El gobierno apura la puesta en marcha de Cuota Simple, el programa que apunta a reemplazar (en una versión mucho más acotada, por cierto) al Ahora 12 que finalizará a fin de mes.

Los detalles están siendo definidos por el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, en reuniones con el sector comercial y también con representantes de bancos. Allí se tiene que resolver cuáles serán los productos que se ofrecerán y, sobre todo, el tipo de financiación que se ofrecerá a los consumidores.

En principio hay unos 34 sectores que se van a incorporar al programa. Allí se incluyen los que tradicionalmente formaron el corazón del Ahora 12 (línea blanca, electrodomésticos, celulares, indumentaria) con otros que paulatinamente se fueron incorporando (tablets y computadoras, máquinas y herramientas, motos y turismo).

La gran diferencia serán los plazos: mientras que algunas de esas variantes permitían abonar con tarjeta de crédito hasta en 24 cuotas, ahora se manejan alternativas mucho más reducidas, de tres a seis pagos. La elevada inflación, entre otros motivos, hace que los bancos sean reticentes a otorgar una financiación más extensa. La tasa de interés todavía no está resuelta, pero rondaría el 85%, bastante parecida a la que se aplica actualmente (82,5%) y por debajo de los depósitos a plazo fijo.

Caída de las ventas

Si bien el gobierno no está muy de acuerdo con armar este tipo de acuerdos porque conspiran contra la libertad de comercio y de precios en favor de las empresas, la continuidad de la iniciativa fue un pedido de la Confederación Argentina de la Empresa (CAME) y de otros sectores comerciales. Por eso desde Comercio accedieron a mantener el programa actual, obviamente con un cambio de nombre para diferenciarse de la anterior administración.

El pedido de CAME está vinculado a la fuerte caída de ventas minoristas y a la menor actividad de las pequeñas y medianas empresas agrupadas en esa entidad. Según sus estadísticas, el mes pasado las ventas bajaron un 13,7% con relación a diciembre de 2022. De la misma manera, la producción manufacturera de las Pymes descendió 26,9% interanual.

Las salvajes remarcaciones de precios ocurridas después del triunfo electoral de Javier Milei y la falta de recomposición en los ingresos de la población (que de por sí venían deteriorados después de los zigzagueos durante el gobierno de Alberto Fernández) provocaron la más que previsible recesión, que se va extendiendo a todas las actividades.

La caída se advierte en otros rubros, por caso el de los artículos de consumo masivo. La consultora Scentia, que sigue de cerca el tema, advirtió que en la primera semana de enero la retracción en las ventas de los supermercados fue de 19% y sus directivos ya avizoran que a lo largo de 2024 la caída total puede ser de 7%.

Los números se replican en el turismo. En Mar del Plata, el Ente Municipal de Turismo y Cultura estimó que en la primera quincena de enero apenas se ocupó el 68,8% de la capacidad hotelera de esa ciudad. Además, los turistas tratan de gastar poco y nada: según el diario La Capital, los vendedores ambulantes reconocen que sus ventas en la playa cayeron alrededor de 60%.

Las postales de ese tipo se replican en todos los ámbitos, lo que despierta la preocupación de comerciantes de todos los sectores.