En vías de agotar su imaginación destructiva, y aunque ya empezó a sentir el contraataque riguroso de Irán, el gobierno de Israel puso en marcha la guerra de la sed, una nueva fase del genocidio palestino ejecutada mediante la falta de agua y la contaminación. En los últimos días fue arrasada la infraestructura que servía para la potabilización y distribución del agua salobre y el tratamiento de los deshechos cloacales.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el consumo debe situarse en un mínimo diario de 100 litros –en Argentina se habla de entre 600 y 700–, en la Franja, hoy, la disponibilidad oscila entre los tres y los ocho litros, en descenso, para todos los usos. Más del 95% de las plantas y redes de distribución no resistió los ataques israelíes.

“No es una escasez provocada por catástrofes naturales o derivadas del cambio climático, sino de una estrategia para secar la vida. En Gaza ya no matan sólo los proyectiles, existe un arma más silenciosa y atroz: la sed. El agua se volvió un instrumento de exterminio colectivo a sangre fría”, denunció la palestina Autoridad del Agua y la Calidad Ambiental. La entidad agregó que “el agua se transformó en arma de punición que afecta la vida desde su raíz”, y carga las tintas contra las políticas de Donald Trump en Medio Oriente. Además de señalar cómo desde el Pentágono se envían las mejores armas y desde la Casa Blanca el dinero que financia el funcionamiento del Estado de Israel, denunció que “ahora, en casa, Trump está aplicando a los migrantes esas mismas odiosas prácticas”.

Según la Autoridad del Agua sólo quedan restos de lo que fueron las potabilizadoras. “Las plantas fueron dinamitadas y la red transportadora fue deliberadamente destruida. Las aguas servidas corren por las calle y entre las casas. La población, afectada por el hambre, se ve forzada a beber agua salobre o contaminada”, dijo la Autoridad.

La OMS alertó que con tal colapso sanitario se desarrollan patologías de la piel y el aparato digestivo. Un voluntario europeo que logró eludir la represión israelí redondeó el cuadro. “Gaza es el epicentro de una catástrofe ambiental y sanitaria. El agua está contaminada, el alcantarillado colapsó, la basura llena los callejones y el hedor impregna hasta la vida cotidiana. Gaza es una bomba epidemiológica pronta a estallar en una ciudad asediada por una muerte lenta y silenciosa”.

Los palestinos están hartos de las condolidas declaraciones de la diplomacia mundial, que no ha sido capaz de diseñar, sin embargo, una acción política que permita detener el genocidio. Por el contrario, se limitan a decir, y nada más, que esto es una flagrante violación del derecho internacional humanitario. Mientras, más de dos millones de personas tienen acceso a cinco litros/día promedio de agua, lo que significa que cada hora de retraso de una solución los acerca a la muerte. Israel vende una parte mínima de agua a los palestinos de la Franja. Para su consumo, transporta agua del norte al sur de su territorio, y a los palestinos no les permite transportarla de Cisjordania a Gaza. Esta es la primera razón por la cual el acuífero cisjordano está sobreexplotado, lo que provoca la intrusión de agua de mar.

Mientras, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, sentenciaba a muerte al líder religioso supremo de Irán, Alí Jamenei (“No se puede admitir que ese ayatollah siga viviendo”), y  sin ruborizarse Netanyahu decía que “con esta guerra contra Irán yo y mi familia estamos pagando un precio muy alto”, todo porque su hijo Benny Avner “tuvo que suspender su boda ante la amenaza iraní”.

En este contexto, Trump volvió a decir presente. El jueves llegó a Tel Aviv un carguero norteamericano con contenedores con municiones. La asistencia se produjo cuando distintas fuentes aseguran que las defensas antimisiles comienzan a verse superadas por la intensidad de los ataques iraníes. The Washington Post citó fuentes del Pentágono para asegurar que la defensa israelí no podría sostener la andanada durante más de diez o 12 días. 

Ahora que con Trump quedó reducido el descontrolado financiamiento de Estados Unidos a la aventura ucraniana, Israel verá reforzada la asistencia militar y económica que ha tenido a lo largo de toda su historia. Aunque la Casa Blanca tiene los ojos puestos en el plano interno, Trump no puede cometer el error de marginar a Israel, su fiel representante en la siempre crítica región del oriente medio. Además, la persecución de los migrantes latinos o las universidades que defienden su identidad académica no le resulta tan costosa como una guerra. Y le da satisfacciones. Después de mantener durante varias semanas la negativa a darles visa a los estudiantes extranjeros que llenan las aulas de Harvard y otras casas de estudio, levantó la restricción. Eso sí, si los estudiantes se humillan, dando todas sus señas para que la CIA tenga acceso libre a sus redes sociales.

Obsecuencia absoluta a domicilio

En medio del más brutal genocidio diseñado por Israel con el fin de exterminar al pueblo palestino, Javier Milei, su hermana y el canciller viajaron a Medio Oriente para dejar más explícito, como si fuera necesario, que el presidente está metido hasta los tuétanos, como sea y para lo que sea, en su apoyo al gobierno de Benjamín Netanyahu. Esta vez viajó para recibir un diploma de algo y para firmar a domicilio un acuerdo que incluye todos los tópicos, hasta los militares. Por ahora, desde la retaguardia, pero según dijeron en la Casa Rosada sin descartar absolutamente nada, tanto que lo pactado en Tel Aviv, antes de volver a lloriquear al Muro de los Lamentos de Jerusalem, comprende un amplio y generoso goce de beneficios sociales para los viejos israelíes que quieran jubilarse en Argentina.
La decisión de Milei, que fue sacado de Israel antes de que llegaran los misiles de Irán, se conoció días después de haber votado en la ONU contra el cese al fuego en Gaza y anunciar la integración a unas fuerzas combinadas comandadas por Estados Unidos y Gran Bretaña y orientadas a enfrentar a Irán. O sea, involucrarse en la guerra. Pese a la realidad vivida con los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA, el vocero presidencial dijo que este compromiso “no implica un riesgo adicional, al menos no es lo que evaluamos”. A la vuelta de la Casa Rosada, en el Ministerio de Defensa, se actúa con criterio preventivo y evalúan desplegar efectivos en el Golfo Pérsico, en la base norteamericana de Bahrein, y enviar aviones Pampa y navíos artillados para hacer patrullaje en un escenario bélico extendido .
En la retaguardia también hay acciones pacíficas. En su visita a Netanyahu, Milei activó un convenio bilateral que habilita a los ciudadanos de Israel a acceder a beneficios sociales, incluyendo jubilaciones, pensiones, seguro de salud y asignaciones por invalidez y maternidad. Bastará que “exporten” hacia la ANSES los años de trabajo registrados en su país. El acuerdo fue firmado cuando a nivel interno se minimizan programas de protección a mujeres en situación de violencia, apoyo a madres y trabajadoras domésticas y otros esfuerzos orientados a promover el desarrollo social, educativo y profesional. Y cuando se habilitó el cobro de aranceles hospitalarios a los no nacionales y a partir del 1 de julio se exigirá a los uruguayos que quieran ingresar al país que presenten un seguro de salud.