El rechazo de los eurodiputados al acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur “así como está”, que sucedió este miércoles, no significa un veto al tratado, que aun no fue oficialmente sometido al Parlamento, pero sí muestra por primera vez que la mayoría de los legisladores europeos se resiste a la idea de aprobarlo.

El eje de la impugnación al acuerdo –que cosechó 345 votos contra 295 y 56 abstenciones- fue la preocupación por el cambio climático, un tema que se ha vuelto central en el debate político europeo de los últimos años y que es una bandera levantada en alto por varios partidos. El planteo contra el acuerdo “así como está” fue hecho por un grupo de diputados de izquierda que agregaron una enmienda a un texto previo que expresaba su preocupación por el cumplimiento, por parte de los países del Mercosur, diversos estándares internacionales de protección del empleo y el medio ambiente.

La enmienda, que recibió el respaldo de los verdes, los socialdemócratas, los centristas y hasta de un sector de la centroderecha, agregó que el acuerdo no era viable y mencionaba explícitamente al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, por sus políticas medioambientales. Finalmente, una impugnación de partidos de derecha excluyó la mención a Bolsonaro, pero el rechazo al acuerdo quedó.

En un amplio espectro de la política europea existe una creciente animosidad hacia Bolsonaro, cuya gestión es culpada por la veloz destrucción de la Amazonia y el Pantanal. De allí que en el Parlamento Europeo se hable de pocas posibilidades para avanzar en la discusión del acuerdo antes de 2022, cuando vence el mandato de Bolsonaro.

Las dudas sobre la viabilidad del acuerdo alcanzan en la actualidad a los gobiernos que fueron sus más fervientes impulsores, como Alemania y Holanda. Una versión recogida por el diario paulista Folha de Sao Paulo indicaba que el acuerdo sería cajoneado hasta que llegase un momento más oportuno.

La revisión legal del acuerdo aún no se ha completado, según la UE, y el tratado aún no se ha traducido a las 23 lenguas oficiales del bloque antes de que sea sometido a votación en el Consejo Europeo, que reúne a los líderes de las 27 naciones de la UE, además del Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales y regionales. En el proceso programado hoy, si se rechaza alguna de estas instancias, el acuerdo vuelve al punto de partida.

El rechazo al acuerdo fue minimizado por el gobierno brasileño, que fue uno de sus promotores. El vicepresidente Hamilton Mourao aseguró que la decisión del Europarlamento es reversible por la vía diplomática. Para Mourao, quien es el responsable de comandar el Consejo de la Amazonia, la causa del comportamiento europeo es que hay “muchos intereses en juego”. El vicepresidente adjudicó la presión contraria al acuerdo comercial al lobby agrario europeo y a las elecciones en diversos países europeos en donde diversos partidos políticos adoptan una posición ecologista en función solamente de maniobras electorales.

Mourao adelantó que cursarán invitaciones a embajadores de países europeos afincados en Brasil para visitar la Amazonia en noviembre, una acción que supone definitiva para torcer la opinión negativa de los gobiernos del Viejo Continente.