Pero si se recorre esa historia, se verá que esta fuerza política, en las provincias o municipios donde tiene responsabilidades de gestión, por las demandas de las economías locales, se ve obligada a abandonar el furioso lobby partidario a favor de las “low cost” (líneas de bajo costo por trabajo precarizado y polémica seguridad operacional), y a menudo se empeña en conseguir más vuelos provisto por la línea de bandera, sin importarle si esto ocasiona pérdidas al Estado.

Como es inútil pedirle esos servicios a las “low cost” (solo vuelan a destinos que arrojan ganancias) se lo reclaman siempre a Aerolíneas Argentinas. A su vez, la élite de su partido criticará a la línea de bandera por la ayuda estatal que recibe para brindar esos mismos vuelos no rentables que sus correligionarios han exigido. En el caso de Reconquista, no se destacó lo suficiente que ese municipio tiene deuda de 25 millones de pesos con la compañía aérea, por un convenio que municipio y empresa firmaron y el primero no cumplió (y que hubiera permitido mejorar las finanzas de la aérea).

Otros casos como el de Losada confirman esta dualidad Cambiemita. Durante 2022 y 2023, Héctor Gay, intendente de Bahía Blanca por “Juntos por el Cambio”, llevó adelante un persistente pedido por el retorno del llamado “vuelo nocturno” que había dejado de operar durante la pandemia de 2022. Le pidió por nota a Aerolíneas “la reanudación de los servicios con que contaba el aeropuerto local, incorporando nuevas rutas y mayores frecuencias, principalmente desde y hacia CABA”. También el radical Pablo Daguerre (de la alianza JxC) presentó un reclamo argumentando que “Bahía Blanca es cabecera de una región de gran potencial productivo, comercial e industrial, por lo que potenciar la oferta de vuelos y recuperar el nocturno es fundamental”. Este sorprendente argumento productivista a la hora de pedir vuelos se convertirá en Buenos Aires y en boca de Mauricio Macri en nerviosos ataques por los gastos que el servicio aéreo provoca al dinero público, ocultando ese apoyo a las economías regionales. En esos días también los empresarios se sumaron al pedido: “La idea es incorporar una frecuencia razonable, a fin de salir temprano para Buenos Aires y regresar a la noche”, explicó el ingeniero. Carlos Arecco, de la Corporación América SA y Arecco Ingeniería. Nadie habló aquí de los costos operativos que el servicio requería ni se objetaron los subsidios estatales cuando en julio de 2023 ese vuelo restableció su actividad, dejando esas descalificaciones para sus campañas partidarias.

El municipio de Mar del Plata, con su titular Guillermo Montenegro (un histórico del PRO), tampoco tuvo reparos ideológicos en pedir en mayo de 2023 la intervención de la línea de bandera para enriquecer la conectividad de su ciudad. A través de su funcionario Bernardo Martín, presidente del Ente Municipal de Turismo (Emtur), el municipio objetó y pidió: “A mí me encantaría que Aerolíneas Argentinas, con estas políticas de conectar centros urbanos, nos hubiera mantenido el vuelo con Tucumán, que nos conectaba con todo el Norte Grande o con grandes ciudades, y que funcionó muy bien”. Se entusiasmó y pidió más: “Hoy lo que necesitamos son vuelos para el turismo extranjero y para eso necesitamos el vuelo Mar del Plata-Ezeiza, que tracciona turistas a nuestra ciudad”.

En diciembre de 2023, el secretario de Turismo de Esquel, Gustavo Simieli celebró el crecimiento de los vuelos a esa localidad: «Marcamos un precedente importante en cantidad de vuelos, podemos hablar de una relación con Aerolíneas que antes no había, hemos logrado equiparar las tarifas con Bariloche. Además, hemos tenido 3 vuelos diarios y más de 42 vuelos de refuerzos en octubre, y tenemos la confirmación de dos vuelos diarios en verano desde el 15 de diciembre al 3 de abril». En estos días dudan de la continuidad de estas frecuencias, porque ganó el candidato que su partido apoyó, que avanza en el aniquilamiento
de la línea aérea que aportó esos vuelos. La intendencia de Esquel está conducida por Matías
Taccetta de “Juntos por el Cambio”.

Estos episodios de provincias muestran a la línea de bandera recibiendo pedidos y tratando de dar respuesta sin rechazarlos con los argumentos de “déficit cero” que darían los propios funcionarios provinciales que están pidiendo el gasto que significan esos vuelos. Menos condicionados por estas necesidades, los impulsores más enfáticos de la destrucción de Aerolíneas Argentinas pertenecen sobre todo a la élite partidaria (“pituquitos de Recoleta”, diría un gobernador), más ligada a los capitales privados extranjeros que se verían beneficiados con la desaparición de la aviación comercial nacional.

Distinto fue el caso del entonces gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, desbarrancado hacia la mezquindad y el ocultamiento. En julio de 2023, al celebrar el inicio de un nuevo vuelo de Mendoza a Tucumán, anunció en X: «Mendoza suma una nueva ruta aérea. A partir de octubre, se conectará en forma directa con Tucumán con 2 frecuencias semanales».

¿Operado por Aerolíneas Mendocinas? La respuesta la dio otro posteo inmediato de Pablo Ceriani, el presidente de Aerolíneas: “Creo que es importante decir que esos vuelos son de Aerolíneas Argentinas. Significan una operación de la aerolínea de bandera al servicio del desarrollo de Mendoza y Tucumán. Si la cerraran (o privatizaran) esta conectividad no sería posible», advirtió Ceriani.

La habitual doble vara de JxC devino en picaresca cuando la diputada nacional por Santa Cruz Lorena Matzen, de la UCR, reclamó en enero de 2021 a la línea de bandera el restablecimiento de la ruta Viedma Bariloche. Ese itinerario había sido eliminado en marzo de 2016, mientras Aerolíneas Argentinas estaba administrada por la alianza política a la que ella pertenecía.

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Trabajadores aeronáuticos. Autores de “Por qué fracasó la revolución de los aviones?”, Red Editorial, 2022