Es 24 de marzo del 2024 en el país que se volvió ejemplo para el mundo por su política de Derechos Humanos. El país de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo que son un emblema internacional. Están en ese podio de las figuras que encarnan lo más admirable de la condición humana, la capacidad de ponerse de pie frente a la tragedia, con enemigos que parecen invencibles y atravesar el dolor lacerante para pedir justicia, verdad, memoria. El país que tiene un Museo de la Memoria declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Que ha formado instituciones como el Equipo Argentino de Antropología Forense que por su prestigio ha trabajado en el exterior. Una de sus últimas misiones fue en México, luego de que el crimen organizado asesinara a 42 estudiantes en el pueblo de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero.

Es 24 de marzo de 2024 en el país que es ejemplo para el mundo por su política de Derechos Humanos. Gobierna un presidente que dice que no hubo 30 mil desaparecidos, mientras su vicepresidenta sostiene que hace falta una “memoria completa”, equiparando de nuevo el accionar de organizaciones armadas con el terrorismo estatal, con el Estado transformado en una máquina dedicada al secuestro, la tortura, el asesinato, el robo de bebes. Milei suele afirmar que el Estado es una “organización criminal”. Hubo una época en que realmente lo fue, justamente durante esos años en que él y sus intelectuales orgánicos justifican el accionar criminal.

Es 24 de marzo de 2024 y ese país está sumergido en un momento de decadencia. El pacto democrático argentino, que se fue construyendo a los tumbos pero que existía, está quebrado. Desde diciembre de 2015 venía recibiendo un golpe tras otro, pero se rompió como un cristal la noche en que Gustavo Sabag Montiel intentó asesinar a la expresidenta Cristina Fernández en la puerta de su edificio. Terminó de quebrarse con el silencio cómplice de figuras como Patricia Bullrich, que no condenó públicamente el atentado. ¿Por qué alguien no condenaría el intento de asesinato de la figura política más importante del país? ¿Acaso deseaba que ese crimen se perpetrara y no podía  contener su desazón? Esa noche la Argentina fue empujada hacia la decadencia que se está viviendo hoy. No hay democracia sin el piso mínimo de que al adversario no se lo derrota con el asesinato.   

Cuando Carlos Menem indultó a los criminales de lesa humanidad de la última dictadura lo hizo con un discurso de una “reconciliación nacional” basada en la impunidad de la atrocidad. Ahora no impera una narrativa de “unidad” sino de justificación de los crímenes, que es lo mismo que decir que no los hubo. Es como cuando los norteamericanos hablan de “daños colaterales” en algunos de los bombardeos que despliegan por el mundo en la supuesta defensa de la libertad.

Es 24 de marzo de 2024 en el país que es ejemplo para el mundo por su política de Derechos Humanos. El gobierno nacional emitirá un spot para seguir librando su batalla cultural, que en este caso consiste en justificar los crímenes contra la humanidad cometidos por la última dictadura. Es una etapa oscura y la forma de transitarla es resistir, pelear, y fantasear con ese momento en que aparezca un destello de luz. El instante en que haya que refundar la democracia argentina, apoyada en el pilar de Memoria, Verdad y Justicia. Ese día-más temprano que tarde-, podremos reencontrarnos con lo mejor de nosotros mismos.