El pasado miércoles14 de febrero a las 17:30 hs se inauguró en Trevelin, Chubut, el almacén más austral de la Unión de Trabajadoras de la Tierra (UTT), en la calle Brown 308.

Allí se congregaron productores, consumidores, referentes sociales y el intendente de la localidad, Héctor “Cano” Ingram, que afirmó: “Muy contento con la apertura y el trabajo conjunto con la UTT. Es muy interesante lo que se ha generado hoy en esta realidad que vivimos”.

“Después de un año y medio de un proceso de a poquito en el territorio, conociéndonos, surgió la necesidad de armar un almacén, demostrando que otro modelo es posible. Que se pueden hacer las cosas de otra forma, con productos, fruta y verdura agroecológica de todo el país, pero sobre todo de compañeros y compañeras de acá, de Chubut”, aclara Agustin Mavar, referente de la UTT en la zona.

Una mano en tiempos de crisis

Frente a una inflación galopante, con alimentos a precios de España pero con un salario real diez veces menor (según un informe de la CNN en español), estas iniciativas de mercados de cercanías impulsados por pequeños y medianos productores nucleados en la UTT, la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA) y otras organizaciones populares, se vuelven de vital importancia en un mercado cada vez más concentrado y especulativo.

“Esta inauguración es un paso importante para fortalecer la producción local y regional del campo que alimenta y garantizar el abastecimiento cooperativo en nuestra zona”, expresa Juan Pablo “Pocho” Acosta, referente gremial de la regional UTT Chubut/Línea Sur.

“Es importante que toda esa producción agroecológica y cooperativa no termine en los grandes acopios, sino que podamos empezar a construir logísticas propias. Porque muchas veces una jaula de lechuga con agrotóxicos y una jaula de lechuga agroecológica se comercializa sin diferenciaciones en los grandes supermercados”, explica Acosta”. “Tenemos que conseguir que se diferencie y además que llegue más barata. Eso lo estamos garantizando. El problema es que no tiene escala. Y lo poco que venía ayudando el estado ahora ya no existe”, aclara.

Foto: UTT

Crisis alimentaria

El último informe del Observatorio Social de la UCA proyecta que la población en situación de indigencia pasó del 9,6% en el tercer trimestre de 2023 al 14,2% en diciembre de 2023 y al 15% en enero de 2024. La crisis alimentaria se agudiza frente al recorte presupuestario y la negación del gobierno a mandar alimento a los comedores populares.

“En el caso de Patagonia, además de la producción, la cuestión de la comercialización es centralmente política. Patagonia no produce ni la mitad de lo que come por cuestiones climáticas. Por eso los sectores de la comercialización tienen mucho poder y gobiernan los territorios. Hay mucha distancia y poca gente. Por eso es más necesario construir redes de alimentos soberanos”, cuenta Acosta.

“Desde la UTT fuimos armando una red de almacenes federales, con un corredor patagónico que abarca La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut. Incluso llegamos con el camión a Pico Truncado en Santa Cruz. Con precios 30 o 40 % más baratos, y con alimentos sanos y cooperativos”, cuenta.

En junio 2022, frente una nueva escalada inflacionaria, el presidente de la cadena de supermercados La Anónima, Federico Braun, saltó a la fama por sus declaraciones en el foro organizado por la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en el Hotel Sheraton de Retiro. “¿Qué hace La Anónima con la inflación?”, le preguntaron a Braun. «Remarcar precios todos los días para ser sincero», respondió.

El campo que alimenta

La realidad de los diferentes almacenes de la UTT en todo el país (algunos en coordinación con municipios, como el de Trevelin) y sus ya clásicos verdurazos, demuestra que los precios de frutas, verduras y otros productos son más baratos que en los supermercados. También lo viene demostrando el índice de inflación de la Economía Social, Solidaria y Popular (ESSP) del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), elaborado junto al Programa Mercados de Cercanía del Ministerio de Desarrollo. Una de las tantas áreas que cerró el gobierno de Javier Milei dentro de la licuación de la cartera en el ministerio de Capital Humano.

“Nosotros nacimos como una organización gremial, de trabajadores y trabajadoras de la tierra, de pequeños y medianos productores. Siempre defendimos históricamente el precio de la producción. Pero con los años fuimos comenzando a integrar otras cuestiones, como la comercialización. Eso nos permitió hacer una integración vertical, eliminando los intermediarios. Y con eso pudimos sacar el alimento de la especulación”, hace historia Acosta.  “No somos una fundación, no lo hacemos porque somos buenos. Sino porque intentamos que halla un precio justo y acorde a nuestras necesidades y a las del pueblo. Para nosotros el alimento es un derecho y no una mercancía”, aclara.

El autor de la nota es licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco.