En diciembre la murga uruguaya Agarrate Catalina vuelve a La Trastienda en formato Cantarola. Lo hará los días 19, 20 y 21, fecha emblemática para la historia argentina, algo que sorprendió a Yamandú Cardozo, uno de los creadores y líderes de la murga: “Siempre se consideran muchas cosas al fijar fechas. Nunca viene mal refrescar la memoria y también festejar que hacemos una expresión artística que intenta juntarnos y esperanzarnos en que podemos ser mejores y tener una realidad un poco menos injusta”.
Agarrate Catalina surgió en 2001 del otro lado del Río de La Plata, en la costa uruguaya, con toda su tradición e historia en el arte de hacer reír y llorar casi al unísono, divertirnos mientras no se abandona la crítica social y política, y hermanarse por algo más grande que cada uno sin perder de vista las diferencias que nos mantienen cierta distancia. Acaso para ese espíritu nada mejor que el formato Cantarola. “Con estas tres presentaciones serán más de 50 veces que nos presentamos en La Trastienda. Nos parece que es la sala ideal para este formato. Primero porque le tenemos un cariño enorme: ahí hicimos nuestras primeras cosas más seriamente organizadas, donde la gente conoció quiénes éramos y qué estábamos haciendo. Donde mucha gente nos conoció y nos vinculamos con muchas personas que seguimos viendo. Este formato es más tipo peña y cantando de civil, con un formato recitalero, con la pata que tiene que ver con lo poético. Sin pintura y sin traje. No está tanto la cuestión teatral de la murga sino su pata sonora más en formatos canción. Y con el agregado de que vienen muchos artistas, incluso de Uruguay, a sumarse a cantar con la murga. Artistas de todos los palos que siempre son sorpresa y que nos prestan sus canciones para que la murga las intervenga o que se meten en canciones de la Catalina. Y sin la exigencia estructurada o guionada de los espectáculos con ritmo tonal”.

Con su afable estilo, Yamandú agrega que seguramente se mezclarán entre el público y, “como más de una vez pasa, la gente sube y canta alguna canción con la Catalina. Es realmente muy cercano. Después bajamos, nos quedamos charlando con la gente, que se toma una; es en ese plan. Cada vez que lo hacemos, la murga lo disfruta mucho”.
En escena estarán los más de quince habituales, “más la banda, así que habrá veinte, más los invitados”, dice confiado. “En general lo hacemos sobre el veranito porque nos parece que da con este clima de juntada de amigos: voy a tomar una, voy a canturrear”. Eso sí, no será la acepción medio chanta que también tiene cantarola, sino la que define un espacio fraterno e íntimo. “Es el espacio fogonero”.

Cardozo advierte al público que “se prepare para un par de horitas: dos horas y media, por ahí alguna más. En general aprovechamos y repasamos cosas que hace tiempo queremos tocar. También, como va a estar Tabaré (Cardozo, su hermano y también fundador de Agarrate), alguna canción de él vamos a cantar también”. Y promete que no habrá alusiones futboleras: reconocido hincha de Nacional de Montevideo, tiene una catarata de anécdotas por ver durante una gira partidos de su equipo o de la Celeste uruguaya en eliminatorias o Mundiales. “Por suerte no hay nada para esa fecha. Pero todos en la Catalina somos muy futboleros, y nos ha pasado de estar de gira y ver a Uruguay afuera, lo mismo que a Nacional o algunos a Peñarol. También hay gente de Huracán, Villa Teresa, Danubio, Villa Española, Progreso, Wanderers. Somos tan familia que sabemos qué aguantamos y qué no. Y cuidamos la escena”.
Los inicios de Agarrate Catalina fueron impetuosos, propios de la juventud de sus integrantes, que llenaron la escena de novedad y vigor en el comienzo del siglo. Pero ese tiempo que la vio nacer ya no existe: apenas había celulares y sms; el resto de lo que se conoce hoy aparecía como ciencia ficción. “Cada vez entra a jugar más la mirada, la voz, las antenas y la participación femenina. Hay murgas que plantean nuevos lenguajes, nuevos editoriales, otras cosas para decir, otros discursos estéticos, que a su vez respetan la generalidad de la tradición: las murgas no dejan de ser gente haciendo un teatro cantado. Y eso está buenísimo. El carnaval sigue teniendo apoyo popular. Recién pasaron las pruebas de admisión y volvieron a llenarse de público para ver los quince minutos para ver si estaban aptos o no. Ya hay una expectativa muy grande para el próximo carnaval. Hay montón de gurises y gurisas que están haciendo murgas que le proponen cosas nuevas al género y que a su vez conviven con lo tradicional. Por suerte es una expresión artística mixta en todos sus sentidos, y entonces acepta las innovaciones más allá del reclamo atufado de algún purista”.

Para reforzar esa convivencia, este año, además de Los Curtidores de Hongos, “una murga que nació en 1912 y siempre está, vuelve después de muchos años Don Bochinche y Compañía, que es de 1907”. Pero no hay tradición sin orgullo por dónde se pertenece y lo que se hereda; en términos de Charly, si nada queda, nada da. “No hay una corriente que va hacia un solo lugar; no todas las murgas jóvenes son de una manera. Tienen multiplicidad de discursos, de búsquedas estéticas que se contraponen o se complementan. Una de las marcas de hoy es que todas las murgas jóvenes ya de pique son mixtas, como nosotros también lo tuvimos, pero encuentran mucho menos resistencia gracias a la militancia y al trabajo de gurisas como Carolina y Vito (Gómez Uriarte, fundadora), que son las únicas mujeres en toda la historia del género que ganaron cinco veces. Y eso cambió la sonoridad sin anular las otras sonoridades”.
La otra marca corresponde al ritmo. “Las murgas son más rápidas. No digo que sea el horizonte que le espera a la murga, pero sí hay búsquedas que tienen que ver con el vértigo, un ritmo más tictoquero si querés: tantos segundos y pasás de esto a lo otro, info, info, data, data. Cada expresión artística es cronista de su época, desde lo que elige plantear como contenido hasta la forma que adopta en su composición”.
Agarrate Catalina en vivo
Presenta Cantarola en La Trastienda el 19, 20 y 21 de diciembre a las 21.
