Tras la reelección obtenida por el presidente estadounidense Donald Trump, Monica Helms —creadora de la bandera trans— y su esposa, Darlene Wagner, observaron con horror cómo el actual gobierno republicano lanzaba una rápida y feroz ofensiva para desmantelar derechos del colectivo LGTBIQ+ y, con especial saña, aquellos correspondientes a las personas transgénero. Después de evaluar la posibilidad de mudarse desde su antigua residencia a algún Estado administrado por demócratas con políticas protectivas e inclusivas, Helms y su compañera decidieron partir a Costa Rica. “No podemos lidiar con todo lo que está pasando en Estados Unidos y nos preocupa nuestra seguridad”, señaló hace un mes desde su refugio centroamericano.

María Belén Correa, una de las fundadoras de la Asociación de Travestis Argentinas, y reconocida activista por los derechos de las personas travestis y transgénero, apela al “caso Helms” para responder a Tiempo Argentino que las declaraciones y políticas implementadas por el ecosistema libertario -estatal y paraoficial- contra esa población responde al “accionar de las derechas globales” para desmontar conquistas de las últimas décadas; desandar los tímidos y erráticos caminos transitados por el progresismo y desoír, cuando no aplastar, las demandas que siguen siendo enarboladas por lxs colectivos y ONGs del sector.

Belén Correa: “Por más retroceso que el poder intente no nos encontrará jamás en el punto cero de nuestra lucha”
Belén Correa durante la presentación de su libro.
Foto: Editorial Archivo Trans y Lisandro Trevi

Con victorias sociales y legislativas como el Matrimonio Igualitario, de la Identidad de Género y del Copo Laboral Travesti Trans en el Estado nacional, Correa entiende que, tras el desembarco de Javier Milei en la Casa Rosada y la imposición de una agenda conservadora, Argentina se convirtió en “modelo para la derecha latinoamericana” acerca de qué y cómo hacer para lograr la deserción estatal de sus responsabilidades en materia de protección y promoción de derechos civiles, sanitarios, educativos y económicos de las poblaciones vulnerabilizadas, entre ellas las travesti y trans.

“Creo que se tornó fundamental tener eso en cuenta y dar seguimiento a cómo los grupos antiderechos apelan a nuestras minoridades para dar sustento a su ofensiva”, advierte Correa en diálogo con este medio. Y, como ejemplo de ello, señala que lxs colectivos y demás organizaciones travesti trans están sufriendo un “acoso extremo” por pretender organizar lo que será –anticipa- un “congreso de niñeces y adolescencias trans”.

Pese al acompañamiento de parte de la sociedad al ideario libertario, pese al agravamiento del cuadro socioeconómico en los territorios históricamente castigados, pese a la violencia del puño o de los “fierros” que blanden o agujerean sus cuerpxs, travestis y trans siguen dando batalla. Para modificar la narrativa social de su pasado, para que el Estado la violencia institucional que ejerció y lo repare, para construir un futuro digno a aquellas que lograron sortear la muerte segura a sus 35, 40 años.

“Desde el Archivo de la Memoria Trans Argentina estamos avanzando en la recolección de los materiales que den prueba fehaciente de lo que nos hicieron, de lo que pasó hasta 2012 (NdR: año durante el cual fue sancionada la Ley de Identidad de Género N° 26.743), cuando el Estado dejó de tener políticas de persecución para tener políticas de inclusión hacia nuestra comunidad”, señala Correa, quien recientemente presentó junto a sus compañerxs Belén, María Belén, nuevo fotolibro de la Editorial Archivo Trans, en colaboración con la editorial Cesura, que repasa e historiza sobre su vida, el forjamiento de su identidad, sus primeros pasos militantes, su consolidación como una de las principales dirigentes por los derechos civiles de Argentina, su exilio en Estados Unidos, su vida en el extranjero.

Consultada por Tiempo, Correa evalúa que es posible que, envalentonado por los votos, la administración Milei y la nueva conformación del Congreso Nacional -con un repunto de bancas reaccionarias- pretenda avanzar contra algunas de las conquistas mencionadas en esta nota. Pero lanza una advertencia, un vaticinio: “Seguimos y seguiremos organizándonos en espacios sociales, en grupos territoriales, en asociaciones. Así que por más retroceso que el poder pueda intentar, no nos encontrará jamás en el punto cero de nuestra lucha. Nuestro punto de partida tiene un recorrido y un avance sólido”.