Aunque insiste en negarlo, desde que inició 2023 Sergio Massa está en modo campaña. Con un verano opuesto a aquellos que supieron tenerlo como visitante vip de las playas de Pinamar, el ministro transita el primer mes del año entre anuncios económicos, entrevistas con periodistas y reuniones con sectores estratégicos. Gracias a esta cargada agenda, y a menos de seis meses de haberse catapultado a la gestión nacional, el expresidente de la Cámara de Diputados construye una plataforma electoral que comienza a destacarse entre sus pares del oficialismo.

Según el informe de diciembre de la consultora Zuban-Córdoba, el líder del Frente Renovador cuenta con una imagen positiva del 34,8%, sólo cuatro puntos por debajo de su amigo Horacio Rodríguez Larreta y 0,01% menos que Cristina Fernández de Kirchner, quienes cuentan con 38,4% y 34,9% respectivamente. Considerando el margen de error que pueden tener estos sondeos, y que la vicepresidenta por ahora descarta su presencia en las boletas, la brecha entre los «moderados» es casi nula, por lo que los números lo posicionan como uno de los posibles elegidos para que el oficialismo retenga la presidencia por otros cuatro años.

Además de la cercanía entre el ministro y la vicepresidenta, el dato que sobresale es la mejora que tuvo el primero respecto a sus mediciones de mediados de año. Según el informe de agosto de 2022 de la misma consultora, llegó a la gestión nacional con 29% de imagen positiva ubicándose en el puesto 14 del ranking de mejores valorados. Tras pocos meses de gestión, dio un salto considerable y cerró el año en el tercer puesto a nivel nacional. De esta forma, la valoración del ministro muestra un incremento de más de seis puntos en cinco meses, una suba significativa para quien comanda la cartera más volátil del armado estatal.

Sobre este punto, Carlos Fara, consultor político y especialista en campañas electorales, sostiene que el crecimiento de su imagen responde a una «recuperación del optimismo por parte de la sociedad» en el último período de gestión del gobierno, que está ligado a la llegada del líder del Frente Renovador a la cartera ministerial. «Si bien Sergio Massa contaba con una base de votantes propia, el rumbo que está adoptando en su administración lo posiciona como un agente racional dentro del oficialismo, algo que el votante ve con buenos ojos», analiza.

Además, el titular de Fara & Asociados advierte que la aprobación de la vicepresidenta a la gestión del ministro también es un hecho clave para el avance y construcción de su figura. El consentimiento del rumbo económico que la dos veces presidenta de la nación le da a Massa reduce la posibilidad de abrir nuevos frentes de batalla y que la economía se haga eco de ellos, como ya se apreció en reiteradas ocasiones con Martín Guzmán a la cabeza. El misterio es si los «votos de Cristina» estarán asegurados para Massa. Hoy los consultores lo ven como un escenario posible más que nada porque «lo está dejando ser».

Respecto a la recuperación de su imagen y aceptación general que tiene Massa, Enrique Zuleta Puceiro sostiene que esto también puede ser atribuible a que el ministro tiene «muy buena relación con todo el arco de medios, incluso con los anti-kirchneristas, por haber sido crítico de esta gestión en su momento. Esto le da una ventaja por sobre el resto de los candidatos en la construcción mediática de su figura», distingue. La parcialidad que tiene el ministro queda a la vista cuando, en la misma semana, le concede entrevistas a Jorge Fontevecchia y Horacio Verbitsky.

Además, la hipótesis de su candidatura se sostiene por la intensa agenda de trabajo que está llevando adelante desde el inicio del año. El tigrense se pasea por el país anunciando políticas para diferentes sectores, y hasta logró reunirse este viernes con la Mesa de Enlace, que corrió a sus brazos para que le garantice apoyo estatal al campo en medio de una sequía preocupante. «El único objetivo es bajar la inflación y terminar de estabilizar la economía» insisten desde el círculo del ministro, pero es esta misma respuesta la que podría esconder un vaticinio cercano. Si Massa logra su meta, que incluye tener una inflación del 3% mensual en mayo, pocas serían las trabas que tendría para finalmente lanzarse.

Es en este punto que Zuleta Puceiro sostiene que el hecho de no hablar de candidaturas es una estrategia que ayuda al exdiputado a continuar cosechando subas en su imagen y, con suerte, en la intención de voto: «Massa está cumpliendo con las expectativas y eso se traduce en las encuestas, por eso decide ocultar cuidadosamente sus cartas. Él sabe que es extremadamente peligroso lanzarse antes de tiempo en un país con economía especulativa». En la misma línea, Fara advierte: «El ministro tuvo que dar un vuelco en su rol como agente político. Lejos de la vehemencia que tuvo cuando fue candidato en 2015, optó por un perfil moderado y con pocas declaraciones que estén fuera del ámbito económico para evitar que cualquiera de sus dichos impacten negativamente en el mercado».

A pesar de las diferencias estructurales, el país no estaría exento a replicar los ajustados resultados que se vieron en las elecciones latinoamericanas, donde los ganadores llegan al poder con escasas diferencias entre ambos partidos. Quien asuma como presidente número 58 de la historia se encamina a gobernar con la fragmentación como bandera. Será cuestión de tiempo saber si Sergio Tomás querrá izarla.  «