La pérdida de Raimundo es, para nosotros, la pérdida de un gigante de la lucha por los trabajadores y por el pueblo. Es un ejemplo de conducta. Nunca claudicó frente a las fuerzas de las dictaduras. Fue detenido más de 12 veces, vivió el exilio y sufrió el asesinato de su hijo por la triple A cuando trataban de quebrarlo en su voluntad de lucha. Pero nunca bajó los brazos.

Cuando volvió de su largo exilio bajó a las bases del gremio y fue apoyado mayoritariamente por los compañeros que volvieron a ponerlo al frente del sindicato. Así que siempre su conducta fue refrendada por el conjunto de los trabajadores graficos.

Su figura, en este momento especial, es muy importante porque estamos levantando el modelo de sindicalismo de liberación que él impulso y que no es solamente la lucha por las reivindicaciones laborales, sino las ideas de un país soberano, liberado y con plena justicia social. Ese era un sentimiento profundo y una síntesis de su persona. Una persona de una tremenda honestidad y consecuente en la lucha por la liberación de los trabajadores.

La última vez que lo vimos en el gremio fue el pasado 15 de abril, cuando se acerco a votar. Una tremenda conducta para cumplir con su organización y para dejar un mensaje a los más jóvenes.