esta parte del mundo.  

Las repercusiones internacionales y nacionales de la determinación de dar un paso al costado, anunciada el viernes por los cancilleres de Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia y Paraguay, siguieron sumándose en el día de ayer, especialmente por parte de quienes defienden la importancia del bloque.

Entre ellos estuvo Uruguay. Su canciller, Nin Novoa, dejó claro que su país «no piensa» retirarse del organismo regional. «Vamos a hacer todos los esfuerzos posibles para que se pueda rever esta situación por parte de esos seis países a los efectos de tener una organización propia sudamericana, que pueda coordinar temas que son comunes». 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro fue uno de los destinatarios principales de esta decisión, que entre otras cosas busca aislar a la tierra de Hugo Chávez. El mandatario mostró su malestar. «Yo aspiro a que los líderes de la derecha que gobiernan América del Sur tengan un poquitico de conciencia sudamericana», sostuvo. Y luego mostró su esperanza. «Si algún gobierno de derecha trata de meterle una puñalada (a Unasur), los movimientos sociales y los revolucionarios de América del Sur defenderán al acuerdo».

Otro de los principales destinatarios del desplante político fue el presidente boliviano, Evo Morales. Su país está a cargo de la presidencia pro témpore del organismo regional desde mediados de abril. El canciller del Estado plurinacional, Fernando Huanacuni Mamani, reaccionó el mismo viernes desconociendo la decisión y convocando a un encuentro. «Nuestra primera acción es una convocatoria a una reunión de ministros de Relaciones Exteriores», aseguró el jefe de la diplomacia boliviana. Según el diplomático, esa «reunión extraordinaria debe decidir el horizonte. Primero de los lineamientos en los diferentes consejos que están en marcha y también al secretario general, que es importante para que ya pueda generarse una dinámica».  

Otro de los países que se quedaron en el bloque y que expresaron su punto de vista es el hoy convulsionado Ecuador, que tiene la sede del organismo a pocos kilómetros de Quito, su capital. A través de un comunicado oficial fechado ayer, la cancillería ecuatoriana manifestó su «total apoyo» al proceso de integración. «Para el Ecuador es indispensable la existencia plena de la Unasur. Constituye un esquema de integración que atiende a las necesidades de la gente. En ese sentido es importante el trabajo realizado desde su creación para consolidar una agenda común de la región». El comunicado agrega que el organismo «puede ser renovado y actualizado a las necesidades de la actual coyuntura. Para ello es indispensable la unidad y el diálogo».

En el ámbito local, el bloque de diputados del Frente para la Victoria liderado por Agustín Rossi también manifestó su desacuerdo con la decisión de los seis países que abandonaron la organización, que tuvo su puntapié inicial en el año 2004. «Desde su creación, Unasur fue pensado como un espacio donde, más allá de las divergencias que puedan existir y existieron entre los países que la componen, se pudieran encontrar salidas alternativas frente a las crisis de los estados de la región, basadas en principios constitucionales, democráticos y pacíficos». La bancada kirchnerista culpó a «los gobiernos neoliberales» de Argentina y Brasil de ser «los responsables del vacío y silencio de la ausencia de reuniones presidenciales o de ministros en varios sectores». «Abandonar la participación de Unasur es una más de las erráticas decisiones del actual gobierno (nacional)». «