Es una de las directoras referentes del Nuevo Cine Argentino y con Los rubios (2003) marcó un punto de inflexión en las formas de abordar la temática de los desaparecidos. Albertina Carri también subvirtió la representatividad de las lesbianas en Las hijas del fuego (2018) y ahora con ¡Caigan las rosas blancas!, apuesta a la continuidad de esa historia.

Ping pong con Albertina Carri: "Mostrar bien una vulva en el cine es un gesto político"
Agnès Varda.

-¿Cómo surge la idea de una secuela de Las hijas del fuego?

-La experiencia de Las hijas del fuego generó un hermoso grupo de trabajo y las actrices empezaron a jugar con la idea de hacer una segunda parte. A lo que yo en principio me negué rotundamente. Las hijas del fuego es una película única en el sentido que trabaja un tópico muy particular, pero me convencieron con su entusiasmo. Entonces les propuse nuevas líneas de trabajo y continuar con ideas que surgieron en Las hijas… y que no se habían podido desarrollar porque era una película específica sobre un género cinematográfico: el porno. Entonces iniciamos esta road movie con los mismos personajes, pero en una historia distinta. Me entusiasmaba la idea de volver a trabajar con ellas, verlas en otras escenas. Y subvertir géneros cinematográficos -musical, terror, fantástico, erótico películas de vampiros o mutantes- y utilizar los géneros como marco para quitarle transparencia.

Ping pong con Albertina Carri: "Mostrar bien una vulva en el cine es un gesto político"
Pier Paolo Pasolini.

-¿Qué importancia cobra la película en este momento?

-Hay una escena en la que ellas dicen: “¡Vámonos de este pueblo de motosierra!”. Y todo el mundo la relaciona literalmente con este gobierno. Pero ese diálogo fue escrito en 2019, antes de tener noticias de estos personajes que hoy nos gobiernan y usan motosierras. Evidentemente había un aire de época que nos estaba contaminando y contagiando.

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Los rubios.

-¿Qué debates había que dar en 2018 en relación con el cine de lesbianas?

-Cuando filmé Las hijas del fuego me parecía que era necesario hacer una película celebratoria sobre la identidad lesbiana y sobre otras formas del afecto, el amor, la amistad, el sexo. Una de las cosas que descubrí en mi experiencia en el Asterisco o que ya sabía o intuía y la terminé dé corroborar es que son muy pocas las películas de lesbianas que son celebratorias. En el caso de las demás letras LGBTIQ+ hay muchos más textos audiovisuales celebratorios de esas identidades. En el caso de las lesbianas, siempre hay una cuestión muy dramática y costosa que fue necesaria hacer y recorrer. Es entendible, pero en el momento en que empezamos la película sentía que ya también era hora de salir de esa especie de clóset del drama. Era, empezar a naturalizar estas identidades tal como las vivimos nosotras en nuestra vida diaria. Porque somos personas comunes y corrientes que pagamos impuestos, que llevamos a nuestros hijos al colegio en caso de que tengamos hijos. La idea era dejar de tematizar el tema lésbico.

-¿Y en la actualidad después del discurso de Milei en Davos?

-En estos tiempos de provocación constante hay que evaluar qué batallas dar. Contestar a cada provocación es desgastante y desconcentra. Quizás una respuesta es lo que hice en la película: dejar de contarle a la gente qué hace o deja de hacer una lesbiana. Sencillamente viaja, tiene sexo, sueña, ¡vive! Y por eso en ¡Caigan las rosas blancas! viven una de aventuras también.

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Las hijas del fuego.

-Sos hija de desaparecidos y filmaste Los rubios. ¿Qué respuesta hay que dar a los discursos negacionistas circulantes?

-Nunca pensé que volverían a circular oficialmente discursos negacionistas respecto de la dictadura. Creo que para empezar hay que seguir enfrentando  el individualismo que pregona este Gobierno.

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-¿Cuáles te parecen las mejores imágenes para contraponer al patriarcado?

-Para mí el cine de Agnès Varda es clave en ese sentido. Porque es un cine sobre la ampliación del mundo, el cine de Pasolini, lo mismo. De los contemporáneos, Kiro Russo, Adirley Queirós en Brasil… Creo que son todos cines que están pensando tanto contra del patriarcado como en contra del capitalismo. Porque el capitalismo es patriarcado puro. Mientras exista el capitalismo va a existir el patriarcado.

Ping pong con Albertina Carri: "Mostrar bien una vulva en el cine es un gesto político"
Albertina Carri.

-¿Qué simbolizan las vulvas en tu cine?

-Mostrar bien una vulva en el cine es un gesto político. No solo mostrarla, sino cómo se muestra. Porque vulvas en el cine hemos visto. El asunto fue correrse de la lógica del paisaje y pasar a la lógica del territorio.  «

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