No es la primera vez que María Eugenia Vidal afronta un momento político espinoso por decisión de Mauricio Macri, uno de sus mentores originarios. Esta semana volvió a vivir la impotencia que experimentó a fines de enero de 2019, cuando el entonces presidente no quiso que la gobernadora desdoblara las elecciones bonaerenses para pelear la reelección. Con la negativa ató su suerte al rendimiento nacional de JxC, que terminó en la derrota. Esta vez Vidal resignó su precandidatura presidencial porque Macri lo desaconseja y tampoco jugaría en la Ciudad porque el magnate le quita su apoyo con la misma vehemencia. La interna en el PRO por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta desnudó que el vínculo entre Macri y Vidal es más frágil de lo pensado. También puso en segundo plano otras discrepancias no menos reveladoras que retumbaron en la Provincia de Buenos Aires entre el alcalde porteño y el diputado nacional Diego Santilli, uno de los precandidatos a gobernador del PRO.

Sólo han pasado diez días de la reunión que tuvieron los principales dirigentes del PRO para buscar alguna forma de ordenar las candidaturas. Desde entonces, salvo la decisión de Vidal, el desorden se acentuó en la Ciudad y en territorio bonaerense. Sucede en un momento donde la frazada de los acuerdos se hace muy corta y toma fuerza la idea de cerrar un pacto que contenga una parte de las aspiraciones de cada sector en disputa. Con esa hipótesis crece la posibilidad de que la exministra de Seguridad Patricia Bullrich se imponga sobre Rodríguez Larreta en la boleta presidencial y que Santilli se transforme en el candidato de la unidad de JxC para disputar la Provincia. Los posicionamientos son cambiantes y esa alternativa es descartada en la sede de gobierno porteño. Con ese nivel de diferencias, cada precandidato está debatiendo la estrategia electoral para los cien días que quedan por delante hasta las PASO del 13 de agosto.

En medio de esa discusión, Rodríguez Larreta le pidió a Santilli una prueba de lealtad ante el duelo nacional que mantiene con Bullrich.  La aspiración del alcalde era que «el Colo» lo considere públicamente como su «único candidato presidencial» en desmedro de Bullrich.

El miércoles el alcalde estuvo con los intendentes de JxC en la Provincia para respaldar a Santilli. Fue otro paso para posicionarlo como el candidato de la unidad y superar el sexteto de aspirantes en pugna. «Con Horacio y este equipo, vamos a ganar la Argentina y la Provincia de Buenos Aires para terminar con la desidia kirchnerista. #FaltaMenos», escribió el Colo desde su cuenta de twitter. Basta revisar sus declaraciones durante toda esta semana para confirmar que el exvicejefe de Gobierno no le ofrendará a Larreta la declaración que le pide. Al menos, por ahora, en ningún momento Santilli dirá asertivamente que «Horacio» es su «único» candidato presidencial. No expresará en público el requerimiento que su socio y jefe político le reclama en privado.

«Le pidieron una lealtad que lo desfigura. No le podés pedir a Diego que deje de ser candidato y que sea larretista», resumió a Tiempo uno de los funcionarios que supo del pedido que salió de la sede porteña de Uspallata y que no tuvo eco en el equipo del «Colo».

Ante las consultas de este diario, cerca de los dos protagonistas del desacuerdo eligieron el silencio, pero la discrepancia revela que no hay lugar para todos en la interna macrista nacional, porteña y bonaerense. El equilibrio es tan inestable que cualquier paso en falso puede aumentar el nivel de desconfianza que se prodigan Macri, Vidal, Rodríguez Larreta, Santilli y Bullrich.

A la exgobernadora bonaerense le tocó volver a darse de frente con el poder de Macri en contra de sus aspiraciones. Resignó una precandidatura presidencial que nadie le había pedido. Tal como contó este diario, ella esperaba que el expresidente se lo pidiera o que aceptara su plan alternativo de transformarse en una síntesis de unidad para pelear la sucesión de Rodríguez Larreta. Pasó todo lo contrario: por decisión del magnate Vidal no jugaría por la Jefatura de Gobierno. El fundador del PRO fue claro en su respuesta. Sus voceros se encargaron de insistir con que Macri le negó tres veces su apoyo. Otro testigo de la relación aportó otro contorno a este diario. «Yo creo que con Jorge (Macri) puedo ganar. Si veo que con Jorge no puedo, te llamo. Si te necesito, te llamo», es la frase que le endilgan al expresidente para negarle respaldo a Vidal y confirmarle que sigue esperando instalar a su primo como el «único» del PRO en la CABA.

