“Vamos para allá, que todavía nos queda mucho por recorrer”, le dice una madre a su hijo de nueve años en la 33ª Feria del Libro Infantil y Juvenil en el Palacio Libertad (Sarmiento 151). Son las 16 y aún falta para el cierre, el domingo 3 de agosto -de 14 a 20- del evento gratuito por excelencia de los libros en vacaciones de invierno. ¿Cómo se despide la Feria 2025? ¿Qué expectativas circulan entre el público y las editoriales?
“Papá, acompañame a ver los manga japoneses que quiero llevarme uno de One Piece”, ruega una adolescente. Su padre carga sólo una bolsa de libros: este año las ventas fueron arduas en la Feria del Libro Infantil y Juvenil. Y lo confirma la vendedora de Ediciones Granica: “Nosotros no captamos un furor -dice-. Los libros para chicos que más salieron fueron los de mini-meditaciones, el de aprender a dibujar y el de bichos. Y para jóvenes y adultos funcionó muy bien Orgullo y prejuicio, de Jane Austen”.

En el stand de Alfonsina Libros “una de las colecciones más exitosas fue Ciencia para curiosos, El universo para curiosos y El cerebro para curiosos”, calculan. ¿A qué lo adjudican? “Con el interés por la ciencia, la tecnología y la ingeniería, muchos padres quieren que sus chicos salgan dirigentes de empresas unicornios”, dicen. Pero es cierto que “ésta no fue una feria muy superior a la de 2024: nosotros llevamos un veinte por ciento abajo en ventas. La época es determinante”.
En las manos de los nenes y las nenas, Rapunzel se reúne con Caperucita Roja, pero también con las historietas y con los libros-juegos que abarrotan varios de los stands. En las manos de los y las adolescentes hay algún volumen de ciencia-ficción y de fantasy -con espadas, reyes y batallas- a cargo de exitosos narradores juveniles. Y a la par de las lecturas para las primeras edades hay juegos enciclopédicos y guías de animales asombrosos, o del sistema solar.
¿Se puede competir con las multipantallas? “No hay que quedarse en la nostalgia de libro -dice otro vendedor, que prefiere no dar su nombre-. Lo mejor de la Feria es que los padres compartan un rato con sus hijos”.
En Ediciones de la Flor “lo que más vendemos son Gaturro y todo lo de humor gráfico -reconocen-. Pero nada para emocionarse a nivel de números”. “Arturo, ahora vamos, no me apures”, dice una mamá, mientras su hijo de seis años ya corre para el stand de Planeta, en cuya entrada se ven los cómics de Lilo y Stitch y varios libros románticos para teens.

Destroza este diario, de Keri Smith, es otra de las opciones fuertes de Planeta. La multitud circula alrededor y los padres piensan bien antes de conceder deseos: hay 76 expositores (entre editoriales, librerías, instituciones y distribuidoras) en la planta baja del Palacio Libertad (exCCK) y la caza de ofertas es una pulsión clave en la 33ª Feria del Libro Infantil y Juvenil, organizada por la Fundación El Libro. En Gárgola Libros, Gabriela Boscatto corrobora: “Esta es una Feria muy tranquila. No veo una explosión de ventas”. Lo que ella valora es “cuando los propios chicos les explican a sus padres ‘¡Mirá qué lindo este libro!’”.
Y “ni hablar de los cómics y los mangas. Ahí son los pibes los que les cuentan todo a sus viejos”, amplía Boscatto en su stand en el ala izquierda de la Feria. En la otra punta, Norma Guatarama, de Ediciones Colihue, repasa: “El clásico El pueblo que no quería ser gris, de Ayax Barnes y Beatriz Doumerc, es uno de los que más piden. Otra que siempre funciona es la icónica autora Graciela Montes Muchos niños reconocen los libros porque se los leen en las escuelas. O también cumplen un rol los bibliotecarios”.

