A lo largo de la historia, el origen del universo ha sido explicado de muchas formas. Están las versiones mitológicas, que varían de acuerdo a la cultura y las tradiciones de cada pueblo, y también las teorías científicas, que intentan encontrarle al asunto una explicación racional. Entre estas últimas, la más aceptada es la de la gran explosión, el Big Bang, según la cuál la materia y el tiempo habrían nacido de un estallido primordial cuyas esquirlas y fragmentos son ahora las galaxias, estrellas, planetas y demás cuerpos celestes.
Dicen que esa explosión todavía se encuentra en su fase expansiva y por eso el universo sigue creciendo en el espacio. Ese movimiento es, además, circular y centrífugo, con lo cuál cada pedazo se va alejando del centro, formando un espiral. Cuando la expansión llegue a su fin, lejos de quedarse quietos todos los elementos del universo volverán a caer hacia el centro, como ocurre con un manojo de piedritas cuando se las arroja hacia el cielo.
Ese mismo patrón es el que siguen los ensayos que el escritor colombiano Juan Cárdenas incluyó en su libro La ligereza. Publicado por la editorial Sigilo dentro de su colección Claros del Bosque, el volumen agrupa cuatro ensayos en los que el autor plantea distintos temas a los que inmediatamente hace explotar, provocando que sus textos emprendan una deriva que parece avanzar en todas las direcciones al mismo tiempo. Es lo que ocurre con el ensayo titulado “Dos jergas de la autenticidad”, en el que dicho mecanismo puede identificarse con facilidad.
Los universos de Juan Cárdenas
Cárdenas comienza citando un texto de 1973, en el que el cineasta y escritor italiano Pier Paolo Pasolini se refiere a Gabriel García Márquez y a la novela Cien años de soledad de forma elegantemente desdeñosa.
Luego de algunas páginas de análisis, en las que el colombiano se pone del lado de su compatriota el Premio Nobel, el texto se dispara y el autor comienza a girar, alejándose de la cuestión. Citará a Édouard Glissant, poeta francés nacido en las Antillas, contemporáneo de Gabo y Pasolini; sumará un nuevo diálogo entre la Moda y la Muerte, continuación del que hace dos siglos imaginó otro poeta, el italiano Giacomo Leopardi; recurrirá a ideas surgidas de corrientes de pensamiento americanistas, que proponen una mirada del mundo actual a partir de conceptos ancestrales, tomados de la tradición y las culturas originarias del continente.

El texto propone una clara fuga desde el centro, pero no de forma caótica. Hay un patrón claro en el recorrido que trazan las esquirlas de su texto, que al principio dan la impresión de alejarse cada vez más del núcleo. Para desmantelar esa crítica al “barroco latinoamericano” hecha desde Europa, Cárdenas recurre primero a la mirada de un poeta nacido bajo la égida del colonialismo. Luego se apropia de la obra de un autor clave del romanticismo europeo, aprovechando su forma pero revolucionando el contenido. Después, el movimiento en espiral de su pequeño Big Bang lo trae de nuevo hasta la cosmogonía ancestral americana, completando el círculo.
Por último, Cárdenas consigue que su acto de mágia alcance el clímax, haciendo que aquello que aparentaba desplazarse sin rumbo se revele como sistema, que su universo en expansión colapse sobre sí mismo y que todo se desplome de nuevo hacia el centro, cerrando de forma definitiva aquel asunto entre Gabo y Pasolini que parecía condenado a dilatarse indefinidamente.
Esa capacidad para que lo denso se vuelva fluido, para que asuntos complejos se resuelvan de forma en apariencia sencilla y que lo sólido se desvanezca en el aire es lo que Cárdenas define como ligereza. “Si no flota, no es arte”, afirma el colombiano, “El arte mediocre finge flotar o, incluso peor, hace todo lo posible por no elevarse, por verse grave y adoptar las muecas exteriores de aquello que ha sido identificado como gran arte”, agrega y no se detiene. “Por desgracia vivimos en un mundo que confunde ligereza con frivolidad. Y no hay nada más pesado, nada más insoportablemente pesado que la frivolidad”.
Esas ideas definen a la perfección los cuatro ensayos reunidos en La ligereza, en los que Cárdenas consigue el paradójico mérito de flotar y al mismo tiempo ser profundo.
En el FILBA
El escritor y ensayista colombiano Juan Cárdenas pasó por Argentina hace apenas unas semanas, donde fue uno de los invitados del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA), que se desarrolló del 25 al 28 de septiembre. En el marco de dicho encuentro, el autor dictó el taller de narrativa La frontera imposible: El cruce entre arte y literatura, en el que invitó a los participantes a pensar nuevas formas de cruce y diálogo crítico.