Como en la fábula de la zorra y las uvas, el ministro de Economía, Luis Caputo, salió este martes a descartar algo que estaba fuera de su alcance: la emisión de deuda en Wall Street para hacerse de los fondos necesarios para pagar el gran vencimiento de deuda del próximo 9 de enero.
El funcionario aprovechó una pregunta un tanto extraña de un usuario de la red social X, quien quería saber si para el pago del vencimiento de enero habría una emisión de deuda en Nueva York. A esa pregunta Caputo respondió: “Trataremos que no la haya. El objetivo es ir eliminando la dependencia que el país tiene con Wall Street”.
Trataremos que no la haya. El objetivo es ir eliminando la dependencia que el país tiene con Wall Street. Lo vamos a poder lograr? Nosotros creemos que sí.
— totocaputo (@LuisCaputoAR) December 23, 2025
Abrazo y Feliz Navidad 🎄🇦🇷 https://t.co/QTFhV8i7rn
La pregunta y la respuesta carecen de sustento. Los analistas financieros ya descartaron esa posibilidad, más aun después del fracasado lanzamiento de un título en dólares emitido para el mercado local y por el cual el Ministerio de Economía terminó pagando una tasa por encima del 10% anual para hacerse de un poco menos de U$S 1000 millones.
Cuando Caputo anunció la salida de este bono, aseguró que tendría una tasa del 6,5%. El hecho de que terminara siendo un 50% superior marca la distancia que existe entre el relato del ministro y la realidad, que termina imponiéndose en la forma de riesgo país más allá de lo que diga el presidente Javier Milei.
La penalización que pesa sobre los bonos argentinos, que deben pagar una sobretasa por el riesgo Milei-Caputo que los envuelve, también pone en cuestión la alternativa del repo, que es un tipo de préstamo de corto plazo atado a una garantía, en este caso los mismos bonos que están apuntados por el riesgo país.
Si el repo no funciona por la tasa de interés que debería pagarse, quedan solo los swaps vigentes con China y Estados Unidos. Pero ambas posibilidades cargan con un problema central: el político. China estaría dispuesta a habilitar un nuevo tramo del swap, pero el costo para la administración de Milei sería muy alto, especialmente ante Washington.
Pero, al mismo tiempo, la administración de Donald Trump ha enfriado de manera contundente su relación con los libertarios. Scott Bessent, su ministro de Economía, no solo avisó que no habría más rescates, sino que ahora el acuerdo comercial bilateral que se hilvanó al calor del rescate de septiembre y octubre se encuentra frizado.

En los mercados hay una inquietud larvada pero creciente. Muy pocos se animan a afirmar que el gobierno está en problemas y de seguir así se encamina a un default. Más bien, se repite un mantra que dice que este gobierno de expertos financieros no puede fallar en un pago de unos pocos miles de millones de dólares.
Los inversores hacen esta cuenta: de los U$S 4200 millones que vencen el 9 de enero, unos U$S 400 millones están en manos de organismos públicos, lo que permitirá renovarles las deudas sin problemas. Los otros U$S 3800 millones están en manos de privados, los que querrán recibir los dólares antes de definir si siguen invertidos en papeles argentinos o cambian de horizontes.
En tanto, el Tesoro tenía U$S 1836 millones en su cuenta en el Banco Central el jueves pasado (último dato publicado). De acá al viernes 9 de enero puede acrecentar ese fondo o reducirlo. Si es por los movimientos de la última semana, lo más probable es que venda más de lo que compre. De mantenerse más o menos igual, al ministro Caputo aún le faltan conseguir U$S 2000 millones.
La consultora 1816 señaló: “De cara a los pagos de enero, el escenario ideal sería que el gobierno pueda comprar todavía más reservas en el MLC y, quedando un monto residual, que logre hacer una emisión no garantizada de Globales en el exterior a principios de año. Si no se llega a ese escenario, seguramente se cierre un repo”.
Caputo en el país de las maravillas
En sus posteos en la red social X, el ministro Caputo fue más allá en su narración. Fiel al estilo de este gobierno, que presenta un tema para ocultar otro, aseguró que buscará pagar a los acreedores de Wall Street más del dinero que les pedirá prestado. Con el paso del tiempo, la deuda con los acreedores de Nueva York se reducirá.
La explicación del ministro es que ello sería la consecuencia de la búsqueda de crear un mercado interno de capitales. “Es muy difícil que un país pueda crecer sostenidamente en el tiempo sin un mercado de capitales interno más desarrollado. Este es un punto central de mediano y largo plazo. Y este gobierno, más allá de tener que lidiar con la coyuntura de corto plazo, está tratando de sentar las bases para que este período de crecimiento sea de largo plazo”, dijo.
Como con la reforma laboral, que apunta a sacar derechos actuales a los trabajadores en nombre de un futuro promisorio, Caputo propone pagarle ahora a los acreedores internacionales con el propósito de crear un mercado de capitales local.
Pero al igual que con la reforma laboral, se trata de un sinsentido. Se puede crear un mercado local de capitales sin destinar más pagos a los acreedores de la deuda externa. Alcanza con refinanciar los vencimientos, es decir, manteniendo la deuda sin cambios porque en términos relativos iría perdiendo peso respecto de una deuda local en crecimiento.
En realidad, Caputo hace esta declaración para crear expectativas de solvencia y fortaleza financiera de forma tal que los bonos en poder de esos acreedores mantengan sus valores actuales en momentos en que crece la incertidumbre por el pago del vencimiento del próximo 9 de enero.
El mercado local de capitales nunca crecerá mientras la fuga y la economía no registrada se mantengan en los niveles actuales. Para este gobierno, quienes llevan a cabo esas acciones son héroes. Y, se sabe, los héroes no retroceden.