Desde AZ Editora, Nair Pezzuti valora la diversidad: “Nuestros libros más vendidos son los de la colección Qué hacer (y qué no hacer): las guías prácticas sobre la dislexia, el autismo y el bullying”. Y dice: “Estos días mejoró mucho el movimiento de la gente. En este mundo tan tecnológico, que los padres busquen que los chicos lean está buenísimo. Pero el celular y la tablet siempre van a estar”. Lo confirman en Cúspide: “Se venden mucho los libros de la YouTuber Elina Vallejos y también Pokémon. Pero muchos también buscan lo más barato”.
En el stand de Siglo XXI se luce Un mar de fueguitos, de Eduardo Galeano: un hit para la editorial. ¿Y qué sobresale en el stand de La Brujita de Papel? Allí, la vendedora Dolores Rodrigué certifica: “Se trata de Palabras semilla, de Magela Demarco y Caru Grossi, sobre el gran poder que tienen nuestras palabras, miradas y gestos. Además, tenemos mucha suerte con los libros de Pablo Bernasconi. Pero no nos ilusionamos: nosotros estamos un dieciséis por ciento abajo”.

El escritor Rodolfo C. Pini termina su firma de ejemplares y analiza: “Hay poca plata, como el año pasado. Es una contradicción con la Feria Internacional del Libro, cuyas ventas fueron mejores que en 2024. La Feria Infantil y Juvenil es floja, floja”. En su nutrido acervo, las novelas que Pini vendió más fueron “El plan fauces y El misterio del achiral”. ¿Qué es lo que más valora de la relación entre niños y adultos? “Me encanta ver cómo los chicos descubren los libros cuando se dejan ayudar a conocerlos. Que alguien te dé una pauta de una trama, sin spoilear, sirve un montón”.
La Feria es un pulmón que respira a ritmo sostenido. Muchos recorren velozmente los stands y suben a los distintos pisos del Palacio Libertad para las actividades paralelas: hay cuentacuentos, confección de personajes con collages, experimentos científicos, títeres, shows de narraciones, dibujos y hasta teatro de improvisación para las infancias.
Cada edad tiene su opción respectiva, mientras en los stands pugnan -hasta último momento- por ofrecerles sus mejores opciones a los públicos exigentes.
También tienen salida los volúmenes, adaptados para la niñez, de próceres argentinas: Macacha Güemes, Alicia Moreau de Justo, Juana Azurduy y Evita Perón, entre otras. “Mirá, acá hay historietas de Mafalda”, descubre una mamá, extasiada, junto a su nena de diez años. “¿Te acordás de que los animales también duermen? Este libro te lo cuenta”, le ofrece un papá a su nene de cinco años.
La Feria sigue avanzando
Y la Feria sigue avanzando entre títulos multicolores rumbo a la despedida del domingo en el Palacio Libertad.
¿Qué resultados ve Christian Rainone, el presidente de la Fundación El Libro? En diálogo con Tiempo Argentino, responde: “En ventas, las editoriales me están contando que están un poquito por arriba en unidades, y siguiendo la inflación del sector, así que estamos aproximadamente un cuatro o cinco por ciento arriba en unidades”. Y calcula: “Este año tuvimos mayores visitas de las escuelas que en 2024. De los días de vacaciones todavía no tenemos resultados, pero creemos que fueron similares a los del año pasado”.
De cara al futuro, la Presidenta de la Comisión del Libro Infantil y Juvenil en la Fundación El Libro, Gabriela Pérez, suma otro análisis: “La promoción de la lectura desde la primera infancia es fundamental -dice-. En las escuelas hubo ciertos cambios sobre los libros de lectura: dejar de imponerlos como una tarea escolar más es lo que interesó a los chicos. El libro es una herramienta tan importante, y completa, que un niño que descubre el placer de la lectura no se va más: es un lector eterno”.
Y en la Feria, rumbo al final, el público sigue en busca de sorpresas. En la editorial Del Naranjo funciona muy bien Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha, de Silvina Rocha y MEy!, justo al lado de Un día perfecto, de Javier Garrido, y del best-seller de dark romance Quicksilver, de Callie Hart. Muy cerca, en Editorial Océano privilegian a los clásicos atemporales, con El Principito en primera fila: para que las nuevas generaciones no se olviden, cuando crezcan, que gracias a sus primeros libros aprendieron a imaginar y a soñar.