Su imagen se viralizó en diciembre, cuando se lo llevaban detenido en las afueras del Congreso e insultó a su familia por ser «gorila». Daniel Cantieri habla de eso, pero también de lo más importante: de cómo el Gobierno le quitó derechos a él y a tantas otras personas, de esta Policía desatada y de la mentalidad que debe adoptar el pueblo en este presente.

—¡Es una vergüenza lo que están haciendo! ¡Están muertos de miedo!— grita el hombre de cabello blanco y ojos color mar Caribe.

—¡Nosotros no tenemos miedo!— responde el policía y saca pecho sin perder el control sobre el cuerpo del detenido.

—¡Ustedes tienen más miedo que ninguno! ¿Hacía falta veinte policías armados arriba de una persona golpeándola? ¿Cuál es el miedo que no tienen? Tienen miedo ustedes y nosotros— retruca el hombre mientras se lo llevan a la rastra hacia el camión celular donde esperan otros manifestantes.

El diálogo con el policía sucede segundos después de que Cynthia García consultara al preso por su nombre, su lugar, su dirección y su número de teléfono, ese dispositivo de comunicación que falta de su casa de Ciudad Evita hace un año por plantar bandera ante el atropello de la compañía telefónica, que buscaba enchufarle de prepo un pack de Internet a él, que no tiene redes sociales y apenas ve algo de televisión. Sobrio, fresco, espontáneo, Daniel Cantieri devuelve cada consulta que parte del cuestionario de la periodista.

—¿Querés decirle algo a tus familiares?— propone García.

—¡Que se vayan a la puta que los parió, son gorilas!— responde como todo concepto el manifestante.

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