Desde que se ventilaron las respuestas del expresidente, Vidal se muestra hiperactiva. La única jugada que mantiene en pie es darle todo su respaldo al diputado nacional Cristian Ritondo para que sea el candidato a gobernador de JxC. Es todo lo contrario a lo que esperan Santilli y Larreta por el rol de Ritondo y por el puente con Bullrich.

Este sábado Vidal se reunió con ambos y difundió la foto. También estuvo desayunando con el alcalde porteño. Fue la segunda reunión que tuvieron en una semana. Dicen que Larreta no le pediría que se postule. Luego de las tostadas de la mañana, el alcalde siguió el road show electoral del sábado por la tarde con una recorrida proselista con Martín Lousteau. Otra foto para mantener un delicado equilibrio que inquieta al macrismo duro.

En diálogo con este diario, cerca de la exgobernadora buscaron explicar su posición sobre la Ciudad y lo que piensa de Macri. «¿A ella le gustaría ser jefa de Gobierno? Sí. ¿Ella Iría a pelear una interna contra otros del PRO? No. ¿Es la que mejor mide de todos los del PRO? Sí. ¿El PRO puede llevar otros candidatos aunque midan menos que Vidal? Pareciera que sí», lamentó el vidalista consultado para defender la decisión de la exgobernadora de volver a sus orígenes porteños luego de que Macri le negara pelear la reelección bonaerense y la precandidatura presidencial. «Si Macri en las próximas semanas prefiere ir con la mejor candidata, ella va a estar, pero si después (Martín) Lousteau termina como jefe de Gobierno, ya sabremos porqué pasó», chicaneó la fuente para reflejar la impotencia que respiran los defensores de la precandidatura porteña de Vidal. La diputada asegura que «no va a meterse a competir con cinco candidatos» en una interna porque no tiene sentido y sólo iría si puede garantizar un triunfo por encima del precandidato radical.

Vidal no quiere competir con Jorge Macri y, a la vez, confrontar con el expresidente. Luego de esta semana de desplantes sufridos, si decidiera competir, impulsaría una ruptura aún mayor con el expresidente. Se habían reconciliado el año pasado, pero todo cambió en estos pocos días.

Bullrich no elude a Vidal y, a la vez, respalda al primo Jorge en la Ciudad. El problema es que no digiere las versiones que difunde el macrismo de paladar negro sobre la injerencia del magnate en el armado de su equipo para un eventual gobierno. «Pato no se banca que Mauricio diga que él está detrás de todos sus movimientos», aseguró un testigo de los lamentos de la extitular del PRO. El magnate redobla su insistencia en la Ciudad porque se resiste a la idea de que el gobierno porteño (que el PRO controla desde diciembre de 2007) quede en manos del radicalismo. Sin embargo, ni el temor de que Lousteau les gane las PASO logra ordenar la disputa de fondo entre Macri y Rodríguez Larreta.

En cada tribu del macrismo dan cuenta del rumor para alinear las tres principales candidaturas. Rodríguez Larreta queda afuera de ese cálculo y quizás por eso decidió el «abrazo de oso» que Santilli cintureó. Sin Vidal como prenda de unidad porteña, sólo se abre una confrontación abierta en la Ciudad y en tierra bonaerense. El alcalde está seguro de los datos que le aportan sus mediciones y focus groups. Arrojan que la ruptura con Macri fue beneficiosa para su imagen. Con ese fundamento esta semana reafirmó a su ministro de Salud, Fernán Quirós, como aspirante por la sucesión y bajó de la carrera a la titular de Educación, Soledad Acuña. Si no hay cambios, se prefiguran dos PASO con dos candidatos del PRO en cada una: Macri-Quirós en la porteña, en competencia con Lousteau y con Ricardo López Murphy; y un duelo Santilli-Ritondo en la pelea bonaerense.

Ese pronóstico contrasta con las recomendaciones que surgen de las encuestas que consumen en el macrismo. Quienes analizan los trackeos estiman que habría un «final abierto» si se consolidan dos primarias. Estiman que esa confrontación reduce las chances del eventual ganador o ganadora de contener todos los votos luego de las PASO. «Se puede transformar en una picadora de carne», vaticinan. Exhiben mediciones que hablan de una ostensible caída de JxC a nivel nacional. Estaba en 38 puntos y ahora registra 32%, frente a un 28% del FdT y el 22% a favor del diputado de ultraderecha Javier Milei. Con esos datos advierten que la pelea interna del PRO no sumó dividendos para todos sino que alimenta el barro donde Macri y Rodríguez Larreta siguen empantanados, sin poder salir.