El ministro de Economía, Luis Caputo, reveló que ya está negociando un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El objetivo será conseguir divisas para fortalecer las reservas del Banco Central y posibilitar el levantamiento del cepo cambiario.

De todas maneras, Caputo aseguró que la firma del nuevo convenio no será inmediato. “Estamos arrancando ese proceso y estamos viendo cuánto tiempo lleva. No queremos que nos gane la ansiedad”, dijo el ministro en un conversatorio ofrecido en la Bolsa de Comercio, con motivo de celebrarse los 47 años de la creación de la Fundación Mediterránea.

“Recién estamos hablando de un nuevo programa con el Fondo Monetario, donde estamos explicando nuestro programa monetario y cambiario. Tenemos la ventaja de que hemos ganado mucha credibilidad”, dijo “Toto” en referencia al sobrecumplimiento de las metas previstas para este primer trimestre de 2024.

“Pero eso a la vez es una desventaja, porque estamos yendo a un nuevo programa con todas las variables recuperándose más rápido de lo que cualquiera hubiera imaginado, incluso el Fondo. Me imagino que si ellos ven a Bausili (Santiago, el presidente del Banco Central) comprar 100 o 150 millones de dólares por día para mejorar las reservas, dirán que aguantemos un poco más, entonces no tienen mucho incentivo en acelerar el programa”, comentó el ministro.

“Uno cree que las condiciones están dadas para que el Banco Central se pueda recapitalizar pronto. Pero no tenemos que cometer errores; un error de corto plazo nos puede perjudicar a largo plazo”, reflexionó.

Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, las autoridades económicas y hasta el propio Presidente se reunieron en varias oportunidades con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, y con su adjunta Gita Gopinath. Esta última incluso vino a Buenos Aires, como también lo hizo el director del Departamento para el Hemisferio Occidental del organismo, el chileno Rodrigo Valdés.

El objetivo del gobierno argentino era que el Fondo aportara un colchón de dólares extra para permitir el levantamiento del cepo cambiario. Se estima que la quita de todas esas restricciones liberaría una fuerte demanda reprimida de divisas que hoy por hoy el Banco Central no puede afrontar. Milei estimó un número: se necesitarían U$S 15.000 millones.

Sin embargo, los contactos con el FMI no lograron ablandar su rigidez. Tampoco hubo resultados concretos de los sondeos de Caputo con otros bancos y fondos de inversión extranjeros: ninguno se anima a aportar dólares si primero no lo hace el Fondo.

En la actualidad, Argentina mantiene con el FMI un programa de facilidades extendidas que tiene vigencia hasta fines de 2024 y que establece metas trimestrales para el resultado fiscal y la acumulación de reservas. Además establece el cese de la emisión monetaria para ayudar al Tesoro.

Ese programa es la secuela del stand by firmado en 2018 para asistir financieramente al gobierno de Mauricio Macri. Como a su salida del poder Argentina no tenía manera de devolver los U$S 44.000 millones desembolsados, durante la gestión de Alberto Fernández se convino un nuevo acuerdo por el que el FMI gira esa cantidad para que el país la devuelva y se mantenga al día. Las nuevas cuotas comienzan a vencer en 2026. Esta semana el gobierno debe abonar unos U$S 2.700 millones, entre la amortización del stand by e intereses.

En paralelo, una misión de la entidad arribó a Buenos Aires para auditar las cuentas públicas y verificar si las metas trimestrales fueron cumplidas. A la luz de los números difundidos por el Palacio de Hacienda, que revelan superávit primario y financiero entre enero y marzo, y la compra de U$S 14.000 millones en el mercado oficial por parte del BCRA, se estima que la auditoría es un mero trámite y por eso desde Washington mandaron funcionarios de la línea técnica, sin capacidad de decisión política.